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Independiente y una necesidad de regresos

Sin incorporaciones rutilantes ni nombres que crean demasiada expectativa en el hincha, Independiente se prepara para afrontar el momento más difícil de su historia. Tampoco hubo, como sucedió en el descenso de River, regresos de jugadores identificados con el club.

Por Alan Alberdi.- El hecho de que a Independiente le cueste repatriar un jugador no es algo nuevo. Si revisamos en el pasado, comprobaremos que estas historia existen desde hace ya unos años en Avellaneda. Gustavo López, zurdo y de extensa carrera por el fútbol español, estuvo en reiteradas ocasiones cerca de sellar su regreso, pero diferencias con la dirigencia, por ese entonces encabezada por Julio Comparada, privaron al hincha de ver retirarse con la roja a uno de los últimos cracks que dio su cantera.

Sucedió también hace unos meses cuando el Rojo se preparaba para afrontar el año que definiría su futuro en Primera División, su presidente Javier Cantero llamó a Diego Forlán para intentar repatriarlo, pero el delantero uruguayo dijo no argumentando que su intención era continuar en Europa. Días más tarde, se incorporó al Internacional de Porto Alegre.

Matías Vuoso, delantero nacionalizado mexicano, fue otro de los apuntados en muchos mercados de pases, y pese a no cerrarle las puertas a la entidad de Avellaneda, tampoco expresó un claro deseo de regresar a aportar su granito de arena. Esteban Cambiasso, otro jugador de las entrañas del club, negó que su regreso sea posible en el corto plazo, explicando que su vida “está asentada en Italia”. Incluso hace unos días, Patricio Rodríguez, vendido hace apenas un año, firmó su contrato con Estudiantes de La Plata y pese a no recibir llamado alguno por parte de los dirigentes, se había encargado de aclarar que su intención no era regresar en este momento, y que debía priorizar su carrera profesional.

Otro de los casos es el de Oscar Ustari, arquero que tuvo destacadas actuaciones en el arco de Independiente y acaba de finalizar su contrato con Boca para emigrar a España, donde vestirá los colores del Almería de España. Sin dudas, el puesto de arquero no es prioridad para Miguel Brindisi, pero es otro de los casos en el que un jugador prioriza su futuro económico y deja en segundo plano al club que le permitió ser quien es. El último caso, y más significativo en la actualidad, es el de Facundo Parra, quién pese a no ser del riñón del club, se encariñó con la institución y se ganó el respeto de los hinchas. El delantero mostró su intención de continuar en Europa, y luego de observar una falta de propuestas, hizo públicas sus ganas de regresar al Rojo. Su futuro se definirá en los próximos días y Miguel Brindisi espera su incorporación.

Ahora bien, ¿es casualidad que ningún jugador con pasado en el rojo muestre con énfasis sus ganas de regresar al club? ¿Están dadas las condiciones para que se concreten dichos regresos? ¿Cuál es el contexto necesario para repatriar a los jugadores que actúan en Europa?

A Independiente lo vaciaron, lo destruyeron institucionalmente y lo hundieron deportivamente. Su economía se encuentra en números que asustan. Cheques rebotados, incontables embargos, inhibiciones por parte de jugadores, deudas con entrenadores que estuvieron hace más de 5 años. Económicamente el panorama es muy oscuro. Independiente no se encuentra ni siquiera en condiciones de garantizar el pago de un sueldo algo por debajo de lo que se cobra en Europa. Deportivamente, puras improvisaciones, errores en los armados de plantel, incorporaciones equivocadas, y el nerviosismo que genera salir a la cancha en el momento más difícil de la historia. El regreso a un club en estas condiciones sería una apuesta riesgosa. Sin ir más lejos, Gabriel Milito, el último verdadero ídolo, dejó el mejor club del mundo para regresar a Independiente, pero el contexto no le fue favorable y “El Mariscal” llegó a un desgaste mental que lo obligó a tomar la decisión de retirarse. Incluso, fue apuntado por unos pocos tras algunas malas actuaciones. Quizás por tantas negativas, el hincha valora el gesto de Daniel Montenegro, ya que fue el único que hace seis meses, cuando el descenso amenazaba cada vez más, hizo público su deseo de volver a vestir la casaca del rojo, rechazó ofertas de clubes en mejores situaciones institucionales, y no solo selló su regreso, sino que post-descenso aclaró que por su cabeza no pasaba la idea de abandonar el barco. Sus actuaciones quizás no fueron las esperadas, pero “Rolfi” hizo lo que el hincha espera de muchos más: priorizar Independiente.

Allí va el equipo de Brindisi, consciente de que se deberá trabajar duro para despejar interrogantes y conseguir el objetivo. El camino no será fácil, se deberán recorrer exitosamente muchos kilómetros. No habrá nombres de peso, ni jugadores de experiencia identificados con los colores intentando devolverle a Independiente la categoría perdida. Y quizás este no sea un detalle menor si tenemos en cuenta que Newell’s, el último campeón, tuvo en sus filas los desinteresados y arriesgados regresos de Maxi Rodríguez, Ignacio Scocco, Lucas Bernardi, Gabriel Heinze y principalmente, el de su entrenador, Gerardo Martino.