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El mundo de Sueño de Pescado

Sueño de Pescado y otra noche en Córdoba. Despidió su segundo disco, “Siglo Pánico”, en Studio Theater con todo lo que se necesita para que sea una gran fiesta.

Sueño de Pescado
Sueño de Pescado

Vivimos en un mundo donde la injusticia, la violencia y la falta de credibilidad es moneda corriente. Vivimos en un mundo lleno de gente que salta a cabecear con los codos (lamentablemente). Y en un época tan marcada y lastimada, aparecen casi como obra de magia, unos pibes de La Plata, para cambiar, desde su lugar, un poquito este desorden. Se dicen llamar Sueño de Pescado.

Las tardes de otoño tienen ese “no sé qué” y el sábado no fue una excepción. El cardumen cordobés preparó una bienvenida llena de alegría, sabores y bebidas espirituosas para todas las personas que llegaron a La Docta a detonar Studio Theater y a ver por supuesto, a la banda de sus amores. Pibes y pibas de Buenos Aires, La Plata, Berisso, Paraná, Santa Fe, de distintos puntos de la provincia de Córdoba, los chicos de la Noctámbula Frecuencia y la Banda de los Jueves, fueron copando el Abasto desde temprano, el barrio rockero cordobés por excelencia. Sí, previa en familia.

Cerca del horario de la cita, las veredas de Studio Theater se convirtieron en el lugar elegido para los últimos minutos de la previa.  Los más chiquitos entraban con cierta timidez al lugar, y eran recibidos por gente del staff que le entregaban una bolsa con golosinas y los acercaban a un lugar que estaba preparado para que pudieran disfrutar tranquilos el show. Mientras sucedía esto, la gente iba ingresando al lugar que, para ese entonces, estaba repleto de banderas que colgaban de todos los balcones y paredes que había. Ya se respiraba rock, de ese rock barrial que tanto se extraña.

Malpaso fue el encargado de abrir la noche; lo hizo con una lista contundente como nos tienen acostumbrados, con todas esas letras que dicen mucho y que, en esta época, son precisas gritarlas con fuerzas. El público hizo lo suyo, le banco la parada a la banda cordobesa con pogo incluido. Y así dejaban el escenario caliente para que la banda de La Plata haga lo suyo.

No faltaba nada, estaba todo listo. El cardumen estaba ansioso, no paraban da cantar “Sueño de Pescado es una fiesta”, se abrazaban, se reencontraban, se sentían en familia incluso algunos estando lejos de sus hogares. Se apagaron las luces, la adrenalina invadía los cuerpos y Manuel Rodríguez, Juan Manuel Calabró, Martín Marroco, Luciano Manso, Agustín Bragoni y Federico Machi, pisaron el escenario como un león queriendo salir de una jaula. Así de fuerte se sentían.

“Carcelero”, “Buscan” y “Los Años Ligeros” abrieron una lista que parecía iba a quedar en la memoria de todos los que estaban ahí. “Hola Córdoba” pronunció Manuel, y el cántico del público fue aún más fuerte. Es que Córdoba es su segunda casa y así lo sienten todos. Siguieron con “Cámara Oculta”, “Stoned”, “Paso en Falso” y “Vapor”.

Sueño de Pescado provocaba delirio en todos los que estaban en Studio Theater; sí delirio, pasión, amor; se podía sentir que la banda de La Plata estaba llevando a la gente a su máximo nivel de fluidez. Y para que toda esa adrenalina se potenciara, continuaron con “Tango del alma”, “Revancha”, “Barcos Hundidos”, “Rock sin vuelo” y “Canción para mi ocaso”.

A veces, es muy difícil poder explicar todo lo que esta banda provoca en la gente; es como si todo lo que tocaran, lo transformaran para mejor. En sus shows, sea para 10 personas o para 3000, la gente llora y ríe a la vez, y eso es amor. Una banda que no sólo da arte desde el más pequeño detalle, sino que da amor en una época donde la falta del mismo es naturalizada.

La fiesta tenía que continuar, y para bajar un poco los decibeles, la lista siguió con “Pude” y “Maquinado”, dos baladas con letras profundas que todos cantaron hasta quedarse sin voz; muchos abrazados, otros llorando, otros riendo, y otros simplemente mirando al cielo con los brazos abiertos.

“Dejarlas sangrar” y “Probaste un buen dolor”, ésta última con un invitado especial. Un “pescadito” que estaba presente quería conocer a Manu, y fue así que subió al escenario, interactuó con los músicos y el público, se adueñó por unos minutos del micrófono y cantó a dúo con Manu Rodríguez, al quien no paro de abrazar desde el momento que lo alzó upa. Así cerraba la primera parte de la noche.

Luego de 10 minutos, y con los músicos sobre el escenario, el líder de Sueño de Pescado, anunció que, luego del show de Uruguay, la banda se va a tomar un receso de tiempo indeterminado para poder grabar su tercer material discográfico con toda la tranquilidad que necesitan para poder brindar un material de calidad. El mismo va a salir este año. A veces, bajar un poco, frenar, saber los límites de cada uno, encontrarse con sí mismo, son ingredientes extras que Sueño de Pescado tiene, pero que tal vez se necesitan potenciar para brindar un nuevo disco, que no cabe ninguna duda, va a dejar a más de uno con la boca abierta. Corazón y pura esencia.

Se acercaba el final, y lo hicieron con “Mi cielo te deje” dedicado, como siempre, a su hija Vera, “Venganza Primavera”, “Ladran Sancho” y para todos los que ya no están, “Todo se va”. La banda feliz, el público indomable y con el alma vibrando ante semejante show, humo y una lluvia de papelitos que parecía no tener fin era la postal final de la noche de Sueño de Pescado en Córdoba que contó con un sonido, luces y escenografía impecable.

Muy sutilmente, nacen en el mundo individuos predestinados a crear nuevos puntos de referencia muy singulares pero con un punto en común: Mejorar nuestra especie. Son portadores de semillas de cambio social y de esclarecimiento existencial. A veces, cierro los ojos, y siento – como deben sentir muchos – que todo Sueño de Pescado es parte de ese grupo minúsculo de personas. De esas personas que luchan por sus convicciones, que no quiebran, que son viscerales, que dicen lo que muchos quieren escuchar y callan, tal vez por miedo, tal vez por inseguridad, en una época donde la libertad de expresión y la música suele estar en jaque por diversas perspectivas.

Sueño de Pescado es de esas bandas que, en tiempos donde la violencia, la injusticia y la falta de credibilidad son moneda corriente, nos enseñan, con su ejemplo, a luchar y no quebrar. Tal vez sea real o un sueño, o quizas, quiera seguir apretando la almohada bien fuerte para seguir soñando con ellos; que a la larga o a la corta, soñar con pescados es señal de buenos augurios.

“Seguimos y a veces perdemos el brillo, pero de a poco nos curan”. Hoy más que nunca su mundo, es nuestro mundo; hoy más que nunca el mundo entero juega a su favor. Hoy más que nunca, vi pasar el futuro del rock por delante mío.

Fotos por May Suarez Artes Visuales

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Relacionista Pública recibida en 2016. Pueblerina en la ciudad. Amante del fulbito y la música en un mundo cada vez más sordo y mudo. El rock es compromiso. Fotógrafa por oficio y por amor. Córdobesa, por ende fundamentalista del fernet.