Un miércoles por la tarde si el transporte público anda mal, no es mucha novedad en “La Docta”. Sí cuando se sabe de un show de con las características del de Aerosmith, pero en dirección al Estadio Kempes y no hacia Alta Córdoba, donde está el “Monumental” de Instituto. Pero este acontecimiento lo era en todos los sentidos, inclusive en un lugar “lindo para mirar fútbol” pero que no todo conocían en su faceta rockera, por decirlo de alguna manera.
Con un ingreso tranquilo, las peleas se daban en la platea –no numerada- donde los que estaban desde las “16:30” se molestaban y discutían con quienes se sentaban en sus pies. Las columnas de iluminación en un principio no eran impedimento de disfrutar, hasta que le tocó subir a Aerosmith. Mientras tanto 3 De Copas y Eruca Sativa lograron aplausos de un público respetuoso, que no estaba tan ansioso. Sabían lo que vendría después, pero querían disfrutar momento a momento. Le festejaban los chistes a la primera banda, además de sus temas instrumentales y aplaudían con más fuerza al trío cordobés, que raramente al final se presentó. Correctos, por más que no hiciera falta –a priori- y más estando en Córdoba.
Cuando finalizaron, sí del cuerpo se apropió un nerviosismo raro y más para los que estaban en el Campo VIP –había divisiones- como Pedro, periodista de rock cordobés, pero sobre todo fanático de “Los chicos malos de Boston” y de Instituto. Él sí, que tuvo su día de “Gloria” más importante logrando unir sus dos pasiones. Él, que desde que llegó la noticia de que volvían no paró de agitar y de recordar lo que pasaría. Algo que destacó al público cordobés, en las semanas previas.
Aerosmith: Más que viejitos piolas
Las luces se apagaron y en lugar de ellas, fueron los celulares y cámaras que se prendieron. Dos minutos después de las 21, volvía Aerosmith a tocar en Córdoba, luego lo que pasó en el ex Chateau Carreras el 16 de noviembre de 1994, cuando presentaron el disco más exitoso de su carrera: Get a Grip.
Joe Perry, Brad Whitford, Tom Hamilton, Joey Kramer y Steven Tyler salieron para hacer enloquecer a un público muy fiel. Si bien todos son tremendísimos músicos, la vitalidad y la forma de ser de Steven es lo que se destaca. Ojo, no estamos descubriendo nada, pero sin lugar a dudas un show de ellos no sería lo mismo sin los brazos moviéndose como olas de Tyler, su micrófono de pie con sus pañuelos y sus 68 años que tiran a la basura cualquier indicio de vejez.
“Back In The Saddle”, “Love in an Elevator” fueron los primeros temas y los primeros gritos agudos del cantante, que fue constantemente por la pasarela para sentirse más cerca del público. También fueron los primeros gritos de los que estaban debajo, como nuestro amigo que tenía enfrente a la primera banda que eligió “escuchar por motu propio” y al cantante que es “rock and roll de verdad”.
El mismo “demonio de los gritos”, como se lo conoce al líder, hace un tiempo dijo “que la gente prefería escuchar mucho más los éxitos viejos, que lo nuevo”. Por eso en esta lista de “greatest hits” continuaron “Cryin’ (tirando su armónica al público), “Jaded”, “Crazy”, “Last Child”. Para los más críticos, una seguidilla de power ballads y temas ideales para pogo, que fue el 90% del show.
Para los más emocionados, los temas más festejados, con los que tal vez conocieron a la banda y hasta se enamoraron con la bella Alicia Silverstone, “la chica mala” de sus videos. Más o menos como la presencia femenina en el lugar que se volvieron como el nombre de la canción y no dudaron de mostrar su belleza, algo que siempre destacó al mundo “Aero”.
El retumbar de corazones
La gira que lleva el nombre de Rock N’ Roll Rumble, en su escala en la provincia mediterránea, tuvo una parada cuasi perfecta. Los que se agolpaban en el tejido para “estar más cerca”, lo vivieron tan intensos como el que vendía el merchandising oficial, que por momentos se olvidaba de vender y saltaba con los otros.
Es que Steven genera eso y más. Es hipnótico, tanto que por momentos generaba que dejaran de cantar para seguirlo. Y no importaba si eran “hombres rudos” o no. todos en algún momento dejaban escapar lágrimas, vaya uno a saber pensando qué. Por otros momentos reía ante los movimientos sensuales y sexuales del líder.
“I Don’t Want to Miss a Thing”, llegó para que todo el público se enamorara un poco más de los de Massachusetss, quedando en un estado de amor perpetuo, luego de haber movido el cuerpo con “Dude (Looks Like A Lady)” o “Rag Doll” que mostraban los diferentes momentos de éxito y décadas de la banda.
El recorrido musical de casi dos horas, además regaló versiones de “Come Together” y “Stop Messin’ Around”, de The Beatles y Fleetwood Mac respectivamente. La primera con el cantante y Joe Perry en el micrófono. El segundo con el guitarrista solo cantando y un video de él, caminando por la Plaza San Martín, tomando un cortado y hasta mostrando una camiseta de la Selección Nacional de Messi. Es decir: Terminando de comprarse de por vida a los cordobeses y a quienes se llegaron de otros lados. Tal vez por eso otro de las postales del show, fue cuando agradecieron al Intendente de Córdoba Ramón Mestre, por entregarles la llave de la ciudad, gesto que no gustó mucho en el resto de la sociedad.
El final fue con “Walk This Way” y “Train Kept a Rollin'”, el chaleco de cuero del “flaco” ya no más su sobretodo brillante, pero sí brillando en el escenario con sus compañeros legendarios. Con quienes comparte el mote de “únicos” según sus seguidores, desde hace más de 40 años.
Los bises, no tardaron en llegar. Fueron “Dream On” y “Sweet Emotion”, los primeros éxitos de Aerosmith desde hace más de cuatro décadas. Si bien se sabían de antemano, eso no quitaba la “dulce emoción” con la que cerró esta noche histórica o “surrealista como sacada de un sueño” en palabras de Claudio, otro conmovido fan quien andaba por allí. Sueño que cumplió la Córdoba de los “chicos malos”. Como Pedro que los recibió en su segunda casa y llorando, junto a Steven con su piano blanco, cantó en inglés: “Sueña, sueña, sueña hasta que tu sueño se haga realidad”.
Fotos y crónica por Juan José Coronell
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