Desde su llegada a Lanús, Guillermo Barros Schelotto debió adaptarse a las reconstrucciones. En cada semestre, el plantel perdía poca cantidad de piezas pero sumamente determinantes y con un demostrado valor cualitativo. No obstante, la llegada de refuerzos y la idiosincrasia impuesta por el entrenador siempre hallaron un sendero correcto y fructífero.
En este receso, la institución se ha desprendido de tres íconos de los últimos tiempos. Cuando parecía que Oswaldo Vizcarrondo iba a continuar, el Nantes francés convenció al América de México y al jugador con una suculenta oferta económica. Guido Pizarro emigró finalmente luego de que en 2012 se frustrara su transferencia a Fiorentina. ¿Su destino? El balompié azteca, donde jugará para Tigres de Monterrey. Enfrentado con la dirigencia y distanciado del cuerpo técnico, Mario Regueiro rescindió su vinculación y partió a Racing Club de Avellaneda, junto a los ex Lanús Agustín Pelletieri, Mauro Camoranesi y Luis Zubeldía.
No obstante, la sonrisa pícara de Guillermo siempre aflora, como la fauna de las Pampas en primavera. Confía en paliar estas tres deserciones. El club ha redondeado un inmejorable mercado de pases, en el cual incorporó jerarquía individual y experiencia en puestos neurálgicos dentro del once inicial. A pesar de estar lesionado, Matías Martínez representa una alternativa interesante al binomio Goltz-Izquierdoz. Con un último paso en Argentinos Juniors, el Chaco figura como el relevo principal para secundar a Paolo en circunstancias críticas.
En la medular aparece Leandro Somoza, quien evidenció un nivel sumamente pálido en su último tiempo en Boca Juniors. Empero, y con una coyuntura más pacífica como respaldo, su voz de mando y experiencia podrán apuntalar un vestuario expectante de conseguir logros. El otrora hombre del cuadro de La Ribera es conciente de que su apellido no lo catapultará a la titularidad, sino que deberá desplazar a Diego González. Allí también surge, desde Marte, Jorge Ortiz. El Marciano posee un estiloso criterio y visión en la circunferencia central, su hábitat natural y donde se ha erigido en una pieza trascendental para Arsenal de Sarandí.
La faz ofensiva traerá un abanico de recursos y posibilidades apetitosas para Barros Schelotto. Lucas Melano afrontará el reto de revalidar las credenciales evidenciadas en Belgrano de Córdoba y la Selección Argentina Sub 20. En un semestre con doble competencia, el puntero derecho aportará una interesante gama de artilugios: no sólo se desenvuelve con una naturalidad portentosa por las bandas, sino que se exhibe sumamente resolutivo y sutil frente al arco contrario. Lautaro Acosta completó su círculo de manera anticipada: tras una presentación auspiciosa en el Granate y una partida a Europa con ilusiones, el oriundo de Glew retornó a su cuna futbolística. Su meta personal consistirá en recobrar la confianza perdida y el nivel que lo eyectó hacia el Viejo Continente.
Y, por último, el ariete. El Mellizo obtuvo finalmente la punta de lanza que tanto reclamó. Esa daga desafilada pero siempre peligrosa, dejada de lado por Carlos Bianchi, lleva el 9 y el nombre ’Santiago Silva’ en la espalda. El oriental intentará curar la anemia de goles que invadió a la plantilla el semestre pasado, en el que Ismael Blanco jamás halló soluciones útiles.
Lanús ha perdido componentes fundamentales en su estructura, pero el material humano que estampado su rúbrica en Arias y Guidi promete un futuro esperanzador. La idiosincrasia de Guillermo y Gustavo, ofensiva y descontracturada, promete un semestre alentador. El ensamblaje de las piezas será un desafío magnánimo para este equipo, que se ha reforzado en pos de desplegar un juego vistoso y así alzar el trofeo. En el Sur, las ilusiones crecen desde las vísperas del certamen.
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