En Vivo

Al Gran Rex le hacía falta esa fiesta

Salta La Banca fue introspectiva en el Gran Rex. Tomó parte de su historia para reformular la estructura y el sonido de sus primeras canciones. Un show único e imperdible en la historia de la banda.

Cimientos en la trova, perfeccionados sobre alfombras rojas, escaleras de mármol y paredes color oro, fueron la estructura de un show sin precedentes en la historia de Salta La Banca. El teatro Gran Rex fue testigo de uno de los procesos más difíciles en la construcción musical: Tomar aquellas canciones de fogón para potenciarlas en una amplia variedad de instrumentos, y bajar a un formato electro-acústico algunas que fueron creadas para un sonido bien rockero.  

Aprovecharon cada una de las posibilidades que brindó un escenario de tal calibre. Sobrios, pero elegantes, eligieron desplegar tres tiras blancas verticales sobre lo más profundo del cuadrado. Una ovación se presentó en la apertura del telón y en fila aparecieron para dar la bienvenida a su público. Estuvieron a tono: Se vistieron de gala. Un piano de cola, un bajo con cuerdas doradas, percusión al fondo y un mix de guitarras complementaban la decena de humanidades en la escena.

¡Buenas noches, Gran Rex!”, el ímpetu en la voz de Santiago Aysine movió los hilos de la gente y potenció las emociones en el comienzo. “Tren al Edén” abrió la noche bajo una euforia ascendente. Bastó la primer canción para comprobar de qué venía el show. El trabajo previo en la elaboración de versiones y la manera en las que se plasmaron, hicieron que el evento se haya encontrado a la altura de una mega producción.
DSC_0029
La idea fue retomar algunas composiciones viejas. “Labios de Café” entró como número dos del set list, con intervenciones brillantes de Santiago Maggi (Piano), en primer turno, y Julian Baranchuk (Batería), en segundo lugar. Se gestó una interesante armonía entre la guitarra eléctrica de Beto Grammatico y la acústica de Juanjo Gaspari. Una superficie amplia que permitió que todos las partes que componen Salta La Banca destaquen por igual, tanto en lo sonoro como en lo visual.

“Soldado” comenzó enganchado. Fue muy favorecido por los vientos y el solo de Beto. “Aunque la mona se vista de seda…”, fue el chascarrillo de Aysine sobre el marco del show para dar la primera cuota de humor. Una versión con estilo Hip-Hop de “Ellos”, comandada por el pulso de Gonzalo Sosa (Bajo), generó el estallido.  

DSC_0012Es un tema mío que tocamos algunas veces con Salta”, fue la explicación de la voz antes de hacer “Ponele” – uno de los más cantados -. Siguieron en esa tonalidad, una versión reggae de “El Cuarto de al Lado” salió con dedicatoria hacia la hermana del cantante. Por primera vez en la noche, Santiago Aysine, decidió levantarse de la silla, para ofrecer lo que venían a ver sus amigos de Villa Raffo: “Fuimos”.

“Aventura Diurna” devolvió el momento meloso, y “Del Árbol” apareció después de mucho tiempo. Se encargaron de destacar la intención de no dejar morir ninguna canción.  Eureka! se vio representado recién en el décimo tema, cuando “El Jardín de mis Agonías” impregnó de fuerza el teatro. El uso del escenario por parte de Aysine fue impecable. “Luna del Luna'” tuvo su momento potenciada por la armónica de Ramiro Maidana.

Eligieron revivir parte del show de  Niceto, allá por 2010, pero a cuatro guitarras. Maggi, Grammatico, Gaspari y Aysine ocuparon el escenario para emular la vieja versión de ‘No Hay”. Los mismos, pero sin Juanjo, quedaron en las tablas para tocar una de las letras más lindas de Salti: “Estigma”.

Para demostrar que los lujos no son condicionantes y que la esencia se encontró intacta, encararon un par de cumbias. Piano y voz recordaron a Leo Mattioli y lo engancharon con Solsticio. “Yo” fue un grito de lucha, que no perdió la intensidad ni en una rítmica más pausada. Prolongaron la línea de su cuarto trabajo, COPLA, y con el puño izquierdo en alto entregaron “Tú”.

La gente reconoció “Tu Entrega”;en los primeros acordes, y una interpretación con estilo rocanrol de Hay Que Saber Ser continuó la lista. El bajo y la batería se transformaron en el eje de “Yo Te Culpo”, una modificación en casi la totalidad de la canción que concluyó con un final murguero. Los cuerpos siguieron dejándose llevar, “Tus Iniciales” entró en un formato disco. A esa altura, Salta La Banca, había conseguido mutar las estructuraciones en zonas de confort.

Aysine se sacó el saco. Era el momento de “Unos Versos”. Los solos de Juanjo y Beto se respetaron tal cual la grabación original. Ambos, con guitarras eléctricas, captaron la atención de los presentes en el tramo final del noveno tema de Eureka!. “¿Vamos a bailar?”, se escuchó desde el micrófono central. “Olvidala” de Banda XXI calentó los motores para el tema más movido de la noche: “Dale, Dolores”. Rompieron el molde, se pararon todos, tanto arriba como abajo del escenario. Se dedicaron a disfrutar.
DSC_0024
Las voces de la gente fueron protagonistas en “¿Quíen Dice?” y “Mejillas de Amapola” salió muy similar a la grabación de estudio. “Las viejas canciones merecían el mismo trato que las nuevas”, y “Destilando Optimismo” sorprendió en su versión rockera.

“Increíble” se convirtió en una caricia al alma del público. Lo adornaron en aplausos para engancharlo con “Sueño”, el que pretendía ser el último tema del show. “¡Una más!”, exclamó Santiago Aysine e improvisaron una interpretación de “Que Salte La Banca”. Fue el último momento de la noche. Una fecha que tuvo matices; pasando por la elegancia y desembocando en la soltura, con solvencia y sin perder la esencia, con un formato extremadamente conocido pero mejorado. Salta La Banca volvió a poner sobre la mesa sus capacidades individuales y colectivas para seguir alimentando la mística de la autogestión.

Fotos por Kamylee López Fotografía

[su_custom_gallery source=”media: 125206,125207,125208,125209,125210,125211,125212″ limit=”75″ link=”lightbox” width=”180″ height=”150″ title=”never”]