Ball

Llegó el MVP (del 2006)

El jueves 10 de enero Portland Trail Blazers vencía a Miami Heat por 92 a 90 propinandole su segunda caída consecutiva. Fue la última vez que el conjunto de Florida no vio el triunfo por más de un par de partidos. Y no solo eso. Cada vez que Miami fue derrotado, al encuentro posterior aplastó a sus rivales por 10 o más puntos de diferencia. El hecho se repitió cuatro veces en la fase regular y cinco  en los playoffs. Seis con la de hoy. Es que luego de la tercera victoria más abultada en la historia de las finales que San Antonio le dio el martes, el Heat una vez más se impuso con una voracidad extrema para llevarse el juego por 109 a 93, empatar la serie en 2 y recuperar la ventaja de la localía.

Se esperaba más del Big Three de Miami que hasta esta noche no había pesado en las finales. Y decimos hasta esta noche porque lo de hoy fue un rendimiento superlativo de Dwyane Wade, LeBron James y Chris Bosh. Entre los tres anotaron 85 de los 109 puntos de la visita. Impresionante. Pero lo más destacable fue la actuación de un jugador que hasta acá parecía más actor de reparto que miembro de un trinomio que supo ver su mayor esplendor el año pasado. Como traído desde aquel junio del 2006 cuando destrozó a Dallas Mavericks con cuatro juegos maravillosos en los que promedió 40 pts, el gato Wade saltó a lo alto de la noche texana, impiadoso, mostrando su orgullo herido tras tres juegos donde la defensa de los Spurs lo abandonó pensando que no los podía lastimar. Fueron 32 unidades, 6 rebotes, 4 asistencias y 6 robos - la última vez que un jugador había terminado un partido de final con 30 pts o más y 6 robos fue en 1988, Isiah Thomas de Detroit -, para erigirse como el factor de la noche, sobre el mismo Rey quien finalizo con 33 y 11 tomos en los tableros.

En cambio el partido del tridente de San Antonio fue como los que tuvieron el resto de la serie, nada más que está vez no hubo ni Danny Green ni Gary Neal que los salve, ni defensiva extrema. Tony Parker anotó 15 en la primera mitad en la que fue clave, penetrando y en la que parecía que la lesión en el isquiotibial había quedado atrás pero no pudo volver a pesar en ofensiva en la segunda parte. Tim Duncan fue de lo mejorcito con 20 pts pero flojo en los tableros con nada más que 5 rebotes. Y que decir de Manu Ginóbili. Nuestro Manu. El bahíense tuvo sin lugar a dudas su peor partido en su historia en los playoffs de la NBA. Ni aquel tercer juego de la final contra Detroit en el 2005 cuando finalizó con 7 pts (33 % de campo) y 6 pérdidas fue tan malo como lo de hoy. No le salió nada. Tiró muy mal - solo 1 de 5 de campo -, pasó la pelota mal - 4 entregas -, estuvo flojo en el rebote donde perdió mucho con Wade, y muy liviano en defensa permitiendo tiros fáciles a sus rivales. Cuando Manu no está bien, San Antonio lo sufre y mucho, como en el segundo juego.

Hubo un partido y quedó claro que no iba a ser igual al anterior ya en los comienzos. Aunque los primeros minutos fueron una continuación del martes, con los Spurs lastimando desde el perímetro con Green, Neal y Leonard para irse 10 arriba (15 - 5), no duró más que unos minutos. Miami dejó esa desventaja rapidamente atrás y se hizo dueño del marcador. Desde el quinteto inicial en el que entró Mike Miller por Udonis Haslem para abrir más la defensa de San Antonio, Erik Spoelstra mostró que estaba dispuesto a cambiar tras la paliza que había recibido. El cambio no vino solo en la estrategia sino en la cabeza de los jugadores. LeBron James se vio mucho más decidido en ofensiva, pasando menos la pelota y atacando la pintura con agresividad, además de meter ese tiro de media distancia que los locales especulaban que siga sin meter. Wade mostró en esos primeros 24 minutos la clase de partido que tendría, robando, taponeando y anotando. La defensa del Heat volvió a ser asfixiante, doblando las marcas a tiempo y obligando a los de Gregg Popovich a cometer 10 errores, aparte de no permitir el triple fácil como ocurrió anteriormente. Sin embargo si Miami no se fue arriba fue porque como ya dijimos el francés Parker lastimó la pintura y con la entrada de otro francés, Boris Diaw, metió un parcial de 9 - 0 para igualar el encuentro 49 - 49. Fue muy tibio lo de San Antonio en la pintura contraria, especialmente en el brasilero Tiago Splitter quien se comió un tapón de Shane Battier y uno más de LeBron.

