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Guerra abierta en Independiente: La Barra contra la CD

El hecho más destacado de la noche de ayer, en Mar del Plata, más allá del 0-0 entre Independiente y San Lorenzo, fue la actuación, repudiable, pero esperable, de la barra del Rojo, ex feudo del lugarteniente Bebote. Una bandera que decía “CD= Mercenarios NO Somos Nosotros” y una más chica que rezaba “Barra del Rojo”, eran la pintura de una tribuna bastante despoblada, cómo suele suceder en el verano.

[caption id="attachment_41321" align="aligncenter" width="480" caption="El mensaje de la barra. La CD, por ahora, sigue firme. Habrá más capítulos..."][/caption]

Recapitulemos un poco. Javier Cantero asumió y demostró unas pelotas del tamaño de una número cinco y anunció que se le cortaba el chorro a la barra. No más entradas y mucho menos dinero. Cantero, claro está, se compró un problema. Pero lo sabía y, con el apoyo del socio rojo, se jugó a erradicar los barras de sus tribunas.

Lo logró, a medias. Bebote Álvarezrenunció” a su cargo. Bah, si es que eso es un cargo y, si se renuncia, es porque hay dinero de por medio. La cuestión es que Bebote se abrió. La barra siguió, claro. Pero sin mucho poder, como lo hicieron notar.

“Independiente Místico” no tranza. No alimenta la connivencia que había instalado Julio Comparada y, ahora, lamentablemente, deberá afrontar la bronca y la ira de los “violentos” que creen que, por derecho, merecen dinero y entradas. Esta CD no está dispuesta a darles “ni un peso”, como volvió a afirmar Javier Cantero.

Seguramente, habrá más capítulos de esta historia. La gente que compartió la popular con los violentos, se corrió a los costados, dejándolos en evidencia. En la segunda mitad, la barra bajó las banderas y se fue a un costado. Insultó ala CD, al grito de “la comisión, la comisión...” y, acto seguido, se fueron. Mientras, Independiente, el club del que son “hinchas caracterizados” jugaba su partido. No les importó. Nunca les importa en realidad.

Cantero, en poco más de un mes de gestión, demostró más valor, coraje y determinación que todos los dirigentes del fútbol nacional. Ojalá, Dios quiera, tenga suerte en su cruzada, porque así ganará no sólo Independiente, también lo hará todo el fútbol argentino, porque habrá quedado demostrado que sólo es cuestión de querer y querer, como ya se sabe, es poder.

El hecho más destacado de la noche de ayer, en Mar del Plata, más allá del 0-0 entre Independiente y San Lorenzo, fue la actuación, repudiable, pero esperable, de la barra del Rojo, ex feudo del lugarteniente Bebote. Una bandera que decía “CD= Mercenarios NO Somos Nosotros” y una más chica que rezaba “Barra del Rojo”, eran la pintura de una tribuna bastante despoblada, cómo suele suceder en el verano.

El mensaje de la barra. La CD, por ahora, sigue firme. Habrá más capítulos...

Recapitulemos un poco. Javier Cantero asumió y demostró unas pelotas del tamaño de una número cinco y anunció que se le cortaba el chorro a la barra. No más entradas y mucho menos dinero. Cantero, claro está, se compró un problema. Pero lo sabía y, con el apoyo del socio rojo, se jugó a erradicar los barras de sus tribunas.

Lo logró, a medias. Bebote Álvarezrenunció” a su cargo. Bah, si es que eso es un cargo y, si se renuncia, es porque hay dinero de por medio. La cuestión es que Bebote se abrió. La barra siguió, claro. Pero sin mucho poder, como lo hicieron notar.

“Independiente Místico” no tranza. No alimenta la connivencia que había instalado Julio Comparada y, ahora, lamentablemente, deberá afrontar la bronca y la ira de los “violentos” que creen que, por derecho, merecen dinero y entradas. Esta CD no está dispuesta a darles “ni un peso”, como volvió a afirmar Javier Cantero.

Seguramente, habrá más capítulos de esta historia. La gente que compartió la popular con los violentos, se corrió a los costados, dejándolos en evidencia. En la segunda mitad, la barra bajó las banderas y se fue a un costado. Insultó ala CD, al grito de “la comisión, la comisión…” y, acto seguido, se fueron. Mientras, Independiente, el club del que son “hinchas caracterizados” jugaba su partido. No les importó. Nunca les importa en realidad.

Cantero, en poco más de un mes de gestión, demostró más valor, coraje y determinación que todos los dirigentes del fútbol nacional. Ojalá, Dios quiera, tenga suerte en su cruzada, porque así ganará no sólo Independiente, también lo hará todo el fútbol argentino, porque habrá quedado demostrado que sólo es cuestión de querer y querer, como ya se sabe, es poder.