Las manos tiemblan, los labios se secan, el corazón palpita cada vez más rápido y ya no existen las uñas. Una nueva final. Es imposible pasar por alto la historia del club, lo que pasó para llegar a donde esta, lo que sufrieron los hinchas. Esos que hoy festejan el mejor momento de la historia del club y lucen orgullosos la sexta estrella sobre el escudo del Club Atlético Lanús.
No es casualidad. Lanús es ese club al que la AFA le dio la espalda y lo perjudicó en toda ocasión que le era posible, como cuando lo mandaron polémicamente dos veces a jugar en la B, después de disputarse cuatro partidos contra Huracán en 1949 y por penales con Platense en 1977. Nadie lo salvó de jugar en la C, el que tenía una deuda de millones de dólares, el que estuvo al borde de la quiebra y el que llegó a tener apenas 2000 socios. A ese club lo salvaron los hinchas. Volvió a Primera después de 13 años. Dejó atrás el estadio de madera para tener hoy uno de los estadios más grandes del país.
Hace más de veinte años se despidió por última vez de la segunda categoría. Recibió una fecha antes que terminara el campeonato a Deportivo Maipú de Mendoza ante más de 30.000 hinchas. Con goles de César Angelello y Gilmar Villagrán, el Grana se coronó campeón con 57 puntos, cinco arriba de sus escoltas, Almirante Brown y Colón. A partir de entonces el escudo es cada vez más grande. Creció. Creció en lo institucional y en lo deportivo. Fogoneando los buenos resultados de los torneos nacionales a partir del ascenso, siempre dentro de los 10 primeros puestos, en 1996 bordó la primera estrella internacional, la Copa Conmebol, obtenida en Colombia.
Lanús es ese equipo que fastidia al que se le ponga enfrente, el que pelea los torneos. Es el que le arruinó los festejos del tricampeonato a Boca y mandó a la promoción a River en sus propias canchas. Lanús hace 12 años no deja de jugar torneos internacionales y en menos de 9 meses disputó tres finales y las ganó a todas. Es ese equipo que salió primera vez campeón del fútbol argentino de Primera División en La Bombonera en el 2007 con la mayoría de los jugadores surgidos de la cantera granate y le cumplió el sueño a todos los hinchas. Es el equipo que a los 98 años definió en su casa ante 45.000 personas la segunda copa internacional, la Copa Sudamericana. Es el equipo que dio la vuelta en El Monumental y en El Cilindro de Avellaneda en el 2016 y en el Estadio Ciudad de La Plata hace unos días. Ya no es un equipo chico. Es el club de barrio más grande del mundo.
Fotos de NA y Telam.
Por Maria Vázquez.
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