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A pesar del empate, se notaba a los Spurs sin  juego fluido, sintiendo el físico de Miami y era cuestión de tiempo y de que su base estrella empiece a sentir la lesión para que el partido se le escapara de las manos. Cosa que finalmente sucedió. Nunca hubo decisión para atacar la llave. Y no se puede vivir de triples. Pocos pick and roll permitidos por el Heat, sacrificio en su aro para cerrar los caminos (4 tapas) y Mario Chalmers consiguiendo los primeros triples de Miami en el partido para despegarse 74 - 66. San Antonio estaba en juego todavía desde el marcador pero la sensación era que nunca iba a poder alcanzar al visitante. Jamás pudieron parar a Wade y LeBron, tampoco pudieron con la defensiva, y no encontraron respuestas. Manu recién consiguió su primer gol de campo a falta de 2 minutos y medio. Otro de muy mal juego fue Splitter. Fueron 19 pérdidas en total las de San Antonio, pérdidas que ocasionaron 23 puntos en contra. Miami ganó la batalla en la pintura 50 a 38. Un combo letal que se unió a la diferencia de los rendimientos individuales.

Deberá cambiar San Antonio el próximo partido. Permitir el tiro de media distancia a LeBron y Wade es jugar con fuego. Y está noche se quemó muchas veces con ello. Y deberán mejorar los rendimientos de los jugadores importantes que tiene, en especial el de Manu. "Tengo mucha confianza en él y sé que va a romper su mal momento", aseguró Tony Parker. Sus compañeros confian en él tanto como nosotros. Imposible no confiar después de todo lo que logró y de tantas bocas que calló durante su carrera. El domingo en el AT&T Center será la hora de la verdad, del quinto juego, el que desequilibrará la balanza. Irse abajo 3 a 2 a Miami puede ser el fin para el sueño del cuarto anillo. Será ganar o ganar para los Spurs entonces.

El jueves 10 de enero Portland Trail Blazers vencía a Miami Heat por 92 a 90 propinandole su segunda caída consecutiva. Fue la última vez que el conjunto de Florida no vio el triunfo por más de un par de partidos. Y no solo eso. Cada vez que Miami fue derrotado, al encuentro posterior aplastó a sus rivales por 10 o más puntos de diferencia. El hecho se repitió cuatro veces en la fase regular y cinco  en los playoffs. Seis con la de hoy. Es que luego de la tercera victoria más abultada en la historia de las finales que San Antonio le dio el martes, el Heat una vez más se impuso con una voracidad extrema para llevarse el juego por 109 a 93, empatar la serie en 2 y recuperar la ventaja de la localía.

Se esperaba más del Big Three de Miami que hasta esta noche no había pesado en las finales. Y decimos hasta esta noche porque lo de hoy fue un rendimiento superlativo de Dwyane Wade, LeBron James y Chris Bosh. Entre los tres anotaron 85 de los 109 puntos de la visita. Impresionante. Pero lo más destacable fue la actuación de un jugador que hasta acá parecía más actor de reparto que miembro de un trinomio que supo ver su mayor esplendor el año pasado. Como traído desde aquel junio del 2006 cuando destrozó a Dallas Mavericks con cuatro juegos maravillosos en los que promedió 40 pts, el gato Wade saltó a lo alto de la noche texana, impiadoso, mostrando su orgullo herido tras tres juegos donde la defensa de los Spurs lo abandonó pensando que no los podía lastimar. Fueron 32 unidades, 6 rebotes, 4 asistencias y 6 robos – la última vez que un jugador había terminado un partido de final con 30 pts o más y 6 robos fue en 1988, Isiah Thomas de Detroit -, para erigirse como el factor de la noche, sobre el mismo Rey quien finalizo con 33 y 11 tomos en los tableros.

