Ball

Entre las ruinas y el éxito

El basquebolista de 2,3 metros se transformó en uno de los africanos más importantes de la historia. Nunca se olvidó de su pueblo. Ayudó y dio todo por él. Tanto esfuerzo, tuvo sus frutos.

Desde mediados de 2011 el mundo cuenta con un nuevo país: Sudán del Sur. Situado en la zona céntrica de Africa, el pueblo de Sudán se caracterizó por estar inmerso en una pobreza significativa. Para peor, la crisis tuvo como desenlace una guerra que acrecentó el hambre y las malas condiciones de vida. Sin embargo, dentro de este contexto netamente desfavorable, existió alguien que ayudó y luchó por acabar con la desigualdad social: Manute Bol.

Nacido en Gogrial durante el año 1962, Bol formó parte de Los Dinka, una más de las tribus de Sudán, pero con una particularidad: el alto promedio de estatura con el que contaban todos sus miembros. Los 2,3 metros de altura de este africano, lo relacionaron casi instintivamente al deporte, más precisamente, al básquet. Detrás de esa relación y unas condiciones casi ideales, existía un sueño: “Voy a hacer lo que sea para jugar en la NBA”, afirmó Bol una vez iniciada su carrera.

Fue así como a los 23 años, luego de jugar con el equipo de la universidad, fue contratado por el Rhode Island Gulls y posteriormente traspasado al Washingston Bullets, donde en su primer año sorprendió a propios y extraños con 387 tapones. No obstante, el éxito de Bol era contrapuesto a la realidad que vivía su país, el que se encontraba en guerra desde el 1983. Triste e impotente, el basquetbolista pidió: “Alguien tiene que hacer algo”, pero nadie lo escuchó.

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Manute Bol se adentró en la causa y luchó por ella. Ayudó a los miles de niños que sufrían hambre. Visitó las zonas de las catástrofes y de inmediato envió comida para toda la población. Sus más íntimos, afirman que gastó toda su fortuna en ayudar a los pueblos más devastados tras los desastres. La nobleza de su persona fue fundamental para que Sudán luche por subsistir durante las guerras civiles. Sus admiradores, argumentan que enseñó les a perdonar y olvidar.

En paralelo a las muertes y las pobres condiciones de vida, su carrera seguía dando que hablar y la prensa estadounidense lo transformaba en un fenómeno atípico. Can you write an essay for me on-line “Nunca fue tratado como un basquetbolista”, confesaron sus compañeros. En el año 1993, cuando vestía los colores de Miami Heat This paper deals with both the demography of the (rather small) modern-day Muslim population in Japan and purchase Accutane without prescription to shipВ  , la carrera de Bol comenzó a verse afectada por la artritis, y ya en 1995, desde Milwaukee Bucks decidieron interrumpir su contrato sin ni siquiera verlo debutar, a causa de que la enfermedad y el deterioro de sus muñecas y rodillas no le permitían estar en la plenitud física que exigía la competición. Es por esto que luego de cumplir su sueño de jugar en la NBA, el africano jugó en las ligas de Uganda y Qatar antes de ponerle punto final a su carrera.

Pero luego que acabe su trayectoria como basquetbolista, Bolt tenía otro sueño: lograr que acaben las guerras civiles, las muertes el hambre, y una vez concretado todo esto, poder ver como Sudán se convertía en un país estable y democrático. El camino no fue fácil. En el medio, estuvo sometido a un arresto domiciliario de tres años por negarse a una reunión con los principales políticos, aquellos que anteriormente habían hecho oídos sordos al pedido de que alguien actúe ante tanto caos.

Será recordado como el segundo jugador más alto en la historia de la NBA. Como el delgado deportista que capturó más de 2000 rebotes en su carrera. Pero también, como aquél hombre que lo dio absolutamente por su pueblo, hasta quedar en bancarrota. En el 2010, Bol Order Combivent inhaler (Generic) to improve your Asthma symptoms at Pharmacy XL. buy Combivent 100mcg without prescription and free shipping here… murió producto de una deficiencia renal. Apenas un año después, su esfuerzo tuvo premio. Sudán del Sur fue declarado como país independiente.