En Vivo

Mustafunk: profeta en su tierra

La banda volvió al Auditorio Oeste para seguir presentando "Laboro Chamanik". Funk, ritmo y baile tiñeron la noche del viernes.

Mustafunk
Mustafunk

El frío otoñal cala los huesos en la noche de viernes. No falta quien lo combate con una cerveza en mano mientras espera ansioso que Mustafunk salga al  escenario. Es que el quinteto de Paso del Rey volvió a los pagos para impregnar de adrenalina a un Auditorio Oeste colmado.

Pasadas las 22, toda la banda se sube al escenario. “Holis, ¿cómo va?” saluda Agustín Marinelli, guitarra y voz, y los gritos estallan. Sin preámbulo, suena el riff pesado de “Turviolencia” para dar inicio a un pogo multitudinario.

El funk no se hizo esperar y mantuvo al público eufórico. “Monos”, “Calefón” y “Haarp” dieron cuenta de esto. Con un sonido contundente contagiaba las ganas de bailar. Todo esa energía pasaba por el cuerpo de Martín Pedernera – voz del conjunto – quien no paró de moverse durante las dos horas y media que duró el show.

Además del plantel original que formó con Serafín Rodríguez (guitarra), Camila Mainelli (batería) y Agustín Pettinato (bajo). Como ya es habitual, la banda presentó a varios artistas invitados para que los acompañen en la noche: Gabriel Fontana se hizo cargo de los teclados con una gran lucidez, Diego Nuñez en  la percusión y Carlos “Condor” Sbarbati, cantante de la Bersuit Vergarabat, acompañó a Pedernera con la voz en “Mares de  Baba”.

El bajo de “Petti” marcó los ritmos todo el recital, pero donde se lució fue en “Afuera” con un solo que dio una cátedra de funk. Para bajar un pocos los decibeles del ambiente y descansar un poco las piernas sonó “Abrazo” y “En tu mirada”. Hasta se dieron el gusto de tocar “Cementerio Club” de Pescado Rabioso donde Serafín y Agustín pudieron hacer sonar sus guitarras al ritmo de uno de los iconos del rock argentino.

El descanso pareció surtir efecto ya que los integrantes de la banda y el público volvieron a estar enajenados, más cuando se escuchó el ritmo de “Sapo Rey” y en posterior “Laboro Chamanik”, dos canciones del su disco homónimo. El resto fueron un tema tras otro, ya que como ellos mismos admitieron “calcularon mal el show”. Sin embargo, lograron – justos- llegar a tocar los 24 temas que tenían pensados.

A la medianoche la banda se despidió. Los cuerpos de las personas presentes estaban exhaustos olvidándose del clima, la ropa y todo lo demás. Ese es el efecto que produce Mustafunk en vivo: éxtasis, euforia y sobre todas las cosas, ganas de moverse. No es casualidad, ya que cada vez que la banda vuelve al oeste ocurre una mística especial ya que el quinteto demostró una vez más que es profeta en su tierra.

Fotos de Fernanda Aragone

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