Las veredas de Pugliese ubicado en el centro rosarino se colman de jóvenes que tiñen de rock la zona anunciando que el lugar será sede de un nuevo encuentro. A pocos días de anunciar el show, Santiago Aysine agotó las entradas. Carismático, con un timbre de voz particular y con aires revolucionarios, el joven logró ganarse el corazón de cientos de chicos, que lo conocieron a través de su banda, Salta la Banca.
A comienzos del show lo primero que hizo Santi fue disculparse por quienes habían quedado afuera, pero a la vez, argumentando que la idea es seguir sosteniendo un formato acústico que sea íntimo. Sin dudas si quisiese pegar el salto y pasarse a un teatro un poco más grande no tendría dificultades para llenarlo, pero estaríamos hablando de otro tipo de evento. Cuando uno va a ver a Santiago Aysine a un show acústico es como si le dieras la viola a un amigo que canta y toca bien en un asado, el ambiente es relajado, no hay escenografía, el público pide temas, no existe una lista a la cual apegarse estrictamente y hacia el final todo termina con baile y risas.
El repertorio incluyó un gran número de canciones de Salta la Banca, pero también muchos covers de bandas como Las Pastillas del Abuelo, Callejeros, Cerati y “La Bersuit”. Aysine habló sobre lo mucho que le gustaba venir a Rosario y los amigos que había hecho en la ciudad, haciendo ese el momento indicado, para que Javier Robledo, baterista de Cielo Razzo, suba al escenario para tocar un par de temas juntos, evidenciando que Javi no sólo toca bien la batería sino también la guitarra y hasta se le anima al canto cómodamente.
La noche de covers siguió con “Anguilita” de De La Gran Piñata y “Creo” de Callejeros para luego dar paso a “Vals para Jorge” y “La Espada del Recelo” de Salta la Banca. Ante el pedido de “Mercedes”, Santiago consiente a tus fans y aparecen los primeros bailecitos de la noche que se continúan con “Caraluna” de Bacilos y “Una Cerveza” de Ráfaga.
La extraña mezcla sigue y entonces aparece “Somos” por si ahí adentro del lugar, había algún curioso y/o acompañante que debiera enterarse de las banderas de apertura musical que la banda y su fans erigen bien alto.
Fito Páez, Los Redondos, Callejeros y Las Pastillas del Abuelo son la antesala a las cumbias que Santiago anuncia que ya se vienen, en un show sin descanso. Dos horas y media habían pasado y el músico jamás soltó la guitarra o se alejó del micrófono para algo más que no sea tomar agua.
El momento que hace que la palabra “fiesta” le quepa sin ninguna duda a este show, había llegado. Las cumbias dibujan sonrisas en los rostros del público y los invitan a bailar (y a seguir cantando).
“A el que no abre la cabeza no le crece el corazón” reza “Somos” y muchos no entenderán como cientos de jóvenes asisten a un recital de rock y disfrutan tanto de un momento donde otros géneros musicales se apropian del escenario, la magia de Santi.
Esto es un acústico de Aysine, él su guitarra y el público, nada más y nada menos. Un artista encarnando una multiplicidad de voces, durante casi cuatro horas, atravesando distintos géneros, entonando melodías mediante silbidos y demandando de su público percusión con palmas y coros que hacen que a la noche, no le haga falta nada más.
Fotos de Martina Ferrer Ph.
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