Ball

Martino, un entrenador serio

Sincero, autocrítico, educado, amable, mesurado. Esos son los calificativos que denota Gerardo Martino en su personalidad; cuando declara luego de un partido y para pregonar un modelo de juego bien marcado. Es fiel a ese paradigma y se siente orgulloso de defenderlo. En el fútbol argentino quedan cada vez menos personas y profesionales como él. Es amable y educado con sus pares, y también con la prensa. Nunca contesta con soberbia ante la presencia de los periodistas, siempre trata de dar una respuesta interesante desde la parte lúdica del fútbol o cuando la pregunta tiene un interés diverso a los aspectos futbolísticos. Las escasas veces que tuvo algún entredicho fue porque lo juzgaron o prejuzgaron en base a la desinformación y con intención de manchar su buen honor. Tata impone su verdad cuando alude al rendimiento de su equipo: admite si lo planeado le sale bien y también si le sale mal. Sinceridad pura. No deja pasar ninguna oportunidad de mirar para otro lado y de hacerse el desentendido, porque si sus dirigidos ganan y juegan mal, él lo admite. Asumir el error es la mejor manera de superarse. “Hoy tuvimos culo. De lo que planeamos no nos salió nada. Es más, todo al revés. Y en los penales zafamos porque se cayeron la mayoría de los jugadores de Brasil.”, alegó en la Copa América 2011 cuando era entrenador de la Selección de Paraguay y luego de derrotar en cuartos de final a Brasil por penales. Es mesurado en situaciones críticas. Volvió a Newell´s para que no se hunda en el descenso y hoy se encuentra primero en la tabla de posiciones, a falta de dos fechas para la finalización del Torneo Final y con tres puntos de ventaja sobre River Plate. “Aún no me veo campeón, pero sí es cierto que dependemos de nosotros mismos y eso es muy bueno. Tenemos que sacar cuatro puntos más para dejar sin posibilidades a River y Lanús, opinó el técnico Leproso. Esa tranquilidad y parsimonia que denota al declarar es la que quiere transmitirle a sus jugadores, por más de haberle convertido cinco goles a su rival. Martino no negocia sus formas y tampoco se arrepiente de atravesar etapas y caminos de la manera que lo hace: "Más que los hinchas del buen fútbol disfruten con Newell's, me interesa que estamos en las instancias finales y que el equipo no pierda las formas. Existe el riesgo grande de quedarnos sin nada, pero si el resultado no llega nos habrá gustado haber recorrido el camino como lo hicimos”. Que aclare esas cuestiones provoca que su trabajo prevalezca de credibilidad y de apoyo por el entorno. También su figura incorpora seriedad porque todos sus calificativos desembocan en eso. El ex técnico de la Selección de Paraguay es consecuente a sus dichos. Siempre acciona en referencia a lo que dice, nunca se traiciona. Jamás corromperá sus ideales. Esa característica es loable en este fútbol argentino tan mediocre, lleno de mentirosos y de gente que hace lo que sea para lograr su cometido. Quizás sea la clave del éxito. Pero eso sólo lo sabe el Tata.

Sincero, autocrítico, educado, amable, mesurado. Esos son los calificativos que denota Gerardo Martino en su personalidad; cuando declara luego de un partido y para pregonar un modelo de juego bien marcado. Es fiel a ese paradigma y se siente orgulloso de defenderlo. En el fútbol argentino quedan cada vez menos personas y profesionales como él.

Es amable y educado con sus pares, y también con la prensa. Nunca contesta con soberbia ante la presencia de los periodistas, siempre trata de dar una respuesta interesante desde la parte lúdica del fútbol o cuando la pregunta tiene un interés diverso a los aspectos futbolísticos. Las escasas veces que tuvo algún entredicho fue porque lo juzgaron o prejuzgaron en base a la desinformación y con intención de manchar su buen honor.

Tata impone su verdad cuando alude al rendimiento de su equipo: admite si lo planeado le sale bien y también si le sale mal. Sinceridad pura. No deja pasar ninguna oportunidad de mirar para otro lado y de hacerse el desentendido, porque si sus dirigidos ganan y juegan mal, él lo admite. Asumir el error es la mejor manera de superarse. “Hoy tuvimos culo. De lo que planeamos no nos salió nada. Es más, todo al revés. Y en los penales zafamos porque se cayeron la mayoría de los jugadores de Brasil.”, alegó en la Copa América 2011 cuando era entrenador de la Selección de Paraguay y luego de derrotar en cuartos de final a Brasil por penales.

Es mesurado en situaciones críticas. Volvió a Newell´s para que no se hunda en el descenso y hoy se encuentra primero en la tabla de posiciones, a falta de dos fechas para la finalización del Torneo Final y con tres puntos de ventaja sobre River Plate. “Aún no me veo campeón, pero sí es cierto que dependemos de nosotros mismos y eso es muy bueno. Tenemos que sacar cuatro puntos más para dejar sin posibilidades a River y Lanús, opinó el técnico Leproso. Esa tranquilidad y parsimonia que denota al declarar es la que quiere transmitirle a sus jugadores, por más de haberle convertido cinco goles a su rival.

Martino no negocia sus formas y tampoco se arrepiente de atravesar etapas y caminos de la manera que lo hace: “Más que los hinchas del buen fútbol disfruten con Newell’s, me interesa que estamos en las instancias finales y que el equipo no pierda las formas. Existe el riesgo grande de quedarnos sin nada, pero si el resultado no llega nos habrá gustado haber recorrido el camino como lo hicimos”. Que aclare esas cuestiones provoca que su trabajo prevalezca de credibilidad y de apoyo por el entorno. También su figura incorpora seriedad porque todos sus calificativos desembocan en eso.

El ex técnico de la Selección de Paraguay es consecuente a sus dichos. Siempre acciona en referencia a lo que dice, nunca se traiciona. Jamás corromperá sus ideales. Esa característica es loable en este fútbol argentino tan mediocre, lleno de mentirosos y de gente que hace lo que sea para lograr su cometido. Quizás sea la clave del éxito. Pero eso sólo lo sabe el Tata.