Afuera la calle y la vereda mostraban su aspecto más húmedo. La lluvia persistente durante todo el día siguió intimidando por la noche, pero no pudo con el aguante pordiosero. Una mini multitud copaba el afuera de La Trastienda esperando entrar a ver a Jóvenes Pordioseros mientras compartían algunos alcoholes y cantos. La previa callejera se vio alertada por el grito de uno de los trabajadores del lugar al grito de “Comencemos el ingreso despacito con entrada en mano por favor, en 10 minutos arranca el show”. Eran ya las 21:05 de la noche. Se avecinaba un arranque puntual, y ansiosos se agolparon en la puerta formando un embudo abultado de gente.
Como una especie de llamada estimulante Toti Iglesias en medio de la oscuridad del escenario se acerca al micrófono y enciende la euforia gritando: “Nos gusta tanto el rock”. Con ese rasposo, fuerte y enérgico mensaje da inicio al show que no dejará caer el nivel de adrenalina hasta el final. Desde el inicio dispararon con algunos pegadizos temas como “No la quiero dejar”, “Nunca me enseñaste”, “Todavía no puedo olvidarte”. Toti carga con una imagen que refleja una sencillez enorme. El trato con el público lo muestra como una figura del rock muy cercana a la gente. Es como si fuese un amigo más del barrio, pero parado arriba del escenario regalando sus canciones y contando historias junto a los Pordioseros, desde hace ya varios años. Se cuelga una bandera Argentina a modo de capa, y con ella permanecerá hasta casi el final del show. La argentinidad y la representación del pueblo y el barrio predominan sobre el escenario.
Pasados ya algunos temas, y con el público ya entrando en calor sonó “Pánico”, pregonando el grito de “Acá estamos otra vez”. Dando aviso de que siguen presentes y vivos con su rock and roll. Toti invita ahora subir a Fermín, integrante de la banda que tocó minutos antes del show en el mismo escenario: Burkina. Hacen juntos el legendario y potente blues de Pappo, “Ruta 66”. Muy agradecido por la invitación, Fermín se retira del escenario dejando paso para que la banda siga dando mecha al show con “Lobo”, una prepotente letra que golpea con palabras que son el reflejo de la actitud de la noche, rockera y callejera. Siguen con la misma retórica haciendo el tema “Cindor”. Pegado hacen “Mis dos mujeres” y “Eterno”. Llega ahora el turno del viejo clásico “Cuando me muera”, tema que relata los últimos deseos para una persona después de muerta. Siguen camino con una seguidilla sin freno haciendo “Quiero tocar”, “Maldito San Telmo” y “Staff”.
El show comienza a pisar el final y el sano descontrol arriba y abajo del escenario se vive en cada rincón. Toti baja con su micrófono en mano a cantar entre la gente, y lo abruman entre manos y abrazos. Todo eso en medio del tema “Desvelado”, para luego volver a acomodarse en el escenario y seguir con “Esto no se ve”, tema que hace alusión a los fuertes sentimientos que viven dentro del rock. Un gran Momento se vive ahora sobre el escenario, Toti cuelga un toalla sobre el pie de micrófono ubicado al frente del mismo, y lo utiliza como representación de una mujer. Mientras canta la letra del tema “¿Y cómo es él?” de Jose Luis Perales, realiza una interpretación actoral alrededor de la mujer artificial. Sobre el final del tema, se desborda, toma con fuerza su vaso y lo destroza volcando todo su contenido sobre su cuerpo. Se deja caer al suelo, termina el tema y la gente aplaude la pasional representación del tema. Allá estaba Toti, tirado en el piso y el lugar completo en vilo esperando a ver como se seguía ahora.
A continuación llaman a todos los niños del lugar para invitarlos a subir al escenario. Se acomodan todos juntitos, algunos muy tímidos y otros muy sueltos. Hacen ahora el clásico “Descontrolado”, mientras hacen pasar el micrófono por cada uno de los chicos para que canten alguna parte del tema. Luego de que el clima familiar se funde con el crudo rock de la noche, siguen camino para cerrar la lista con el tridente de “Bailando”, “Adicto” y “Maleducada”.
Por supuesto que la gente no se iba ir así nomas, ni mucho menos la banda iba abandonar el escenario. Entonces se anticipan diciendo “Nos vamos con un tema que fue lo primero que tocábamos cuando éramos guachines” y como bonus track disparan el tema “Satisfaction” de las majestades satánicas que hace poco visitaron el país. Toti deja su guitarra en manos de un integrante del staff quien se la cuelga al hombro y lo remplaza tocando. El cantante cierra la noche con una actitud con mucho rock encima. Al costado derecho del escenario comienza a colgarse y sube a los balcones, camina por el lado de afuera mientras es abrazado por la gente desde dentro del balcón.
Allá colgado inicia un recorrido que terminará en la esquina opuesta del escenario, donde ingresa nuevamente a camarines para ya nunca más salir a escena. Comienza a cerrarse el telón, mientras el resto de la banda sigue haciendo sonar el tema de los Rolling Stones. Perfecto cierre para una noche cargada a puro rock pordiosero. Nadie lo esperaba así, pero tampoco generó mucha sorpresa. Esa actitud ya es un sello de Jóvenes Pordioseros, y deja un paso bien firme para seguir girando su música por los escenarios.
Fotos por Cinthia Anabella Fotografía para Rock And Ball
[su_custom_gallery source=”media: 125840,125841,125842,125843,125844,125845,125846,125848,125849,125850,125851,125852,125853,125854,125855,125856,125857,125858,125859,125860,125861,125862,125863,125864,125865,125866″ limit=”75″ link=”lightbox” width=”180″ height=”150″ title=”never”]
Comentarios