Luego de un cambio inesperado de locación (el recital estaba previsto para Ultra Bar), El Buen Salvaje logró avisar a tiempo de que esperaba a su multitud en un recinto de San Telmo. Kirie Music Club fue el lugar que, desde las 20.00 del sábado anterior, atestiguó el malón de bandas que acompañarían a EBS hasta su presentación.
Un telón rojo corredizo consumaba misticismo desde el fondo del bar. Al correrlo, la escalera; no de caracol, pero con el mismo sentimiento de interminable como si te dieses cuenta sobre la marcha de que la banda que viniste a ver ya se encuentra en vivo y vos aparecés sobre la hora. En la base de la escalera, la lujosa barra que te refresca más que la mirada y cuyas botellas tintinean capas de blanco, amarillo y dorado por detrás de sus etiquetas. Tu vista avanza hacia el fondo y encuentra el inconfundible escenario.
Cuatro horas antes de la medianoche (final del evento y del set de EBS), comenzó el desfile musical con tres bandas que anticiparían la llegada del número estelar. Atropello Carregal presentó lo mejor de su último disco Atropello Carregal y la Moral de la Naturaleza (2014) y sus hits de siempre. La cantidad de integrantes en el grupo (son seis), podría resultar una complicación para el escenario de Kirie, pero los matices y la evolución musical alcanzada por Atropello para este último trabajo discográfico justifican más que nunca el esfuerzo.
Otra banda invitada a la velada fue Cith, cuyo 2016 también los condecoró con un estreno. Eterna (2016), en sus propias palabras, significó para ellos un “salto de calidad” en todo sentido: letras, musicalización y hasta diseño y arte de tapa. Este segundo álbum los trajo a Kirie con el motivo de difundir aún más su mensaje, para que el 2017 también traiga fechas motivadoras y desafiantes.
La sorpresa de la noche provino de Paraguay. DTI (o Destruye Todo Imperio) resultó ser la oleada de metalcore/ post-hardcore que retumbó en los tímpanos de todos los presentes. Los integrantes de DTI provienen de diferentes bandas resonantes en la escena under y core de nuestro país vecino y han acogido en sus festivales a representantes argentinos de las mismas (DENY, por nombrar uno de ellos). Como dato de color (tanto en DTI como en Cith) dos féminas se alzan como las heroínas detrás de las seis cuerdas: otro punto de inflexión entre lo que solía ser la cabeza estándar y costumbrista del seguidor de géneros pesados, en contraposición con las nuevas generaciones.
Rondaban las 23.00 y Salvaje rugió. Disparó al aire “Estratagema”, posiblemente el track más anti-sistema de La Calma Secreta (2014). “No puedo entender, que con la mente vacía, controle el poder” y una canción que resume el poder de los ignorantes por sobre todos los demás en pleno siglo XXI.
“Absorción” es el primer track de Multitud al Acecho (2016) y se conformó como la segunda canción de este setlist. Acompañada luego por “Pecado Verbal”, se pudo empezar a dilucidar la historia detrás de la cuál EBS fundó su segundo disco conceptual.
“Siempre el Canil”, por cuestiones de tiempo, quedó para una próxima vuelta. “Cortesía para todos…” menos para los simpatizantes de este tema.
Siguió el ritmo con “Al Alcance del Silencio” e “Ingrávido”. “Seguiré siendo una canción y, al final, volveré cada vez que quieras vos. Dejaré de soñar, pero mi ilusión vivirá siempre” y uno de los puntos más altos a nivel vocal del rango de Martín Carriquiry.
“Jardín Ultravioleta” y “El Occiso está Servido” pautaron la marca de la casi conclusión del show de El Buen Salvaje. Infaltable y, como ya forma parte de la costumbre, “El Maldito” fue el punto del final de estos ocho temas.
Conciso, efusivo y con una calidad de lo más competitiva fuera del radar de lo “popular” en la música imperante, EBS perfiló un show que, en su concreción, no demuestra falta de agallas o práctica, sino todo lo contrario: que puede montar, con tan sólo una pizca de su talento, una presentación que aúlla el comienzo de un nuevo año para más oportunidades de encontrarlos debajo de los reflectores.
Fotos gentileza El Buen Salvaje prensa.
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