Desde temprano la gente fue congregándose en el sitio pactado, es que los recitales y más este tipos de shows, comienzan desde muy temprano. La ceremonia arranca cuando eligen cuidadosamente la remera negra, se calzan las viejas zapatillas de lona y descubren el trapo escrachado de tinta con las palabras que alentarán a su grupo favorito.
A las nueve en punto se escuchó el primer acorde junto con la voz rasgada de Facundo Soto, momento exacto en el que las banderas tomaron protagonismo para ser parte de la escenografía durante toda la noche. Los arlequines del rock nacional hicieron notar sus veinte años en la industria de la música, y con un sonido impecable acompañado de una arrogante actitud mostraron que hablar de desamor, amigos y del “Infierno Blanco” no pasó de moda.
Abajo del dominante escenario de Groove, cada uno de los aficionados de Facundo Soto, Maximiliano Timczyszyn, Esteban y Damián Celedón, codeaban al del costado para ponerle el cuerpo a cada estrofa. Y Soto no se quedó atrás, mirando al techo rugoso, aprovechó cada riff para mover los pies y brazos guiando al resto.
Nada menos furtivo que las letras de Guasones, será por eso que en la poética cruda de la banda contagia a sus incondicionales seguidores. “¡Gracias por no volver!”, este como tantos otros instantes, fueron cantados a viva voz. Los presentes hicieron catarsis con cada fragmento de “Desireé”, “Tan Distintos” y “Pobre Tipo”, entre otros.
Quién también los acompañó fue el productor artístico de su último álbum de estudio “Locales Calientes”, el legendario Jimmy Rip disfrutó del show al costado del escenario, y hasta subió una selfie del momento en su cuenta oficial. Pero también hubo tiempo para lo nuevo, y Guasones presentó así “Canción para un amigo”, primer corte de difusión de su próximo disco que será editado en el mes de abril, esta vez de la mano de Coti Sorokin.
Como era de esperar Jimmy Rip se calzó el birrete y acompañó a los platenses en los últimos dos temas de la noche; “Gracias” y “Dame”. De esta manera “Los Reyes de la Noche” demostraron que no había nada de tristeza en la ciudad, cambiando un sábado soleado por una noche de “química mortal”.
Fotos de Julieta Marilyn Fotografia
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