Muchas bandas han cambiado su vocalista y con ese acto, cambiaron su destino, su suerte. Bandas con un enorme potencial, tal vez con un estilo ya definido, pero ese cambio los hizo diferentes para siempre. Algunas lo han hecho a sabiendas que ese cambio iba a torcer el rumbo, cómo fue el caso de Iron Maiden, que buscaba huir del protopunk que ofrecía con Paul Di’Anno en la voz hacia un nuevo ritmo llamado heavy metal y sería el joven pero talentoso Bruce Dickinson quién llevaría la voz cantante en ese proceso. Hoy en día Iron Maiden es la banda más importante del heavy metal a nivel mundial.
En ese camino, pero no de manera tan clara, se encontraba Faith No More cuándo tras dos discos de estudio, decide cambiar a su vocalista Chuck Bordin por un joven y descontrolado Mike Patton. Las razones no eran musicales, el total de la banda solían enredarse en escenas de pugilato dónde Mike Bordin (baterista) terminaba siendo el más golpeado por todos. No fue un rumbo musical buscado el que producía el cambio que convertiría a Faith No More en una de las bandas más revolucionarias de la década del noventa, sino el caos y la violencia sin control.
Fue así que tras 2 discos sin demasiado éxito, el joven Patton – Que era el cantante de SU banda, Mr. Bangle – impactó en la estructura del grupo de tal manera que compuso las letras del próximo disco en sólo 6 meses. Así parió “The Real Thing”, un disco que incluía el mega hit “Epic” ordering essay , que terminó siendo una gran influencia para músicos de la época y un éxito de ventas que alcanzó las 5 millones de copias.
Desde ahí, Faith No More se convirtió en la banda que había fundado Billy Gould (Bajista) y Mike Bordin (Baterista) pero que le pertenecía al front man, al hombre capaz de hacer cualquier cosa para llamar la atención sobre el escenario pero que además poseía la voz de un pájaro. Un hombre capaz de distorsionar su voz hasta convertirla en el gruñido mismo del infierno para luego salir con una nota alta repleta de lírica y afinación. Mike Patton reinventó una banda sumida en el caos pero sin cambiarle su energía, sólo uso lo que había para hacerlo funcionar. Faith No More es el resultado de su propia rabia.
Luego del éxito total vinieron 3 discos más de estudio ( Erectile order Viagra online generic viagra cialis tabs uk.com dysfunction can be treated at any physical cause 10 to stop gabapentin sex erection the buy “Angel Dust”, “King For a Day… Fool For a Lifetime” y “Album Of The Year”) para caer en la primera – y larga – separación que abarcaría el período entre 1998 y 2009, cuándo volverían a girar por el mundo aun sin tener disco de estudio nuevo. Fue en el primer tramo de su gira “The Second Coming” que llegaron a la Argentina dando un contundente show en aquel Pepsi Music realizado en el Club Ciudad de Bs. As.
Pero a mediados de 2011 volvieron a separarse para luego reunirse nuevamente en 2014 y grabar un nuevo disco, “Sol Invictus”, motivo por el cual emprendieron una gira por Sudamérica que los trajo hasta Buenos Aires el domingo 20 de septiembre. El lugar elegido para tocar fue el Luna Park, el histórico recinto en el centro de la capital porteña.
Promediando las 21:30 y tras un soporte que se hizo demasiado tedioso (Una banda chilena llamada “Cómo Asesinar a Felipes”) salió Faith No More a la cancha.
Estaban todos vestidos íntegramente de blanco ante un escenario que lucía impoluto y repleto de arreglos florales simulando una suerte de misa evangelista de esas que tanto se ven por la televisión americana, sólo que iban a predicar otros salmos.
La banda arrancó presentando “Motherfucker”, un tema de su último disco que es sumamente oscuro y potente, con un Patton vestido cómo beduino arengando a la gente y metiéndole variaciones a sus tonos. Impresionaba y llenaba el lugar de una estética que sería salvaje y descarnada. El show comenzaba ya totalmente armado, sólo tenía que fluir.
Luego de las presentaciones iniciales, la banda tomó el rumbo del pasado y lanzó versiones increíbles y remozadas de “Be Agressive”, “Caffeine” y Purchase Discount Medication! Accutane price Canada. Top Offering, Safe Place To Buy Accutane. “Everything´s Ruined”, tres temas que sufrieron cambios siendo re versionados acorde a los tiempos que corren. Faith No More no sonaba cómo en los 90, sólo mantenía el espíritu de aquella época. Atrás vino “Evidence”, tras una pregunta en un español rebuscado de Patton “¿Están listos para una tranquila canción?” lanzando el ya clásico de la banda.
