Llegó a Newell´s en julio de 2012 y cuando le tocó ponerse la camiseta rojinegra, se la puso como se hubiese nacido en el club, como si fuera su lugar de origen. Milton Casco se instaló en Rosario bajo el visto bueno de Gerardo Martino, que lo pidió explícitamente para reforzar al plantel y que borró fácilmente de las retinas de los hinchas Leprosos a Leonel Vangioni.
Se adaptó rápido al estilo impuesto por el entrenador. Es escurridizo, rápido, tiene llegada al área y coquetea bastante seguido con el gol. Los rosarinos compraron el 50% de su ficha a Gimnasia de La Plata; en ese entonces el Lobo estaba en el Nacional B y nadie podía apostar por Casco. Pero el Tata si, se la jugó por un futbolista de la media, que terminó siendo fundamental para el esquema del último semestre. Es un volante reconvertido en defensor, pero con todos los conceptos para jugar en cualquiera de las dos posiciones.
Milton, uno de los más regulares del plantel desde febrero hasta el día de la fecha, completó una defensa sólida y que se complementa a la perfección con las demás líneas. El oriundo de Entre Ríos se entendió muy bien con Nacho Scocco en el toque corto; hacen diferencia desde la salida hasta llegar al área rival. Se complementaron con prestancia y generaron mucho fútbol. Muy buena asociación.
Cuando se desprende es un mediocampista más, provoca que sus rivales estén más preocupados por pararlo que por encararlo. Es incisivo en el circuito futbolístico, inteligente para jugar y solidario con sus compañeros. Marcó goles claves en este semestre: empató la serie de octavos ante Vélez en él Amalfitani y fue partícipe en el primer gol ante Rafaela, el pasado domingo.
Además de cumplir con su labor, logró que la el hincha olvide rápidamente a Leonel Vangioni (gran jugador, que se originó en las inferiores de Newell´s). Cubre el lateral izquierdo como si hubiera jugado desde chico en el club y apenas tiene algunos partidos en la institución rosarina. Desborda como los wines de antes, de otra época. La realidad es que nadie apostaba nada por su presencia, pero Martino puso el ojo y apuntó bien.
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