Los finlandeses de Nightwish vienen seguido a nuestro país desde hace años, porque mantienen una relación muy estrecha con los argentinos, que coparon el Micreoestadio Malvinas Argentinas y lo hicieron vibrar al ritmo galopante del metal sinfónico y las emocionantes melodías vocales de Floor Jansen, su cantante.
La noche comenzó con la salida a escena de Delain, banda holandesa que guarda varias similitudes con Nighwish: Género similar, creada por el tecladista (Martijn Westerholt, ex Within Temptation) y con una mujer super carismática y con gran voz al frente de la audiencia.
A pesar de las semejanzas, Nightwish no tuvo problemas en invitar a sus colegas para que pasen por Sudamérica por segunda vez. El grupo, que presentó “Moonbathers”, su más reciente producción, fue recibido con mucho afecto y su vocalista, Charlotte Wessels, se fue emocionada por el “aguante” que le brindó la gente, cantando sus temas, coreando sus nombres y saltando todo el tiempo.
“Hands of god”, “Suckerpunch”, “The glory and the scum” “The hurricane” y “Fire with fire”, fueron los temas que tocaron de “Moonbathers”, que se mecharon con algunos clásicos como “Sing to me”, que contó con Marco Hietala, bajista de Nightwish, en voz. Para el final, Charlotte se puso la camiseta argentina a modo de agradecimiento, y cerraron con “Don’t let go” y “We are the others”, ovacionados por viejos y nuevos fans, conseguidos esa noche.
Luego de un rato de espera, en el que el público divisó las cámaras instaladas, incluida una grúa, lo que significaba que el grupo iba a grabar el show, la gente comenzó a agitar esperando una velada mágica.
Se apagaron las luces y comenzó la cuenta regresiva. Nightwish llegaba para presentar “Decades”, un compilado que repasa toda su historia musical, algo que quedó en claro desde su introducción.
Una voz de fábula antigua relató algo de lo que vendría a continuación, y haciendo referencia a la temática de la banda y el repaso por su historia, se le pidió a la gente que guarde sus celulares y viaje al pasado para disfrutar mejor del show, sin tanto filtro ni pantalla mediante.
Troy Donockley comenzó a tocar sus clásicas pipas para la parte instrumental de “Swanheart”, canción del segundo disco del sexteto, “Moonchild”. Con puntualidad nórdica, salió todo el grupo y a las 21 estaban tocando los primeros acordes de “End of All Hope”.
Ya con el primer tema lograron cargar de energía al público, y sin dejarlos descansar, arrasaron con “Wish I Had an angel”, uno de los temas más representativos del grupo. A pesar de mantener una base en negras, que se percibe como algo electrónico dentro del metal clásico, Nightwish logró transformar en clásico el tema (vale recordar que la canción fue creada para el juego “Resident Evil 2”, en 2002) con un recurso novedoso.
Luego pasarían “10th Man Down”, del clásico álbum “Wishmaster” tocarían “Come Cover Me” y “Dead Boy’s Poem” y “The Kinslayer”, uno de los favoritos de la audiencia. De la vieja escuela, con “Gethsemane” de “Oceanborn”, los fineses pasaban a los temas más nuevos como “Élan”, que ya posee variaciones en la interpretación que se diferencian de su versión de estudio.
Es que a pesar de pertenecer a un estilo tradicional de la música pesada, Nightwish siempre logra correr la vara un poco más, ya sea con arreglos pequeños o grandes saltos cualitativos y conceptuales de álbum a álbum.
También hay que destacar la presencia de la vocalista Floor Jansen, que se luce en canciones como “Sacrament of Wilderness”, “The Carpenter” y “Nemo”, originalmente cantadas por Tarja Turunen.
Si bien la cantante lírica dejó el grupo hace mucho tiempo para comenzar su carrera solista, su recuerdo es un fantasma que sobrevuela todo el tiempo al nombrar a Nightwish.
Sin embargo, esa nostalgia se quita de una vez al estar en un show actual de la banda, porque Floor encontró su lugar, y su voz, a veces más alejada de lirismo parsimonial y otras veces demostrando su caudal arrasador dentro de los cánones técnicos de la música docta.
Quizás la capacidad de fluctuación entre ambos estilos, uno más elevado y otro más pop sin perder nunca la intensidad y el tono de cada interpretación, sea su mayor contribución al presente de la creación de Tuomas Holopainen.
Llegando al final de la noche, la banda continuó yendo y viniendo del pasado al presente, piboteando entre “Amaranth” de “Dark passion play” (2007) pasando por “Slaying the dreamer”, de “Century Child” (2002), hasta “Devil and The Deep Dark Ocean” de nuevo en “Oceanborn” (1998).
A pesar de haber recorrido por más de una hora y media todos los climas imaginables en un show de metal con recursos operísticos y una densidad musical que pocas veces alguien puede tener el lujo de presenciar, faltaba lo más importante.
En 2015, Nightwish editó “Endless Forms Most Beautiful”, su último álbum de estudio hasta el momento. El último track de esa producción es “The Greatest Show On Earth”, una obra de 24 minutos que resume la vida en el planeta tierra desde sus inicios hasta el presente.
Conceptualmente, esta especie de sinfonía de metal se divide en cinco partes, algunas instrumentales y ambientales y otras con estilo de canción más tradicional. El grupo, que venía haciendo solo partes de esta composición, o dividía en dos partes la obra, en Argentina se jugó y tocó la obra en sus 24 minutos, que, lejos de aburrir como la lógica admitiría, fue para todos los presentes una fiesta.
Nightwish le regaló a su público un momento único y no solo a modo sonoro, sino que acompañando la música en la pantalla que cubría todo el fondo del escenario se vieron imágenes relacionadas a esta historia, que convirtieron la lluviosa noche en una jornada mágica.
Cuando todo parecía terminar, la banda volvió a escena para la canción que faltaba, que no podían dejar de tocar. “Ghost Love Score”, de “Once”. Este tema, uno de los más pedidos en todos sus shows, tiene un gran video en vivo (filmado en Waken 2013) con el que generó aún más repercusión y generó también una nueva ola de seguidores entre los metaleros más jóvenes.
Por estos motivos, ese fue el cierre perfecto de una noche a la altura de la ópera a pura intensidad. Ojalá ese registro que tomaron en el Malvinas pueda verse pronto y sea un fiel reflejo del gran show de la banda.
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