Tras eso sonó “Epic”, primer hit grande en una versión que dejaba pidiendo más a cualquiera, repleta de mejoras y arreglos que hacían a la canción lucir moderna y potente sin perder la frescura de aquellos años.
No hubo tiempo de más y se vino “Black Friday” desde su último disco, una férrea critica al capitalismo imperante. A ella la siguió “Midlife Crisis” y “Last Cup Of Sorrow” dónde se lucieron con un cambio de tempo que incluyó una ejecución del estribillo en ritmo de funk y bolas de boliche llenando de luces de disco al Luna Park, todo para terminar con una banda pudriendo todo el clima de manera radical. Sin dudas una banda en constante cambio y evolución.
Atrás vino la impostergable “The Gentle Art Of Making Enemies”, una canción que Patton insiste en reconstruir tras cada versión. No es para menos, su voz cambia de forma unas 10 veces, interpretando diálogos y cambiando la intensidad de la misma. Allí se convierte en un ave infernal que sólo encuentra límites en el ritmo de la canción. Luego de tamaña descarga eléctrica suena “Easy”, el hit más grande de la banda (Qué es un cover de The Commodores) que hace bailotear las chicas mientras los muchachos toman un poco de aire.
El cierre del show muestra una banda interesada en exponer lo nuevo, metiendo “Separation Anxiety” (El tema más duro y oscuro de “Sol Invictus”) seguido de “Matador” que sostiene la tesitura del clima.
Para la versión de “Ashes to Ashes” de su disco “Angel Dust” eligen otra reversión y una ejecución impecable. Faith No More demuestra que su espíritu saltarín y fiestero sólo es una faceta escénica, ya que la banda de está lejos de aquellos músicos noventosos, quienes hoy son la evolución lógica de aquellos jóvenes.
El final “oficial” de la lista se produce con “Superhero”, también de su último disco y potente cómo pocos, suena la voz de Roddy Bottum arengando alternadamente con Patton en los poderosos “GO!” que propone la canción. El Luna parece querer incendiarse, pero no, sólo son 5 hombres tocando en un recital de rock. Simulan saludar e irse, la gente no cree en la charada, espera y ve resultados, vuelven a subir los gladiadores y disparan a la audiencia con “Cone Of Shame” del último trabajo de la banda y aprovecha un intenso Mike Patton presentar a la banda en español. Cambió los nombres de todos a su versión en castellano (John Hudson, el guitarrista, fue llamado “Juancito” y así con todos) en el momento que le tocó al vocalista se autodenominó “Piñón fijo” para delirio de los presentes.
Luego del jueguito con el español (El tecladista bebía y se quejaba porque su vaso era de plástico y Patton dijo “Ah, toma champagne en vaso de puto” en perfecto argento) y tras decir “¿Escuchás lechón?” arrancaron con una versión súper potente y asesina de “Digging The Grave”, la bestial canción de “King For A Day Fool… For A Lifetime”. El fin del encore fue con “Just a Man”, la cual engancharon con “Never Gonna Give You Up”(Un tema de Rick Astley) para cerrar una genial versión fusionada.
Parecía el fin, Faith No More había cumplido con el ritual de su show de 18 temas cómo venía haciendo en todos los lugares de la gira. A excepción de algunos temas, la lista se mantenía y era agradecido el nivel de la misma, repasando todos sus discos y eligiendo momentos clave para retocar y remozar los clásicos de siempre.
Y salieron a tocar el único tema de la lista que no tenía a Patton como integrante. Sonó “We care a lot” con una potencia inusitada y un nivel de madurez musical que ya no parecía ese himno de protesta saltimbanqui que supo ser, era un tema moderno que tenía la frescura de una época que no va a volver.
Faith No More dejó así el escenario y en el Luna Park olía a quemado. Patton & Cía. habían incendiado el lugar directamente desde el corazón del público, que no daba crédito a tamaño show en tan poco tiempo (Sólo 1 hora y 45 minutos de show).
Patton lo había hecho una vez más, acompañado de su banda, se movió toda la noche cómo si tuviese 20 años y ya carga con extensos 47, pero no se notó, sigue siendo ese hombre que controla todos los aspectos de su performance. Mezcla potencia con salvajismo, tranquilidad de crooner con el headbanger violento, la sutileza de una voz antigua y refinada con lo más podrido y sucio que un canto puede ofrecer.
Faith No More llegó, esperemos, para quedarse. “Sol Invictus” pasó a formar parte de una discografía que, esperemos, mantenga este nivel creativo y por supuesto, se extienda. Eso sí, las ganas de destruir el mundo, incendiarlo y sentarme a verlo arder ¿Quién me la quita?
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