“Y te apareces, otra vez, en mí”.
En mí – Marilina Bertoldi
*La presente cobertura mantendrá blancos por el viaje propuesto por la cantante en show.
Si escuchar el disco de un artista es ver una fotografía, o, mejor dicho, radiografía del momento, el instante en el que se encuentra, tanto profesional como personal (que el músico abre el alma con canciones mucho más que lo que esperamos cuando son entrevistados no es noticia), un show nuevo también forma parte de la experiencia de hundirnos en lo que propone. Y mucho más si el concierto en cuestión es en formato solitario, con la ayuda de micrófonos, máquinas loopeadoras y algún otro recurso. Sola en el escenario, Marilina Bertoldi se desnuda ante todos, hace bromas porque se divierte pero también porque es una manera de quitarle solemnidad a la profundidad. Después de todo, tras algunos temas de su público directamente enfrentado a ella, solo que unos centimetros más abajo, el círculo se vuelve íntimo e ineludible.
El Club Tucumán es un primer piso sobre la avenida Andrés Baranda de Quilmes, a pocas cuadras del centro. Un viernes por la noche, en una zona que es netamente comercial, por la noche se transforma en un ambiente meditabundo, mucho más cuando el frío ataca como lo hizo el 14 de julio. Bajo esas circunstancias, el calor del Tucumán que a veces puede ser sofocante, para el set solo de la cantante resultaba ameno, y cuando se abrió el telón y comenzó la música, se transformó en un refugio. Después de todo, la música es eso, un refugio de todo lo demás, lo que nos agota, ensucia, enferma y apaga.
Tras un gran show de ARU en el que expuso lindas melodías que acompañan su extravagante pero hipnótica voz, pasadas las 21 apareció Marilina y arrancó con un tema inédito, presumiblemente boceto de una nueva producción que suceda a Sexo con Modelos (2016). “No puedo complacerte, no puedo perder”, se lamentaba mientras sonaba una guitarra con eco que estremecía las paredes del local y a los presentes. Si bien un tema desconocido es un tanto arriesgado para largar primero en lista, el hecho de que se trate de un show y experiencia nueva, resignifica esa decisión y predispone a la audiencia mucho más atenta a lo que vendrá. A la voz y guitarra se le sumó un pedal que daba secos golpes a un cajón peruano, que además de servir como mesa para sus máquinas, marcó el ritmo de aquel primer descarga.
Tras los aplausos, comenzó a sonar “En mi”, ese poema simil vals de un recuerdo imborrable. El raconto de apariciones de ese que ya no está pero se queda siempre, finaliza con desesperación en su grito final que el viernes concluyó con distorsión como recurso de dolor.
“Este es el primer show que hago con este formato”, fueron las primeras palabras de Bertoldi, mientras el micrófono se caía y ella miraba extrañada. “Quería mantener la seriedad”, bromeaba al ver que los soportes no estaban funcionando bien. Disculpándose de antemano ante cualquier error, finalizó el discurso inicial adviertiendo que “este es el peor show de esta gira. Estaría bueno terminarla acá para que vean cuanto mejore”.
En inglés, la palabra “play” significa “jugar”, pero también se la utiliza para hablar de hacer música y tocar un instrumento. Sin perder de vista que todo se trata de un gran juego, de un proyecto didáctico y extrasensorial, a Marilina le gusta jugar con la música, no solo al componer, sino al exponer sus composiciones en diferentes versiones. Por ello, los loops de acompañamiento, coros y melodías fueron su “backing band”. Grabó palmas y golpes al micrófono para introducir los primeros acordes de “Puentes”. “Cuando tus puentes fallen, no importará, no impactará en mi cuerpo… Y los demás te engañen, no importará, no moverá mi centro”, cerraba líricamente para dar pie a un conjunto de voces armonizadas y un pequeño punteo de viola que soleó para dejar ir el tema. Las canciones tomaban cuerpo desde el inicio y se esparcían hacia el final, se escapaban en la soledad del escenario y los ecos que retumbaban en consonancia con la persona que todos recuerdan al escuchar los mensajes de amor y desamor que descarnaba Marilina.
“…Es esta sensación de que me hundo en mi voz”.
Poción – Marilina Bertoldi
Una afinación cruda y por debajo de los límites de depresión posibles formaron parte de la cuarta canción de la noche, “Poción”, que la cantautora construyó para “El peso del aire suspirado”.
“No hay poción capaz de salvarme amor”, reza como lamento del imposible, mientras que los presentes contradecían esa afirmación a medida que descubrían que justamente ella era el salvavidas de esa noche, de ese momento. La alquimia que se adueñaba del recinto era el amparo de los cientos ahí reunidos y la energía, un aquelarre que alejaba lo malo, al menos por ese cuarto de hora.
