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Temporada de vacas gordas

Arrancaron Halle y Queen’s, los dos torneos previos a Wimbledon, el Grand Slam por excelencia. Acá van algunas consideraciones sobre el tenis en el césped, y una refutación particular a Guillermo Vilas. Comenzaron Halle y Queen’s. Ambos torneos son la preparación de los tenistas para lo que en dos semanas ocurrirá en la Catedral del tenis. Federer, Haas, Gasquet y Monfils son las caras conocidas en Alemania, un certamen corto en comparación con el que se realiza en Londres. Allí está el regreso de Murray, después de su ausencia en Roland Garros. Completan la atracción Tsonga, Berdych y nuestro Del Potro. En el recuerdo queda la final del 2012, cuando Nalbandian, en un acto de calentura, agredió sin querer a juez de silla y fue descalificado, lo que le dio el trofeo a Cilic. Esperemos que Juan Martín no repita el papelón de David. Las aspiraciones del tandilense son muchas, pero todas nuevas. Nunca pudo pasar de cuarta ronda en el tercer Grand Slam del año. Tiene con qué y depende del cuadro que le toque para ver si llega lejos esta vez. [yframe url='https://www.youtube.com/watch?v=XBnNDdR_n3k']

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“El pasto es para las vacas” dijo Vilas una vez. Es que el césped siempre fue difícil para “Willy”, el tenista más grande que dio nuestro país. Si bien tuvo grandes resultados en el Abierto de Australia y los Masters que se jugaban en esa superficie durante su época, Wimbledon nunca fue bueno para el gran Guillermo. Voy a tomarme el atrevimiento de contradecir al Maestro. O de simplemente corregir su frase. Creo que el pasto es para las vacas. Pero las vacas gordas. El tenis en césped es el más rápido. Lo es su superficie y lo traslada al juego que allí se desarrolla. El pasto impide el juego defensivo. Hay que tomar la iniciativa, ser agresivo y buscar cada punto para poder desequilibrar. Los puntos no son tan largos, se buscan más ángulos y se sube mucho más a la red. El que es bueno en césped, es bueno en todas las otras pistas. En la antípoda está el experto en polvo de ladrillo, al que siempre le cuesta el cambio repentino post Roland Garros. La velocidad que impone no solo es física, sino también mental. Puntos rápidos requieren decisiones rápidas. Eso diferencia a los grandes del resto. Perdoneme, Guillermo, pero si el pasto es para las vacas, estas vacas son sagradas, como en India. Además, claro, estamos hablando de Wimbledon. El torneo más antiguo, el más importante y el de mayor prestigio. Quizás el único certamen que sigue respetando la tradición al pie de la letra. Es la Catedral del tenis. El All England Club tiene una mística que no tiene ningún otro predio tenístico en el mundo. Todos de blanco. El dorado como otro color principal (junto al verde oscuro y el púrpura). El público refinado y elitista, pero que entiende su obligación de ser respetuoso con el espectáculo y el juego. El techo de vidrio. El primer domingo libre. El partido más largo de la historia (Isner a Mahut en 11 horas de juego). Así de importante es Wimbledon. Así de importante es el pasto. Por eso las vacas flacas no pueden comerlo.

Arrancaron Halle y Queen’s, los dos torneos previos a Wimbledon, el Grand Slam por excelencia. Acá van algunas consideraciones sobre el tenis en el césped, y una refutación particular a Guillermo Vilas.

Comenzaron Halle y Queen’s. Ambos torneos son la preparación de los tenistas para lo que en dos semanas ocurrirá en la Catedral del tenis. Federer, Haas, Gasquet y Monfils son las caras conocidas en Alemania, un certamen corto en comparación con el que se realiza en Londres. Allí está el regreso de Murray, después de su ausencia en Roland Garros. Completan la atracción Tsonga, Berdych y nuestro Del Potro. En el recuerdo queda la final del 2012, cuando Nalbandian, en un acto de calentura, agredió sin querer a juez de silla y fue descalificado, lo que le dio el trofeo a Cilic. Esperemos que Juan Martín no repita el papelón de David. Las aspiraciones del tandilense son muchas, pero todas nuevas. Nunca pudo pasar de cuarta ronda en el tercer Grand Slam del año. Tiene con qué y depende del cuadro que le toque para ver si llega lejos esta vez.

[yframe url=’https://www.youtube.com/watch?v=XBnNDdR_n3k’]

“El pasto es para las vacas” dijo Vilas una vez. Es que el césped siempre fue difícil para “Willy”, el tenista más grande que dio nuestro país. Si bien tuvo grandes resultados en el Abierto de Australia y los Masters que se jugaban en esa superficie durante su época, Wimbledon nunca fue bueno para el gran Guillermo.

Voy a tomarme el atrevimiento de contradecir al Maestro. O de simplemente corregir su frase.

Creo que el pasto es para las vacas. Pero las vacas gordas.

El tenis en césped es el más rápido. Lo es su superficie y lo traslada al juego que allí se desarrolla. El pasto impide el juego defensivo. Hay que tomar la iniciativa, ser agresivo y buscar cada punto para poder desequilibrar. Los puntos no son tan largos, se buscan más ángulos y se sube mucho más a la red.

El que es bueno en césped, es bueno en todas las otras pistas. En la antípoda está el experto en polvo de ladrillo, al que siempre le cuesta el cambio repentino post Roland Garros. La velocidad que impone no solo es física, sino también mental. Puntos rápidos requieren decisiones rápidas. Eso diferencia a los grandes del resto. Perdoneme, Guillermo, pero si el pasto es para las vacas, estas vacas son sagradas, como en India.

Además, claro, estamos hablando de Wimbledon. El torneo más antiguo, el más importante y el de mayor prestigio. Quizás el único certamen que sigue respetando la tradición al pie de la letra. Es la Catedral del tenis. El All England Club tiene una mística que no tiene ningún otro predio tenístico en el mundo.

Todos de blanco. El dorado como otro color principal (junto al verde oscuro y el púrpura). El público refinado y elitista, pero que entiende su obligación de ser respetuoso con el espectáculo y el juego. El techo de vidrio. El primer domingo libre. El partido más largo de la historia (Isner a Mahut en 11 horas de juego). Así de importante es Wimbledon. Así de importante es el pasto. Por eso las vacas flacas no pueden comerlo.