El Centro Cultural Konex es un lugar emblemático de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, a quienes gustan de la música en vivo no puede menos que alegrarlos su reinvención como plaza para recitales. Sobre todo, es un lugar muy lindo para disfrutar en verano, afuera y con el refresco de una cervecita. Sin embargo, la lluvia puede complicar las cosas, y eso fue lo que pasó el domingo 18 de diciembre.
La locación elegida para mudar el escenario principal ante la caída de agua incesante fue “la Sala de las Columnas”, cuya acústica no parecía la más propicia para este tipo de eventos. Hay que destacar por eso la notable labor de sonidistas, técnicos y producción del evento, porque – a pesar de eso – el sonido fue más que digno. Se notó que el resultado fue producto de una gran camaradería entre organizadores, músicos y público. De hecho, los integrantes de las bandas caminaban entre la gente como si fueran uno más.
La cantidad de público fue siempre creciente. Luego de sendos shows de Delfines de Etiopía y Los Heladeros del Tiempo, Amores Tangos salió al escenario a comerse la cancha en un ambiente que no era el propio. Con puntualidad suiza (16:35 estaban anunciados y salieron 16:36), el grupo comandado por José Teixidó mostró muchas variantes de combinación de tangos y milongas con otros ritmos rioplatenses más movidos, como el candombe. No es casualidad que Mick Jagger los haya aplaudido en su última visita al país: todos los integrantes de la banda tienen nivel internacional, y eso es determinante para el éxito de la arriesgada apuesta musical que hacen. El punto más alto del show fue, justamente, el tema más festejado por el Rolling Stone: “Deshojando Margaritas”.
Mientras en el escenario se seguían armando micrófonos para los sets de vientos de las bandas posteriores (su ancho lo permitía cómodamente), salió también puntualmente el trío marplatense Científicos del Palo. Con una lista basada mayormente en “La Histeria Argentina” (2013), que abrió con “La Revolución de Mayo” y cerró con “Cristo o Perón”, la banda ofreció un show muy sólido en el que tampoco faltaron viejitos como “Dormijito” o “Los Gomías” ni temas de “El Maravilloso Mundo Animal” (2015) como “Tratar de Tratar” o “Mantenerse en el Camino”. Hasta ofrecieron una canción nueva: el funk “Marplatense”.
Ya con más público, empieza a sentirse el ambiente de camaradería en el que se puede tomar algo con tranquilidad, en el patio, entre banda y banda. Incluso había niños disfrutando de los shows. Fue un festival completamente ATP. La siguiente banda fue Andando Descalzo, que ya concentró más público y le dio a la tarde/noche el tono fiestero que no se iría hasta el final. En plena presentación del CD/DVD en vivo “20 años andando” y con sus dos décadas de trayectoria, la banda puso a bailar a todo el Konex con clásicos como “Impulso”, “Mi golosina”, “Continuar” o “Cachivache”. Entre ska, cumbia y reggae, Andando Descalzo redondeó una gran presentación y se llevó más de un nuevo adepto.
Llegaría después la banda con los seguidores más fervorosos del festival: quienes fueron a ver a La Perra que los Parió arengaban con cantos de cancha desde el final del show anterior, incluso incitando a la banda a animarse a tocar en el Luna Park. El show empezó con “Por siempre” y continuó con un hard rock muy prolijo, que tuvo puntos altos en “Cómo evitar que sangremos”, “Colorado el siete” y el cierre con “La Perra Disco Bar”. No es casualidad que esta banda hubiera teloneado la noche anterior al festival a La Beriso, y nada menos que en el Monumental. Se nota el trabajo de ensayo y es evidente que la comunión con su público los llevará lejos.
Hubo dos situaciones que se repitieron durante el festival y que fueron muy significativas emocionalmente. La primera fue la mención a Cromañón y a los festivales que se realizan en conmemoración de las víctimas, tanto por parte de Andando Descalzo (“fue lo peor que nos pudo pasar como músicos y como público”) como de La Perra que los Parió, que participará en uno de los shows. La segunda fue el recuerdo permanente a Luca Prodan, en el Abasto – su Abasto – que lo cobijó. El cover de “La Rubia Tarada” que hizo La Perra que los Parió fue más que respetuoso y muy festejado, así como la mención a “Que me pisen” que hizo Diego Rossberg, de Cuatro Pesos de Propina.
Justamente esa fue la banda de cierre, y apareció 20 minutos más tarde que lo anunciado, posiblemente por la complejidad que acarrea armar el set de instrumentos de una banda tan numerosa. Si bien dio la sensación de que tuvieron que cortar un poco la lista de temas por eso (faltaron “Esa mezcla de placer y dolor” o “Pirata”, por ejemplo, que suelen ser fijas), el show fue una auténtica fiesta, a tono con el resto del festival. Con pogo permanente, sobre todo en canciones como “La Vaca II”, “Hoy Sopa Hoy” y “Ea Ea”, y el sonido armado que los caracteriza, los Cuatro Pesos hicieron del Konex su casa por una hora y veinte minutos.
Coronaron el show con “Sacámela” y “No habrá forma del dolor”, y para el público fue momento de emprender el regreso. La gente se fue exhausta, pero feliz. Por su parte, el Festival Mezcal se consagró – contra viento y marea y con solo una edición – como un espacio en el que las bandas nuevas, que están saliendo del under, querrán estar año tras año si se sigue haciendo. Y debería ser así, porque no sólo es un espacio para que las bandas se muestren y ganen seguidores, sino también para que ellas y el público cierren el año en un ambiente de total camaradería.
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