Una veloz respuesta al interrogante que abre esta nota podría ser “bancarse un recital virtual”. Es posible trazar un imprevisto paralelo con la hinchada de fútbol (ni siquiera la visitante ya) cuando no puede ir a la cancha e indefectiblemente debe ver a su cuadro por televisión.
Y ni siquiera. Pues ahí por lo menos unx, simbólicamente, se siente acompañadx con lxs hinchas que lx representan. Caso “similar” cuando se ven recitales viejos o por streaming pre-pandemia donde unx “está” donde están lxs demás fanaticxs. Está ahí, aunque no esté.
Ahora bien, sin la posibilidad de ir y ni siquiera ver tercerxs haciendo el aguante es muy distinto. Se crea una triste distancia entre lo que está ocurriendo de un lado y del otro. No obstante, hay formas de sacarle jugo a esas circunstancias y, teniendo en cuenta todas las posibilidades que trae la tecnología (harto explotadas en este periodo), el arte puede volver a tomar forma y tratar de achicar, una vez más, las distancias.
Las Sombras ofreció un show por streaming bajo el lema El Precio de la Canción. En búsqueda de algo nuevo que ofrecer y que se salga un poco de los límites técnicos y estilísticos de los recitales ofrecidos netamente vía virtual, los oriundos de La Pampa barajaron una puesta en escena similar a una pequeña película. El espectáculo completo se dividió en dos partes claras tomando como eje el escenario principal: arriba y abajo. En un mini-travelling, los muchachos pasan de pocos a muchos de la calle a las tablas, metaforizando buenamente los procesos de más de una banda y, por qué no, una porción del público.
En realidad, qué es el escenario y qué no también es una cuestión que la pandemia ha puesto de manifiesto más que nunca. ¿Por qué no ser la calle otro escenario más, si todo surgió allí, al fin y al cabo? Julián Pico (bajo y voz) inicia el viaje desde una avenida cualquiera de la inhóspita Buenos Aires en un fin de semana de 2020 hasta meterse en el sello Exiles (auspiciante del evento) y darle paso a sus compañeros Manuel Fernández y Nicolás Lippoli (guitarras y voces).
Dos canciones más tarde, ya todos arriba del estrado del Centro Cultural Richards (Palermo, CABA), metamorfoseando de acústicos a eléctricos, se disponen a completar el set apenas superior a 10 canciones y cuarenta minutos. Lo que antes simulaba “una sola toma” ahora está claramente dividido en partes, segmentándose según las canciones (una lástima, la idea iba desarrollándose muy bien).
Resulta casi innecesario calificar la performance de un show que no corrió con el vértigo del vivo y se desconoce cuántas tomas pudo haber necesitado, aunque sí es para destacar que estuvo materialmente muy bien apoyado: calidad de audio y sonido, impecables. De esta forma, el cuarteto se las arregló para poder otorgarles un necesario recital a sus oyentes y hacerlos sentir acompañadxs en estas difíciles circunstancias. No se sabe cómo evolucionará el ambiente de espectáculos (ya muy maltratado a estas alturas) pero, de seguir así, Las Sombras sabe perfectamente que conoce cómo entregar un buen producto a quien quiera escucharlos.
El show estará disponible hasta el 30 de noviembre (como adelantamos en Rock N’ Ball) y las entradas pueden adquirirse por el sitio www.nicetotickets.com.ar y tienen un valor general de $300.
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