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El ‘Eterno Peregrino’ en la tierra del fernet

El último Sábado, Córdoba recibió a Skay y Los Fakires ante un Krakovia lleno de fanáticos con mucha sed de rock and roll, que cantaron bien fuerte los éxitos de su discografía y algún que otro clásico Redondo.

Si bien la fecha tuvo que ser reprogramada (se postergó un día) y hubo una demora por problemas técnicos para iniciar la gran noche, la euforia y ansiedad de los fanáticos y viejos ricoteros se hacía sentir. Cerca de las 23:00 hs se abrieron las puertas del lugar y la gran marea de gente comenzó a ingresar de manera ordenada y sin problemas, pero con las emociones a flor de piel.

Como invitado a calentar las tablas estuvo Mistó Milyeko, que deleitó a todos con su música instrumental y dejó todo listo para que “El Flaco” hiciera vibrar los corazones de cada alma que estaba ahí. Innegable es que Skay no estuvo sólo, junto a él coparon el escenario Los Fakires, que navegan junto a él los abismos y las tempestades: Claudio Quartero, Oscar Reyna, Javier Lecumberry, y el Topo Espíndola; cuatro músicos con una calidad excepcional que se lucen junto al corazón de Patricio Rey.

Flor Zufiaurre.
Flor Zufiaurre.

Las luces se apagaron y Los Fakires salieron a escena. Junto a ellos, con su guitarra colgando, salió Eduardo Beilinson y dieron así rienda suelta al delirio del rock entonando las estrofas de “Luna en Fez” y casi sin respiro, continaron con “Hopi” y “Arcano XIV”. Así una detrás de otra, extendiendo en el público el disfrute liberado por el inicio del show. Continuaron con “Cicatrices” y “Sombra Golondrina”.

Sin darle calma a la euforia que producía ver semejante emblema del rock nacional arriba del escenario, continuaron con “Arriba el telón” y “Ya lo sabés” que fueron guiando el camino para lo que Skay tenía como primer obsequio: “Ji ji ji”, que fue un detonador para todas esas almas que estaban ahí conmovidas por esos acordes y esa guitarra en llamas.

Después de eso, abandonaron el escenario unos minutos, lo que sirvió como bocanada de aire y para bajar un poco los decibeles, reencontrarse con amigos y abrazarse. Fue así que tras el paso de unos minutos, el público empezó a invocar nuevamente al héroe de la noche con el famoso cántico “Es la guitarra del rock and roll, es la del Flaco la puta que lo parió”. Fue ahí, cuando Skay reaparece en el escenario solo con su SG para entonar en forma acústica “El infierno está encantador” y “Boggart Blues”, unas versiones exquisitas y sin desperdicio.

Flor Zufiaurre.
Flor Zufiaurre.

La noche era completa y recién alcanzaba la mitad de su extensión. Los Fakires volvieron a copar el escenario y continuaron con “Aves Migratorias”, “Territorio Caníbal” y “Flores Secas”.

Un show que comenzó bien arriba, tenía que continuar así: “Falenas en celo” le dió continuidad al pogo, que para esta altura ya era incontrolable. “El pibe de los astilleros”, otro himno, fue un mimo más para quienes aguardaron tanto luego de la postergación de la fecha. Nuevamente, un tema tras otro, sin respiro comenzó a sonar “El Redentor Secreto”, y para bajar un poco la adrenalina aunque no así las emociones, continuaron con “Astrolabio” y “Lejos de Casa”.

Tras unos minutos de oscuridad, el escenario se volvió a iluminar y el exorcismo volvió a apoderarse de los cuerpos del público que se deleitaba con “Equilibrista” y con una emotiva versión de “Oda a la sin nombre”, se despidió de su público con eternos agradecimientos. Las luces se volvieron a apagar, pero el show no terminó ahí, Skay nos tendría una perlita más para abrazarnos fuerte antes de despedirse de Córdoba: “El Sueño del Jinete”. Ahora sí, mientras el público no paraba de ovacionarlos, Skay y Los Fakires, sin poder creer lo que estaban viviendo, saludaban abrazados como suelen hacerlo tras cada presentación.

Flor Zufiaurre.
Flor Zufiaurre.

Pocas presencias y esencias conmueven tanto sobre un escenario como la de Eduardo “Skay” Beilinson, y probablemente se deba a que se trata de un tipo sencillo, un tipo real; un tipo que es dueño de un sonido tan particular, tan suyo como de Patricio Rey; un sonido que deslumbró de delirio a miles de almas durante las casi tres décadas que duró aquella historia de rock.

Una noche colmada de agradecimientos y emociones. Un show con un sonido y puesta en escena excepcionales; una calidad musical del más allá y un público encantador que no paró de arengar en ningún momento y que bancó la parada en todo momento. Así se vivió el show de Skay y Los Fakires en Córdoba, copado de emociones a flor de piel. Ahora sí, a bajarse de este viaje y “A navegar tempestades” para volver a nuestra rutina.

Fotos por Flor Zufiaurre Fotografía

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