“Nos quisieron borrar de la historia, pero estamos acá”, canta Patricio Fontanet ante un estadio de Leandro N. Alem, en General Rodríguez, colmado. Canta y dice mucho más de lo que canta. Don Osvaldo tocó a poquísimos kilómetros de la Capital y llenó dos estadios en dos días, en el mismo lugar en el que el Lobo Cordone dijo aquello de: “¿A vos de Argentinos? A vos no mostro”. “Volver a tocar cerca del barrio no es poca cosa”, indicó, emocionado, el líder de Don Osvaldo.

Desfilaron por el escenario Eli Suárez, Martín Martines, de Ojos Locos, y Hugo Lobo, de Dancing Mood. Precisamente, esa banda abrió la tarde del domingo mientras en medio de los bailes provocados por la música, varios pispeaban que pasaba en la final de la Copa LPF, en Córdoba, entre Boca y Tigre.

La gente siempre acompaña a Don Osvaldo. (Crédito: Emma Distilo)
La gente siempre acompaña a Don Osvaldo. (Crédito: Emma Distilo)

Después, Patricio lo ungió en escena: “A Hugo (Lobo) lo conocimos en 2003, en Avellaneda. Después pasó lo que pasó y él siguió llamando, siguió tocando con nosotros como si nada. Por eso está hoy acá, más allá de ser buen músico y a quién nosotros admiramos”. Pato tenía los puños llenos de verdades en la noche de Alem, que lo vio de buen humor, muy charlador y con un muy buen registro vocal para desandar las 25 piñas con la que Don Osvaldo arremetió en la agradable noche del domingo en la casa del Lechero.

***

Con la imagen de la separación del Iglesia del Estado ganando el escenario, así empezó la noche. Lo primero que hizo Patricio Fontanet an subir a escena fue atar al pie de su micrófono los pañuelos naranja (separación Iglesia estado), verde (pañuelo a favor del aborto legal), violeta (contra la violencia de género) y el blanco (de las abuelas que no olvidan, ni perdonan). Clarísimo. Desde ahí, se para Don Osvaldo y se para Patricio. Y lo más meritorio. Desde ahí se paró siempre: Desde cuando era Río Verde, pasando por Callejeros, Casi Justicia Social y, ahora, Don Osvaldo. Estos son mis principios y no, no tengo otros. Son estos. También apareció una bandera contra el gatillo fácil y una placa que decía “Policía Federal, la vergüenza Nacional”. No hay dudas desde que vereda habla Don Osvaldo. Show a show queda claro.

La nueva banda de Pato ya armó su liturgia. Callejeros es una presencia omnipresente, pero ya no más necesaria. Obvio que cada tema de Callejeros calienta el ambiente y funciona como un portal espacio-tiempo donde, por ejemplo, este cronista se remonta a aquellas noches sudorosas y pegajosas de Cemento, en los primeros años del 2000. Por un rato, uno vuelve a ser ese adolescente despreocupado, que era capaz de esperar el “96” 2 horas, con tal de ser parte del rito que era ver a Callejeros antes de Cromañón.

El estadio estaba colmado. (Crédito: Emma Distilo)

El poder de fuego de esos temas sigue existiendo, está ahí, y Don Osvaldo hecha mano ahí cuando quiere, pero ya no lo necesita. La banda está afirmada sobre sus dos discos y los temas nuevos y la gente le responde. Ya los temas de Callejeros funcionan como funcionan los temas de Sumo en un show de Divididos: rescate emotivo, viaje al pasado, momento agradable y no más. Don Osvaldo se cimienta en otro lado y la gente lo sigue y entiende.  

*** 

Ella, rubia, con su pareja al lado, levanta con insistencia una bandera Argentina que dice “Callejeros”. Cada vez que puede lo hace, para que se note, y, también, quizás, para mantener viva a la banda que fue el motivo de reunión de muchos presentes en la cancha de Alem y hoy ya suena y es nostalgia. Pero de las lindas. Eso queda claro en cada tema de la vieja banda que suena: “Rompiendo Espejos”, “La Llave” con versiones largas, cortadas en el medio, jugando con aquellos viejos temas. “9 de Julio”, con Hugo Lobo al frente, “Más All´á”, con las teclas de Gabriel Gérez haciendo de las suyas y, quizás el momento más “Callejero” de la noche, una versión de “Ojalá Se Los Lleve” explosiva, con luces, claro, naranjas. “Siempre las mismas caras, siempre el mismo dolor”. Porque hay algo que es cierto y que debería entristecernos a todos un poco: El mensaje de la banda jamás cambio, las injusticias a las que le canta no variaron ni un poco. Ahí, claro, perdemos todos.

***
Para ya el final, Pato entonó un tema en el que, una vez más demuestra que es un hombre que disfruta del tango: “Y acá estoy después de todo, lejos ya de la largada, a la vera del silencio que se acoda en mi ventana”, canta el líder con una voz emocional y emocionado, mientras Gérez le pone todo el brillo del que es capaz a “Lejos De La Largada /Un Demonio”.

Luego llegó “Más allá” y, para el final, cuatro piñas seguidas: “Dos Secas”, “Misterios”, “Acordate” y “Suerte”. Y chau, ¿para qué más? Un recital que superó las dos horas, que hizo sonar 25 temas, con una gran puesta en escena y una banda que está sonando muy bien y que está bien plantada sobre su propia historia.

El recital, de yapa, transcurrió con una tranquilidad pasmosa. Tanto a la entrada como a la salida. Rápido ingreso, aún más rápida desconcentración, sin incidentes, sin problemas, sin nada que empañe la fiesta en las dos noches en que Don Osvaldo volvió a tocar muy cerca de su casa, a pocos kilómetros de la Capital y de Villa Celina. Como cantaba Pato en la frase que empezó esta crónica. “Nos quisieron borrar de la historia, peor estamos acá”. Suene, Don Osvaldo, suene.

Lista de temas, domingo 22 de mayo