Montevideo, Uruguay. 4 de noviembre de 1967. El Estadio Centenario abre sus puertas y se prepara para ser parte de un acontecimiento histórico. Racing y Celtic se enfrentan por la tercera final de la Copa Intercontinental. La mezcla entre alegría y nerviosismo se instala en la ciudad, pero algo no anda bien en los hinchas escoceses que, sorprendidos, levantan la mirada y ven una nube blanca que cruza el cielo más celeste de todos.
Aquella tarde, la bandera argentina se impuso en el lugar. En el cielo, en la tierra y en la zurda de Juan Carlos Cárdenas, que la clavó desde 25 metros y consiguió, con su gol, el primer título mundial para el club de sus amores. Dicen que ese tanto se gritó en el mundo entero, desde Avellaneda hasta Liverpool, dónde el cantante John Lennon, que había expresado su afecto por Racing, saltó de alegría por la rivalidad entre ingleses y escoceses.
La confesión de amor por la Academia del ex Beatle existe. Y el periodista Bobby Flores y el ya fallecido Juan Alberto Badía fueron testigos del material inédito que lo confirma. Hasta el Chango mismo aseguró que en una de sus visitas a Inglaterra, se le acercó un rockero y le aseguró que Lennon hizo fuerzas por el club argentino.
Hoy, 50 años después, la identidad racinguista recuerda al gol de Cárdenas con pasión. Mientras tanto su autor, nacido en Santiago del Estero, reconocida provincia por dormir la siesta después del almuerzo, descansa en su casa. Como tranquilamente lo puede hacer en el Pasaje Mozart y Corbatta, en Avellaneda, o en Abbey Road en Londres, donde justamente Lennon cruzó la calle junto a sus compañeros de banda. Por eso y por mucho más, la leyenda del Chango ya es una realidad, y su gol: un orgullo nacional.
Por Francisco Nutti @FranNutti
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