El sábado 21 de julio, o mejor dicho la madrugada del 22, Malman festejó con amigos y fans su segundo aniversario en The Roxy La Viola Bar de Palermo. En este tiempo, el “power dúo” de Agu Romanelli en batería y voz y el ‘Cabe’ Gutiérrez en bajo sigue demostrando que son una de las propuestas más interesantes del rock.
El agite del Oeste
Para comenzar la velada, Malman invitó a Proyecto Primate, banda de Virrey del Pino también con pocos años de trayectoria. Afortunadamente, esta nueva sangre de la música demuestra versatilidad para pasear por diferentes géneros, desde las baladas hasta el rock pesado, teñido en secciones por algún costado “core”, y otros sitios como el jazz, el hip hop y el funk. Todo esto, con el color de la gran voz de su cantante, que atraviesa de lo melódico al grito con igual facilidad y eficacia.
El cuarteto primate, uniformado con remeras negras y motivos rojos, tocó temas de su disco “Evolucionar”, editado este año y algunos temas más viejos. Entre lo nuevo, se destaca la presencia de sampleos y bases electrónicas, algo que el cantante Lucas Cáceres lamentó en el vivo del viernes pues las máquinas para lograr dichos efectos los puso en aprietos para concluir el show de la manera que querían.
Si bien eso los apresuró a terminar su show con alguna dificultad y antes de lo deseado (las fallas atrasaron varios minutos su set), Proyecto Primate se despidió ovacionado tanto por fans que se acercaron a la fecha, como por quienes esperaban por Malman y se sorprendieron con la propuesta.
¿Quién necesita una guitarra?
Aproximadamente a la 1.15 de la madrugada en la noche palermitana, salió Malman a escena a inició con “Hambre”, tema cuya columna vertebral es esa línea de bajo melódica con la que el dúo nos empieza a hacer olvidar esa necesidad de guitarra a la que el oído nacional está acostumbrado.
La segunda descarga fue con “Pasos”, que en el vivo se corrió de su versión de estudio para meter un bombo en negras que la hacían electrónica y encajaba perfecto con el día y la hora del show, que pedía un poco de baile.
Una característica que afortunadamente se empieza a repetir en la nueva generación rockera es su falta de miedo a la hora de disfrutar de diferentes ambientes musicales, que le sirvan a la canción sin discriminar géneros ni ritmos.
De esta manera, desaparecen estructuras y el género no queda supeditado a determinadas normas, sino que al animarse a jugar, todo vuelve a depender más de la actitud, la intención y la rebeldía con la que se genere el movimiento, las canciones y los conciertos.
En la parte más relajada del recital, sonó “Aterriza”, canción con la que se destacó un gran solo del Cabe que mostró su habilidad no solo con las manos sino al cantar cada nota que salía de su bajo creando una armonía individual única. Luego, pasaría “Mural” y daría espacio al primer cover y sorpresa de la noche.
Ante las palmas del público que comenzaban a seguir el tempo de la canción por venir, Agu pidió palmas más fuertes, pero al estilo profesor de música aclaraba que “más fuerte no quiere decir más rápido”. Con la participación del público entonces, Gutiérrez comenzó a tocar la inolvidable melodía de “Rezo por vos”, de Charly García, que en manos de Malman se convirtió en una poderosa canción, modificando su energía pero no su esencia.
Por la corta trayectoria del grupo, tras ese momento especial arrancó la parte final del concierto celebratorio. “Locura”, uno de los cortes de “Campo”, su primer y único álbum hasta el momento. Otra vez la base loopeada del bajo que nos avisa por donde va a meterse el tema, pero que toma esa base para entremezclarla con sorpresas como cambios de tempo y solos que extienden su duración.
Vale remarcar también que la idea de núcleo duro del dúo teniendo en cuenta la instrumentación que suele formar la base estructural de la música, hace que cada sutileza, como una nota de más o de menos, algún efecto de pedal, un fill de bata o golpe diferenciados en los platillos –Agu es bastante fanático del mundo metálico y tiene platos customizados que tienen un sonido único- cobre sentido en cada interpretación.
El segundo cover de la noche, el clásico de Soda Stereo “Hombre al agua” del que el dúo se adueñó con gran tino, sonó en esta ocasión con algún inconveniente en el bajo pero apareció Romanelli al rescate para finalizar el tema con un furioso solo.
Llegando al final, hubo tiempo para el tema nuevo, “Humo” presentado en redes sociales días antes del concierto. Su sonido y aceleración punk que le dan al bajo un sonido hipnótico en semicorcheas que es envolvente y apreciablemente abrumador.
Gritos, segundo tambor con sonido latoso y una galopante base y un sonido de bajo hardcore corrido, le otorgan al tema una intensidad que puede generar un gran pogo en el público cuando se convierta en clásico.
Para despedirse, Malman sigue eligiendo la delantera que no falla. “Campo” y “Barro”, suenan preparando el camino más pesado pero groovero del grupo, para abrirle el camino a la canción con más sentido en el concierto tratándose de un cumpleaños feliz: “Fiesta”.
A esta altura, Gutiérrez ya estaba sin remera y se le sumó Agu, en lo que es un clásico en el dúo (sus videoclips suelen mostrarlos en cuero).
Solo de bajo y un poco de épica de batería para terminar el tema, y pasadas las dos de la madrugada, el bajista y el batero dejaron con la cabeza estallada a su público. Y solo le alcanzó con 11 temas. A la espera del próximo disco y más conciertos como estos, a la expectativa de más Malman.
Foto: Archivo Rock And Ball (Martin Dutil)
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