De acuerdo a la Real Academia Española, el término “maleducado” tiene dos acepciones: “Niño muy mimado y consentido”, y “Descortés, irrespetuoso, incivil”. Sin embargo, en este post no se usará en esos sentidos en la palabra, sino en otro: en que los protagonistas fueron educados futbolísticamente en malas condiciones.
Repasemos: En el encuentro entre Argentina y Uruguay por el Sudamericano Sub 17 de San Luis, los locales empataron agónicamente, jugando mal y beneficiados por un error arbitral (el árbitro ignoró una clara falta en ataque en la jugada del tanto de la igualdad) con un marcador 3-3. Tras el pitazo final, algunos jugadores albicelestes empezaron a provocar a los uruguayos mediante gestos, generando una bronca que, por suerte, se pudo controlar rápidamente.
Sin embargo, luego del encuentro, algunos jugadores apagaron el fuego con nafta con varios tweets. “Para los que dicen que festejamos un empate, cierren el culo y mírenlo por tv”, publicó Sebastián Driussi, autor de dos tantos ayer. “Uruguayos hijos de putaaaa la concha de su madre” fue lo twitteado por Leonardo Suárez. Sin embargo, el más beligerante fue Lucio Compagnucci (foto), quien tuvo más de un twit ofensivo. Los tres futbolistas pidieron disculpas más tarde
Sería fácil caerles a los chicos (porque, al fin y al cabo aún son chicos). Pero, aunque suene trillado, ellos no son victimarios sino víctimas de un sistema dice que “ganar es lo único”, generando, además de estos problemas, que los futbolistas no sepan a ciencia cierta a qué juegan.
Humberto Grondona, principal responsable de esta crisis en los juveniles (fue director de seleccionados formativos durante la era de la nefasta Generación del 86) y “premiado” con la dirección técnica de la Sub 17, tuvo estas infelices declaraciones:
“Lo único que falta es tener que ganar y encima jugar limpio. Prefiero ganar el Mundial y no ganar el Fair Play. Que se lo den a Ecuador o a Colombia. No está bien lo que pasó, pero por lo menos tienen sangre, y eso es bueno”.
Eso fue en referencia a una comparación hecha entre la era Pekerman y esta, en la que los equipos comandados por el actual entrenador de Colombia obtuvieron en reiteradas ocasiones el premio al juego limpio. Volviendo a la responsabilidad de Grondona hijo, Fabián Coito, entrenador uruguayo, denunció que un miembro del cuerpo técnico argentino también fue instigador: “A los chiquilines los entiendo, son chicos de 16 años y no los podemos crucificar. Pero el problema es cuando la provoación viene de afuera, de los grandes“, comentó al respecto.
“Voy a informar exhaustivamente lo hechos, según mi forma de ver y entender lo ocurrido. Voy a analizar que es lo que vamos a hacer para evitar que se repita algo así, porque no nos vendría bien que algo así ocurra nuevamente”. Eso fue lo que dijo Julio Grondona tras los famosos incidentes en Portugal 1991. Eso fue lo que determinó la llegada de José Néstor Pekerman. Aunque sea difícil por el vínculo familiar, ojalá que se repita esto ahora, para que los “maleducados” empiecen a ser “bieneducados” en todo sentido.
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