En cambio el partido del tridente de San Antonio fue como los que tuvieron el resto de la serie, nada más que está vez no hubo ni Danny Green ni Gary Neal que los salve, ni defensiva extrema. Tony Parker anotó 15 en la primera mitad en la que fue clave, penetrando y en la que parecía que la lesión en el isquiotibial había quedado atrás pero no pudo volver a pesar en ofensiva en la segunda parte. Tim Duncan fue de lo mejorcito con 20 pts pero flojo en los tableros con nada más que 5 rebotes. Y que decir de Manu Ginóbili. Nuestro Manu. El bahíense tuvo sin lugar a dudas su peor partido en su historia en los playoffs de la NBA. Ni aquel tercer juego de la final contra Detroit en el 2005 cuando finalizó con 7 pts (33 % de campo) y 6 pérdidas fue tan malo como lo de hoy. No le salió nada. Tiró muy mal – solo 1 de 5 de campo -, pasó la pelota mal – 4 entregas -, estuvo flojo en el rebote donde perdió mucho con Wade, y muy liviano en defensa permitiendo tiros fáciles a sus rivales. Cuando Manu no está bien, San Antonio lo sufre y mucho, como en el segundo juego.

Hubo un partido y quedó claro que no iba a ser igual al anterior ya en los comienzos. Aunque los primeros minutos fueron una continuación del martes, con los Spurs lastimando desde el perímetro con Green, Neal y Leonard para irse 10 arriba (15 – 5), no duró más que unos minutos. Miami dejó esa desventaja rapidamente atrás y se hizo dueño del marcador. Desde el quinteto inicial en el que entró Mike Miller por Udonis Haslem para abrir más la defensa de San Antonio, Erik Spoelstra mostró que estaba dispuesto a cambiar tras la paliza que había recibido. El cambio no vino solo en la estrategia sino en la cabeza de los jugadores. LeBron James se vio mucho más decidido en ofensiva, pasando menos la pelota y atacando la pintura con agresividad, además de meter ese tiro de media distancia que los locales especulaban que siga sin meter. Wade mostró en esos primeros 24 minutos la clase de partido que tendría, robando, taponeando y anotando. La defensa del Heat volvió a ser asfixiante, doblando las marcas a tiempo y obligando a los de Gregg Popovich a cometer 10 errores, aparte de no permitir el triple fácil como ocurrió anteriormente. Sin embargo si Miami no se fue arriba fue porque como ya dijimos el francés Parker lastimó la pintura y con la entrada de otro francés, Boris Diaw, metió un parcial de 9 – 0 para igualar el encuentro 49 – 49. Fue muy tibio lo de San Antonio en la pintura contraria, especialmente en el brasilero Tiago Splitter quien se comió un tapón de Shane Battier y uno más de LeBron.

A pesar del empate, se notaba a los Spurs sin  juego fluido, sintiendo el físico de Miami y era cuestión de tiempo y de que su base estrella empiece a sentir la lesión para que el partido se le escapara de las manos. Cosa que finalmente sucedió. Nunca hubo decisión para atacar la llave. Y no se puede vivir de triples. Pocos pick and roll permitidos por el Heat, sacrificio en su aro para cerrar los caminos (4 tapas) y Mario Chalmers consiguiendo los primeros triples de Miami en el partido para despegarse 74 – 66. San Antonio estaba en juego todavía desde el marcador pero la sensación era que nunca iba a poder alcanzar al visitante. Jamás pudieron parar a Wade y LeBron, tampoco pudieron con la defensiva, y no encontraron respuestas. Manu recién consiguió su primer gol de campo a falta de 2 minutos y medio. Otro de muy mal juego fue Splitter. Fueron 19 pérdidas en total las de San Antonio, pérdidas que ocasionaron 23 puntos en contra. Miami ganó la batalla en la pintura 50 a 38. Un combo letal que se unió a la diferencia de los rendimientos individuales.

Deberá cambiar San Antonio el próximo partido. Permitir el tiro de media distancia a LeBron y Wade es jugar con fuego. Y está noche se quemó muchas veces con ello. Y deberán mejorar los rendimientos de los jugadores importantes que tiene, en especial el de Manu. “Tengo mucha confianza en él y sé que va a romper su mal momento”, aseguró Tony Parker. Sus compañeros confian en él tanto como nosotros. Imposible no confiar después de todo lo que logró y de tantas bocas que calló durante su carrera. El domingo en el AT&T Center será la hora de la verdad, del quinto juego, el que desequilibrará la balanza. Irse abajo 3 a 2 a Miami puede ser el fin para el sueño del cuarto anillo. Será ganar o ganar para los Spurs entonces.