Sábado a la medianoche. El momento perfecto. Probablemente sería elegido por la mayoría como el mejor instante de la semana, pero obviamente no se trata del tiempo, sino de su conjugación con el espacio, la compañía, los estímulos adecuados; todo aquello que transforma ese periodo de un par de horas en magia pura.

Por tener una latencia de gloria, ese horario parecía ser el perfecto para disfutar del show de Baltasar Comotto. Con horario de puerta a las 00 hs, cuando otros comienzan a convertirse en calabaza, el guitarrista tenía todo preparado para brillar, y hacer brillar.

Abrió la velada Señor T y Los Tábanos, un quinteto de rock bien al frente, con una propuesta que va desde el rocanrol hasta el blues y el folk. En el grupo, toca Sebastián Iriarte, quien también acompaña a Baltasar en su carrera solista. A pesar de ser la banda soporte, Tábanos se despachó con un extenso show -festejado por gran parte del público que también fue a Lucille para verlos a ellos- que tiene un valor importante, porque muchas veces, achicar el set al artista que abre un show puede ser una demostración de jerarquías que en este caso no existió.

Gentileza Javier Rogoski

Minutos antes de las 2 de la madrugada, cuando la plena oscuridad se esconde bajo millones de luces en el barrio de Palermo, salió la banda de Comotto y el frontman, sin mediar palabra, arrancó con “Marr”. Esa bomba sónica abre su disco a ritmo de bombo en negras y violas hipnóticas. “Siente todo a tu alrededor”, nos advierte desde la letra el cantante. Quizás obvia aclaración pero como el show era la presentación de su disco “Elite”, el recordatorio podía servirle a más de uno.

Menguando velocidad y energía entre la intensidad y la calma, el segundo de la noche fue “Espejo”, que demostró la versatilidad compositiva de Baltasar. En extremos, el músico puede impregnar de igual manera un cuidadoso trabajo de guitarras, y una banda que acompaña y que no deja de mostrarse fuerte pero a la vez todo se equilibra funcionalmente e incluso con una sonoridad atmosférica, ambiental, por momentos.

Tras el primer agradecimiento al público que asistió al show, salió “Hipnotic”, tema que inequívocamente hace recordar al Flaco Spinetta porque fue el cantante invitado en aquella hermosa versión de estudio para el segundo álbum de Comotto, “Blindado”.

Vale recordar que hubo un largo hiato entre aquel disco del violero y “Elite”, su tercera producción. Más allá de su talento innato, existe un crecimiento artístico enorme desde la etapa de “Blindado” a esta que vive, dado, entre otras circunstancias, por los proyectos para los cuales trabaja.

El resultado, canciones como “Sigue sigue”, en las que recorre géneros tan disimiles como el electro y el stoner, la letra de “Libertad”, lo ganchero que suena la balada “Skay (un tren)” y la oscuridad de “Péndulo”, que formaron parte del setlist de Lucille.

Habría tiempo para algunos covers, relacionados a algunos artistas con los que tocó. El costado spinetteano apareció con “Cementerio Club”, de Pescado Rabioso, y tema que Baltasar tiene bastante aprendido por haberlo tocado con el mismísimo Flaco en varias oportunidades.

Luego, saldría a escena su gran amigo y par Gaspar Benegas, con quien el anfitrión toca en Los Fundamentalistas Del Aire Acondicionado del Indio Solari. Dos temas bastaron para demostrar que el apodo “Los reyes de la guitarra” que varios medios le puso a la dupla no solo es un capricho por sus nombres, sino que tiene algo que ver con el manejo de un virtuosismo tan atrapante como simple: Ninguno de los dos intentan maravillar con solos o fraseos, pero sus dones logran conmover desde cualquier acorde tocado. “Hombre desprolijo”, de Pappo, fue el elegido para subir la espuma y continuaron con “Mejor no hablar de ciertas cosas” (de Sumo pero originariamente con letra del Indio) en el que a Gaspar solo le bastaron unos compases para sacar magia en un corto solo.

Llegando al final de la velada arrancó el poderoso riff de “Quiero hacerlo”, sumada a la voz versión desgarro de Baltasar hicieron mover a todos, groove que se mantuvo con “Jaguar” y que antes del final se cortó para un consejo del vocalista: “Cuidense y cuiden a los que quieren. Está cada vez más difícil”.

El cierre llegó con “Ciego”, otro gran tema de su reciente disco y que cuenta con referencias Zepelianas innegables que supo escapar del 4×4 pero que no por eso deja de ser ganchera y bailable.

La presentación de “Elite” finalizó un rato antes de las 4, cuando Palermo todavía estaba florecido de gente por todos lados y cervecerías en su mejor momento. Una abismal diferencia se notaba entre lo vivido en Lucille y lo padeciente del afuera, aunque las violas de Comotto harían fuerza para permanecer en cada uno de los asistentes, recordándoles hipnóticamente que la noche perfecta tiene más que ver con la buena música, que con el espacio y el lugar.

Foto gentileza Javier Rogoski