La pared que daba a la calle Dr. Tomás de Anchorena en el patio del Centro Cultural Konex les otorgaba una generosa sombra a los espectadores que acudieron desde temprano al show que abrió Rivales. Mientras los platenses regalaban las primeras melodías de la tarde del sábado, la parte soleada del lugar se mostraba desolada, con la excepción de los fotógrafos y los que cruzaban por allí para acudir a la barra. Esto no detuvo al grupo formado en 2003 a la hora de poner en movimiento a los presentes durante los 30 minutos que les fueron asignados.
Los acordes de “Piel de cocodrilo” abrieron el show de Cruzando el Charco que dejó en claro que se seguía en la misma sintonía de sonidos rockeros con una buena cantidad de fusiones, aptas para bailar. Al igual que todas las bandas de la jornada, la fecha en el festival Rock en Baradero fue mencionada en reiteradas ocasiones, sobre todo por las primeras dos, que debutan en el mismo. 13 canciones fueron suficientes para mostrar la mejor cara del grupo que presentará su disco en el Microestadio Atenas. El flyer del evento estuvo en la pantalla todo el set, incluso cuando sonaban algunos adelantos del álbum como “Terminales”.
La Perra Que Los Parió mantuvo la puntualidad que tenía la fecha hasta el momento. El marco mejoraba a cada minuto, con el número de espectadores aumentándose y lejos de ser inhibidos por el sol, se reunían en las cercanías al escenario. Luego de “Como evitar que sangremos”, el público se sentó en pleno patio del Konex ante la melodía de “Ficciones”. La furia del bajo y el acompañamiento de la batería le dieron la bienvenida a “Tal vez sea mejor así”, parte de Ni Tan Pronto.
Los hits de LPQLP llegaron con “Esa gente” e “Ídolo”, pegados en la lista de temas. El anuncio de una nueva fecha en el calendario de la banda formada en el 2000 le agregó matices de celebración, con el debut en el escenario de Auditorio Sur el próximo 29 de abril. Como si eso fuera poco, con el final del show llegaron los trapos y los globos. “Viajero” desató la fiesta que incluyó espuma de carnaval entre los seguidores.
“Estamos todos confundidos a esta hora de la tarde, ¿no?”, lanzó Pablo Pino en busca de complicidad en los primeros minutos del show de Cielo Razzo. El día mostraba los últimos rastros de claridad cuando los rosarinos asaltaron el Konex con “Galope” siendo la punta de lanza de la presentación. Javier Robledo, de anteojos negros y guantes, comenzó la intro que finalizó en “Perseguido”, en un arranque intenso que tuvo su descanso con “Cochico”, desde Tierra Nueva. Entre las luces verdes que pintaban el patio del centro cultural apareció “Chapa y bandera” con la calma que antecede al huracán, con un cierre a puro pogo.
La melodía oscura del comienzo de “Luminoso” anunciaba uno de los clásicos del sexteto. Para comenzar la segunda media hora una serie de tres canciones mantuvo a la banda activa durante casi quince minutos. “Buscando más”, “Vieja caña” y “Vueltas” fueron celebradas por el público, agregado a la concentración que lograron en la extensa outro del tema parte de Código de Barras. Quedaron solo Diego Almirón, violero, Marcelo Vizzarri, tecladista, y Pablo Pino, vocalista, para realizar un set acústico pero antes contó el difícil momento que atravesó Vizarri, a quien nombró como “corazón de goma”, en forma de broma.
Uno de los grandes méritos de Cielo Razzo en la tarde noche del sábado fue llevar el recital a distintos ambientes, dedicándole su merecido tiempo a cada uno de ellos. La inédita “Inundación” abrió el juego con la participación del violero en la voz y fue seguida por “Perros” con la armónica de Pino en la primera parte de la canción. La ya clásica versión de “Puta” finalizó el momento íntimo del show, para volver al formato completo de la banda.
El Konex abandonó el piso para saltar con la introducción de “Alma en tregua”, minutos después de “Demás”. Cuando los relojes marcaban las 21:30, horario que suelen arrancar la gran mayoría de recitales en Capital Federal, en Once arrancaba el tramo final del festival. El pogo de “Que se yo” despidió a la banda que se bajó del escenario por unos minutos para preparar los bises de la lista. Ante un Pablo Pino reflexivo y agradecido con su gente, Cielo Razzo interpretó “Sin salida”. El groove de la versión bailable de “Bébelo” llenó de alegría el patío para darle paso a la clásica “Charlone”. La despedida se concretó con la radial “Ventana” para cerrar las casi dos horas de rock rosarino.
Fotos de Héctor Palacios.
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