Sinceramente lo que fue la edición del Cosquín Rock 2022 dejó tela para cortar hasta el año que viene o más aún. Desde el primer minuto adentro de ese gran lugar hasta el último. Entre las fotos con cara de felicidad que esconden algún que otro “ya termina, pero no hablemos de eso ahora” y el centenar de deambulantes a las 5am con sabor a “dame más” estará el repaso del festival entre estas líneas, que, desde ya avisamos: no podrán hacer valer todo lo vivido.

Diversidad musical y muchísimos clásicos empaparon la jornada de un sin fin de edades, colores y sabores. La presentación por primera vez en un festival multitudinario de tal prestigio para músicos como María Becerra impresionó tanto como la invitación al escenario -casi como si tocara en el living de su casa- de Fito Páez.

Fito en el escenario Sur (Ph: Juanjo Coronell)

Viajando hacia la escena under, el escenario Norte presentó a La Chancha Muda por segunda vez en Cosquín y el rock volvió a imponerse para sentir la vibración del pogo, el calor inquebrantable y el solazo que pegaba en la nuca y quemaba a más de uno con la marca de la remera.

Tiempo más tarde, el escenario sur le abrió camino a Nafta y a Natalie Pérez, dos artistas bastante diferentes pero que compartieron la misma cálida bienvenida con su música entre suave y abrazadora.

Sin dudas el show se ponía cada vez más y más picante, con el tremendo listón que se mandó Airbag, mínimo tres generaciones disfrutaron de cantar a los gritos pelados.

Ph: Juanjo Coronell

Tiempo más tarde, la participación de La Vela Puerca puso las banderas a flamear. Podían verse las rivalidades entre Peñarol y Nacional pero solo para la foto, porque en el pogo literalmente eran todos amigos.

El atardecer trajo consigo un momento mágico, digno de filmar, fotografiar y enmarcar hasta el fin de los tiempos: Fito Páez, una multitud corriendo a escuchar su voz y un cielo tan espectacular que hasta el mismísimo cantante esbozó “miren lo hermoso de todo esto”, al mismo tiempo de que pedía apagar luces y dejarse así iluminar por el rosa y naranja.

Ph: Juanjo Coronell

LA CARPA DE LA PIBADA Y EL FLOW

De más está decir que el escenario Tinta Limón estaba minado de muchísimas edades distintas, pero el público que supo repetirse una y otra vez no pasaba los 30 años.

Juanjo Coronell
Ph: Juanjo Coronell

Con sus ropas anchas, sus peinados totalmente sacados y una actitud atrevida, pibes y pibas aplaudían a las nuevas generaciones de músicos y músicas, permitiéndoles un debut digno de un fin de semana en Córdoba mientras que a 200 metros tocaban eminencias del rock.

Luego de un breve censo entre los presentes, el más esperado fue Dillom, el trapero de 21 años que, entre sus muchos logros del último tiempo, se consagró al ser parte de la Bzrp Session número 9 y su colaboración con L-Gante.

CIERRE ESPACIAL

Total y completamente idos los músicos y el público de las próximas líneas a leer: Miranda, Divididos, María Becerra, Bandalos Chinos y La Mona Jiménez. Y los lectores dirán: ¿Qué hace compartiendo párrafo el Indie con la aplanadora del Rock? Sin mencionar la cumbia cordobesa.

La Mona junto a Micky Rodríguez y José Palazzo (Ph: Juanjo Coronell)

Bueno, todo esto tiene una explicación y es la inmensa calidad que le supieron aportar el cruce de energías entre artistas y seguidores. Gritos, cantos especiales para cada artista, lágrimas y un sin fin de abrazos colmaron el predio desde un escenario al otro para hacer carne y hueso el fulgor que emanaban al hacer sonar un solo acorde de sus instrumentos.

Y ahora sí, la espera es eterna hasta el próximo festival, pero el año estará cargadísimo de música nueva y propuestas para todos y todas.