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La despedida del campeón

Newell´s ya salió campeón, dio la ansiada y merecida vuelta en su casa. Los pibes y el Tata pudieron festejar antes y después del partido ante Argentinos Juniors, y se sacaron esa espina producida por la mala organización del fútbol local, ante su gente. Rosario fue y es una fiesta, pero va por más porque el próximo sábado la Lepra disputa la Súperfinal ante Vélez Sarsfield y luego, a partir del 3 de julio, afrontará las semifinales de la Copa Libertadores. El domingo fue algarabía, todo alboroto y festejos. Los dirigidos por Gerardo Martino le explicaron al mundo lo que es tener sentido de pertenencia, lo que se siente ganar con un plan totalmente genuino y nativo. Porque más allá que Milton Casco no sea de las inferiores, se puso la camiseta e hizo olvidar rápidamente a Leonel Vangioni. Gabriel Heinze le hizo entender las formas del club a Santiago Vergini y Marcos Cáceres; Lucas Bernardi les transmitió esa identidad a Hernán Villalba, Víctor FigueroaPablo Pérez y Paulo Cruzado, que llegó del exterior y aligeró su adaptación. Se recuperó, en la periferia del club, la mística originada en 1988 y que heredó Marcelo Bielsa en la década de 1990. El paladar del buen juego (más allá que Martino piense que es tacticista y puede que tenga razón) fue transmitido con la vuelta de Ignacio Scocco hacia los purretes: Martín Tonso y Maxi Urruti. Éstos entendieron la idea al máximo y se desarrollaron plenamente a lo largo del semestre.  Rosario es alegría porque un día regresó Maxi Rodríguez para sacar a Newell´s de donde no merecía estar y lo dejó en el peldaño más alto de la cumbre. El júbilo todavía dura porque para todos los jugadores la emoción es doble. Acá no vino cualquier técnico, llegó el que tenía que llegar, ni más ni menos que eso. La institución no trajo a 15 futbolistas consagrados en Europa; llegaron los ídolos y se complementaron con los chicos. Sin embargo, la Lepra mantuvo su estilo, pensamiento y sentimiento. Por todo eso, por el esfuerzo del día a día y las ganas de todo el plantel, los festejos son multiplicados y la sensaciones también. "Este es un momento único después de todo lo que ha pasado (refiriéndose a los problemas económicos e institucionales que vivió el club). El camino está marcado, ahora van a venir decisiones importantes para seguir creciendo. Esta es una oportunidad, además, para ser el Newell's de los '90, cuando era el club a seguir por su manera de jugar, por ser campeón con jugadores del club", confesó Lucas Bernardi. El campeón se despidió de su gente, pero todavía quedan tres partidos muy importantes (Súperfinal y semifinales de Copa), que eventualmente pueden ser cinco si alcanza la final en el ámbito internacional. Los Leprosos sacan pecho y podrían conseguir dos títulos más en el futuro inmediato. Los pibes y el Tata pueden hacer historia porque si ganan ambos trofeos, serán los primeros en poder coronar campeonato local y Libertadores en el mismo semestre. Lo mejor siempre está por venir.

Newell´s ya salió campeón, dio la ansiada y merecida vuelta en su casa. Los pibes y el Tata pudieron festejar antes y después del partido ante Argentinos Juniors, y se sacaron esa espina producida por la mala organización del fútbol local, ante su gente. Rosario fue y es una fiesta, pero va por más porque el próximo sábado la Lepra disputa la Súperfinal ante Vélez Sarsfield y luego, a partir del 3 de julio, afrontará las semifinales de la Copa Libertadores.

El domingo fue algarabía, todo alboroto y festejos. Los dirigidos por Gerardo Martino le explicaron al mundo lo que es tener sentido de pertenencia, lo que se siente ganar con un plan totalmente genuino y nativo. Porque más allá que Milton Casco no sea de las inferiores, se puso la camiseta e hizo olvidar rápidamente a Leonel Vangioni. Gabriel Heinze le hizo entender las formas del club a Santiago Vergini y Marcos Cáceres; Lucas Bernardi les transmitió esa identidad a Hernán Villalba, Víctor FigueroaPablo Pérez y Paulo Cruzado, que llegó del exterior y aligeró su adaptación.

Se recuperó, en la periferia del club, la mística originada en 1988 y que heredó Marcelo Bielsa en la década de 1990. El paladar del buen juego (más allá que Martino piense que es tacticista y puede que tenga razón) fue transmitido con la vuelta de Ignacio Scocco hacia los purretes: Martín Tonso y Maxi Urruti. Éstos entendieron la idea al máximo y se desarrollaron plenamente a lo largo del semestre.  Rosario es alegría porque un día regresó Maxi Rodríguez para sacar a Newell´s de donde no merecía estar y lo dejó en el peldaño más alto de la cumbre.

El júbilo todavía dura porque para todos los jugadores la emoción es doble. Acá no vino cualquier técnico, llegó el que tenía que llegar, ni más ni menos que eso. La institución no trajo a 15 futbolistas consagrados en Europa; llegaron los ídolos y se complementaron con los chicos. Sin embargo, la Lepra mantuvo su estilo, pensamiento y sentimiento. Por todo eso, por el esfuerzo del día a día y las ganas de todo el plantel, los festejos son multiplicados y la sensaciones también.

“Este es un momento único después de todo lo que ha pasado (refiriéndose a los problemas económicos e institucionales que vivió el club). El camino está marcado, ahora van a venir decisiones importantes para seguir creciendo. Esta es una oportunidad, además, para ser el Newell’s de los ’90, cuando era el club a seguir por su manera de jugar, por ser campeón con jugadores del club”, confesó Lucas Bernardi.

El campeón se despidió de su gente, pero todavía quedan tres partidos muy importantes (Súperfinal y semifinales de Copa), que eventualmente pueden ser cinco si alcanza la final en el ámbito internacional. Los Leprosos sacan pecho y podrían conseguir dos títulos más en el futuro inmediato. Los pibes y el Tata pueden hacer historia porque si ganan ambos trofeos, serán los primeros en poder coronar campeonato local y Libertadores en el mismo semestre. Lo mejor siempre está por venir.