Difícil comenzar esta nota, sabiendo que hay tantas cosas que valen la pena escribir sobre Pep Guardiola, el entrenador del Barcelona. Pero voy a hacer un intento, y espero que sea original.
Supongo que uno de los momentos más felices de la vida de Guardiola fue conocer a su acutal mujer en la tienda de sus padres cuando tenía solo 18 años, en 1989. Otro, seguramente, fue haber vestido la camiseta número 4 de la Selección española de fútbol en la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, ante Polonia, en los que España consiguió la medalla dorada. También se podría agregar su participación en el Mundial de Estados Unidos 1994 y en la Eurocopa 2000. Y el nacimiento de sus tres hijos, claro, también entra en la lista, que probablemente debería ser más larga.
Ahora, yo me pregunto: a medida de que pasaban esos sucesos transcendentes en la vida de Guardiola, ¿podía alguien imaginarse que se convertiría en uno de los mejores directores técnicos del planeta? Realmente lo dudo. Lo dudo porque comenzó dirigiendo Fútbol Club Barcelona “B”, un club español de Cataluña que es filiar del F.C Barcelona, recién en el año 2007, para después ingresar como DT en el que es hoy, el mejor equipo de fútbol que existe.
Solo 3 años son los que Pep tiene de experiencia como director técnico, y ha logrado cosas impresionantes, además de batir récords: en el 2009, el Barcelona ganó la Copa del Rey, el título de liga, la Liga de Campeones de la UEFA, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. De esa manera, Guardiola se convirtió en el único hombre que ha sacado campeón a su equipo de todas esas competiciones en el mismo año.
No es que quiera ser rebuscado ni tampoco desmerecer las virtudes y capacidades de este fenómeno: ¿Es solo Guardiola el responsable de los éxitos del Barcelona, u otro entrenador podría lograr los mismos resultados si tiene a los mismos jugadores en su equipo? Lo sé. Es una pregunta difícil de contestar. Pero creo que todos son conscientes que Messi, Iniesta, Xavi, Puyol, Piqué, Abidal, Daniel Alves, Adriano, Henry, Ibrahimovic y Busquets, entre otros, son unos de los mejores jugadores de fútbol en su puesto. ¡Pero los tiene el Barcelona, señores!
Todo parece indicar que al Barcelona las cosas les van a ir cada vez mejor: las compras que hace el club son exquisitas (David Villa es un claro ejemplo), y todo indica que los dirigentes son pura y exclusivamente lo que tienen que ser: dirigentes, con todas las letras.
No caben dudas de que Pep Guardiola se ha convertido en un símbolo de los azulgrana, en todo sentido. Es querido, lógicamente, por los hinchas, por los jugadores y por los dirigentes. Su comportamiento y su discurso es sublime: escaso de soberbia y lleno de humildad, a él solo le interesa que sus hombres jueguen con la pelota pegada al piso. Este hombre forma gran parte de la enorme huella que el Barcelona está dejando en la historia del mundo futbolístico. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que aparezca otro equipo con similares características? Vaya uno a saber. Por lo pronto disfrutemos de la delicia que nos brindan el técnico y los jugadores del mejor equipo de fútbol del planeta. Todos sabemos que vale la pena.
Dato curioso: Pep Guardiola estuvo a punto de venir a jugar al fútbol argentino, más precisamente en River Plate. “Josep Guardiola podría jugar en River Plate”, titulaba un popular diario de nuestro país allá por el 2005. Cuando Mascherano fue vendido al Corinthians, estaban buscando un buen cinco que pueda rellenar el hueco que Javier había dejado en el medio campo. Igualmente, todo se cayó, y aunque Aguilar y Guardiola estaban interesados, no se pudieron poner de acuerdo.
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