La brecha demasiado grande que existe presume definir el grupo B antes de que comience la competencia. Sin embargo, Irán y Marruecos están en condiciones futbolísticas de ser una resistencia razonable para España y Portugal, claros favoritos para acceder a los Octavos de Final. Resulta que esta zona reúne al campeón de la última Eurocopa, a la máxima potencia mundial, al conjunto asiático que más puntos sumó en las Eliminatorias y al africano que superó una de las clasificaciones más bravas.
El ciclo de Julen Lopetegui arrancó en 2016, pero continúa con la misma línea que comenzó hace una década con Aragones y Del Bosque. Los españoles se impusieron en la clasificatoria contra Italia y demuestran una calidad individual y grupal sobresaliente. En su 12° participación consecutiva, llegan con futbolistas en momentos consagratorios y variantes.
Tras la obtención de la histórica Euro en Francia 2016, Portugal aspira al golpe máximo con Cristiano Ronaldo como estandarte comandando un grupo de bueno valores complementarios. Un equipo que demostró su carácter y valía en la final en el Stade de France. En las Eliminatorias le ganó el mano a mano a Suiza (ambos finalizaron con 27 puntos) para llegar a la cita mundialista como el mejor de su zona.
Carlos Queiroz afrontará su segundo mundial al frente de Irán con mucha más expectativa que en Brasil 2014. Con un estilo definido, fue quien más puntos sacó en la clasificación de la AFC (22 de 30, dos más que Japón). Con una desventaja considerable a nivel individual respecto a sus rivales europeos, los “Príncipes de Persia” apelarán más que nunca al disciplinado rendimiento colectivo que mostraron en este ciclo.
Los Leones del Atlas tuvieron un arduo camino hasta sellar el ticket a Rusia. Debieron imponerse ante la candidata Costa de Marfil, Gabón liderada por Aubameyang y Mali. De la mano de Hervé Renard, un conocido por aquellas latitudes (Marruecos es la quinta Selección africana en la que trabaja) supo consolidar una idea, sacarle provecho a los nombres con roce europeo que se destacan y conseguir una regularidad.
Uno de los mejores arqueros del mundo (De Gea), la pareja de centrales más sólida (Piqué-Ramos), el lateral más ofensivo (Jordi Alba), volantes con generación de juego y llegada (Busquets, Iniesta, Thiago, Isco, Silva) y recambio deluxe (Vázquez, Asensio, Rodrigo, Alonso) bajo una idea sólida y aceitada parecen credenciales suficientes para poner a España en el lote de los más poderosos. Es ese potencial individual que lo puede sacar de cualquier apuro y le da un espaldarazo ante conjuntos de menor relieve, pero disciplinados como los que deberá enfrentar en el grupo.
Goncalo Guedes junto a André y Bernardo Silva serán los laderos de Cristiano en el Mundial. Pese a la consagración en la Euro, la fisonomía del equipo cambió: Nani y Renato Sanches, estelares en el torneo continental, no son prioridades, Joao Mario perdió su lugar y Quaresma es pieza alternativa. Ni siquiera está Éder, el héroe de la final. Con jugadores para tener la pelota, pero más aptos para el contragolpe, Portugal tiene distintas facetas en su repertorio para adaptarse al rival.
Irán no tiene futbolistas de ese calibre ni similares. Depositará sus ilusiones en la disciplina táctica de un equipo que conoce sus limitaciones. El salto de calidad lo tiene en sus figuras que transitan por Europa: Dejagah (Nottinham Forest), Azmoun (Rubin Kazan), Hajsafi y Ansarifard (Olympiakos). El esfuerzo que deberán emplear no permite fallas ante la jerarquía de los europeos.
A pesar de tener figuras de mayor relieve que los iraníes, Marruecos no tiene el libreto tan bien aprendido. Pero en sus filas tiene nombres de peso o con destacadas participaciones en el Viejo Continente: Benatia y Hakimi, de Juventus y Real Madrid, en defensa; en el mediocampo tiene a Sofyan Amrabaat y El Ahmadi –campeones con Feyenoord-, Ziyech –punto alto de Ajax-, Belhanda –protagonista en Galatasaray- y el histórico Boussoufa. Su pelea apunta a Portugal.
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