Los músicos toman posición y hacen su trabajo y Makena parece una sala de ensayo: no porque suenen mal, todo lo contrario, son un grupo de amigos completamente relajados sin presión aparente. El nivel de tranquilidad y disfrute que están teniendo y que contagia al público no se asemeja a lo que suele suceder con otras bandas.
La jerarquía que de por sí propone la puesta en escena de una banda, con la asimetría entre público y los músicos, se cae por su propio peso; por suerte no literalmente porque habría heridos y varias botellas caras que lamentar. La Movida no tiene un centro, y se materializa en el hecho de que no hay una sola voz, hay voces. Tres voces bien distintas que resaltan en momentos particulares y delimitados, que entran y salen de escena y se intercalan con los sonidos de los varios, otros instrumentos.
La expresión de “son 500 en el escenario” aplica perfecto, aunque es un poco desmedida: no son 500, son 10. Santiago Stabielli, Mariano Maciel y Luciana Rodriguez en las voces, la batería está a cargo de Bruno Schuger, el saxo lo toca Mariano Montecchia, Facundo y Santiago Guereta están en las guitarras y el segundo también en coros, Stefano Brumat en bajo, los teclados están a cargo de Belén Ramírez Rhode y Federico Bernardou en la percusión. Se agregó una trompeta y por ahí también anduvo rondando un ukelele, colado en algún tema.
Quién rompe el hielo inicialmente es El Mago, uno de los dos cantantes que se unió a La Movida este año, que con una mezcla de animador de fiestas y un subidón de adrenalina calentó los motores del público con “Buscando las maravillas”, seguido de “Sueño eterno”, “Lejos de aquí”, La pista vencedora con un solo de “Ji Ji Ji” en el saxo, “Nene de antes” (el primer cover de la noche) y “Vida”.
Luciana Rodriguez, otra de las novedades de la banda, toma posesión del micrófono y con gran potencia encarna una lista de interpretaciones con una intensidad a tono con el aire de Makena: “Monkey Man” de Toots & the Maytals, sucedido por “Stronger than me” de Amy Winehouse, “Do it like a dude” de Jessie J y “La Balsa”.
El final de la noche va acercándose y se vislumbra en la aparición de Rolo, primer (y por ello) más antiguo cantante de La Movida. Con una marcada huella de freestyle la banda va despidiéndose bien arriba con una seguidilla que comenzó con”Hombre de alquitrán”, “Skapalcan”, “Ta’ las manos”, “Las crónicas del viejo Barrabás” y el clásico (de entre todos los que tienen) de “Pizza con fainá” de Los Auténticos Decadentes.
Empezaron el miércoles y terminaron el jueves, y Makena lejos de quedarse vacío recibió el mejor incentivo para cerrar tarde, porque el cansancio del día se despegó del público y eligió seguir bailando un rato más.
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