Café Vinilo recibió a Yacaré Manso el último viernes y la noche tuvo al río como poética. Un show completo con invitados, músicos y músicas, canciones del repertorio más conocido por el público que acompañó con largos aplausos, cantando, haciendo chistes y conversando con el correntino que, desde el escenario, supo mantener el tono de peña y encuentro.
Todo sucedía en la Ciudad de Buenos Aires, pero parecía el fondo de una casa de provincias, con huerta y mate, con la familiaridad que sólo la música consigue cuando se arma la guitarreada. Yacaré abrió la noche solo en el escenario con el tema “Todo El Tempo”, de su disco “Acoplando Cielo” (2017). Siguió a capela con una vidala del mismo disco en la que canta “no me dejes, no te alejes, no te quiero perder”. La voz en el aire y el silencio absoluto en la sala. Sin duda, un gran momento que dejó el listón muy alto apenas en la segunda canción. La noche apenas comenzaba y el aplauso y la bienvenida era más que calurosa.
Siguió con “Cada Pedazo De Mí”, del EP “Tornasol” (2016) y “Besos A Crochet”, un tema que parece un collage en movimiento, un sinfín de figuras abriéndose paso en la ciudad. Incluso es fácil imaginar un travelling de cine con Yacaré y su guitarra recorriendo las calles. Tiene ese don, no sólo canta, cuenta una historia.
Para “Clorofila”, canción que grabó con Raúl Porchetto como invitado en “Acoplando…”, invitó a subir al escenario a Cata Raybaud, compositora y cantante que viene haciendo una interesante carrera en la escena independiente, con tres discos editados y una intensa agenda de conciertos que, en 2018, la llevó de gira nacional e internacional. Yacaré no dudó, “búsquenla y escúchenla”, recomendó.
“Alba Tan Nocturna”, dedicada a su abuela, fue otro de los momentos de emoción de la noche. Acompañado en la segunda voz por Natalia Paganini, compañera de banda y de vida. En cada show, el ensamble entre las dos voces gana en transparencia y sofisticación, el aporte de Natalia en el escenario es de una delicadeza destacable que hace que la melodía se luzca en diferentes planos de color.
Yacaré sumó más amigos músico. Invitó al pianista Darío Jalfin y al compositor chaqueño Sebastián Ibarra, que presentó como “un renovador del chamamé.” Sonaron “Esteros”, “Nido De Hornero” y dos temas de Ibarra que fueron celebrados y aplaudidos. Interesante apuesta la del anfitrión por presentar música y proyectos de la escena independiente que combina búsquedas de identidad a partir de raíces compartidas. Habla de su generosidad y su militancia si descanso por la autonomía en el arte.
A esta altura no sorprende que invitara a Mauro Heinz, de Alvear, Corrientes. En su rol de productor, Yacaré lo presentó como un nuevo talento, hizo un paso al costado en el escenario y dejó que el joven músico presentara un adelanto de su próximo disco. “El río modela la vida y siempre estamos volviendo”, dijo Heinz apenas se acercó al micrófono y con cierto tono melancólico en la voz empezó a cantar lo que, por momentos, parecía la banda sonora de una película de Almodóvar.
Siguieron algunas chacareas, o yacareras, y todavía faltaban subir al escenario el cantautor Perro Segovia, con su voz brillante y delicada, y el virtuoso Leandro Jacha Brignone, que sin duda, la rompió en la flauta y quena. “El hijo de los vientos”, lo presentó Yaca. Hicieron “De Irme Lejos”, “Yacaréra Loca”, “Abre La Tierra”, dedicada esta vez a su abuelo, “La Corriente”, donde el público participó activamente en los coros y palmas.
La noche cerró con algunas chacareras más y pasada la hora y media larga de concierto Yacaré Manso se despidió con tres bises, él solo en el escenario con su guitarra. Igual que al comienzo de la cita, con la emoción del encuentro y la gratitud por gesto. Invitó a seguirlo en redes, siempre organiza la excusa para armar una peña, en un escenario, en la intimidad de su casa, en el lanzamiento de su DVD del “Concierto Circular” en 2018, donde sea y se presente una guitarra, será un buen momento para cantarle al río y fundir un abrazo en homenaje.
Fotos de Paula Rúiz
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