Una versión un tanto improvisada basada en la distorción de esa guitarrabajo para un tema que ya habíamos escuchado muchas veces con guitarra acústica. En este punto habría que aclarar que si bien se trata de un set en solitario, la nueva gira de Marilina no es ni será acústica, sino con inmensos metros de cables que la rodean y con los cuales se arma para salir a la cancha.
El primer y único invitado de la noche fue Brian Taylor, gran músico del Indie porteño que acompañó a Marilina solo con viola y efectos a pesar de contar con una muy buena voz y recomendable trayectoria (su álbum “Entendernos”, es un gran exponente del género).
Controlando efectos con celular y tablet, juntos tocaron “Enterrarte” y “Presagio”, que de tonos bien bajos va in crescendo hasta alcanzar su voz más aguda. En el medio, anunció que se presentará en noviembre en el patio del Konex, ya sin frío y con aires primaverales.
“Something deep down in my soul said, ‘Cry, girl'”
I´d rather go blind – Etta James
“Uhh! Este tema!”, se enloquecía al ver la lista de temas y el que venía a continuación. La emoción de Marilina era por “Malabares”. Nuevamente el loop, con beatbox incluido y hasta suspiros, mientras Brian Taylor hacía arreglos de guitarra pasados por maquinita que finalizaron con un breve pero efectivo solo.
“Este es un tema que tenía ganas de tocar”, presentaba Bertoldi sin nombrar de cual hablaba, cuando promediaba la noche. Comenzó el blues “I’ d rather go blind”,canción de Etta James, una de las ídolas de la cantante. Con el rasgueo de guitarra sentimental y nostalgiosa típica del género, la voz sonaba con un efecto de vieja spica y la teoría de que Bertoldi es una vieja alma salida de los años ’50 se hacía realidad mientras repetía el “baby… baby” de su estribillo.
Del homenaje al talento tradicional, en un solo paso se fue al virtuosismo experimental de Radiohead. Suspirando para el loop, la sunchalense acomodó la guitarra para el punteo hipnótico que lleva adelante el tema. “Listen to your heart”, obliga como mantra el coro y la versión de Marilina de “Lotus flower”. Un grito de escape y reencuentro.
El rasgueo seco con escala de “Rastro” comenzó a sonar y espontáneamente el público oyente, que hasta el momento se había sumido al silencio, al menos mientras duraban las canciones, apoyó con palmas. Elevando su voz hasta lugares en los que un perro podría oir y alejar a los murciélagos presentes, finalizó el tema sintetizado, resumido al núcleo, casi en circunstancia hardcore.
“It’s a new dawn,
It’s a new day,
It’s a new life,
For me…”
Feeling good – Nina Simone
-“Ahora hago un tema que tengo mucho miedo de hacer”.
-Uno de Pantera-, gritan desde abajo.
-“‘Five minutes alone’, pero hecho bossa nova”. Responde a la broma. Más allá del chiste, el tema que siguió es de los más agresivos y poderosos que tiene la cantante, “Sexo con modelos”, que salió con brutal distorsión y crudeza a pesar del minimalismo escénico y ambiental.
“Que lastima la lluvia, mucha gente hubiese querido estar acá”, dijo Marilina por el clima de la noche, parafraseando al excelentísimo presidente de los argentinos, Mauricio Macri, en su discurso de asunción, cuando perdonó a sus queridos seguidores no haberlo acompañado en ese momento tan importante para el país. La declaración provocó la ovación de los presentes y antes de que finalice el aplauso, dijo que el último de la noche era “un bardo”. Aclaró que “sé que no es el típico show al que suele hacer, de a poco voy a agregar cosas, bailarinas. Mientras tanto estamos así sensibles, nos deprimimos un poco. Pero está bueno”, finalizaba a puro stand-up la cantante. Para continuar con el espíritu optimista, confesó que “Este es el único tema feliz que tenía. Asi que le digo gracias a ni mama por mi infancia muy feliz…”. Expuesta la verdad de su crianza, creó un momento mágico de la mano de una decena de voces propias que armonizaban para hacer la parte introductoria de “Feeling good”, de la gran Nina Simone. A pura capella y ovarios, se fue el blues que culminó esta primera fecha de su set solo.
Marilina Bertoldi se presentará con el mismo show en Paraná el 20 de julio, en Rafaela el 21 del mismo mes, y volverá a los escenarios el 1º de septiembre en La Tangente, en la Ciudad de Buenos Aires.
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