¿Qué equipo de la Argentina tiene a un campeón del Mundo, con goles, títulos y experiencia como David Trezeguet? Ninguno. ¿Qué equipo de la Argentina se da el lujo de dejarlo sentado en el banco de suplentes en un Superclásico? El único que lo tiene, River. En esto, claro está, mucho tiene que ver su DT: Matías Jesús Almeyda. Bueno, para ser claros: intento de DT. Almeyda, que es puro corazón y se entrega -incluso se inmola- por la causa todavía está lejos de su techo.
El “Pelado” recién empieza a construir su carrera como DT. El tema es que no debería haber empezado a poner los ladrillos en River. La ausencia de Trezeguet es inexplicable, más que nada porque en su lugar jugó Rogelio Gabriel Funes Mori. ¿Cuál es el problema? Que el delantero no puede jugar estos partidos. Le pesan horrores, se equivoca con una facilidad pasmosa y River termina jugando con uno menos.
Funes Mori tuvo en cinco minutos, en esos primeros cinco minutos en los que River no le dejó tocar la pelota a Boca, unas tres chances de gol. Una afuera, las otras dos a las nubes. Nervios. Inexperiencia. Llamenlo como quieran, pero el Melli menor, el punta, no debería haber jugado.
De todas maneras, Almeyda no solo se equivocó, sino que hizo lo mismo con el lateral derecho. Confió en Luciano Vella, un jugador que jugó frente a Estudiantes y Racing, pero que no cambia la ecuación. Por ese lado, durante el torneo de la BN, Luciano Abecasis fue el titular. Más jóven, más pillo, lisa y llanamente mejor que el ex Newell’s. ¿Por qué no jugó? Bueno, eso lo sabe Almeyda.
Nadie le pide a Almeyda que sepa manejar o entender todos los momentos del partido como un Ramón Díaz o un Carlos Bianchi. Pero sí que, en lo básico, no falle. De las mejores cosas que tuvo River el semestre pasado se cuenta el tándem Abecasis-Sánchez. Uno afuera, el otro por el otro carril. ¿Resultado? Ninguno de los dos rindió.
¿Y Martín Aguirre? Quizás con el 0-1, con un hombre menos, River necesitaba un tipo que equilibre el medio y que, además, tenga gol, como es el caso del Pelado ex Olimpo. Sin embargo, pese a no pedirlo, Almeyda se enamoró rápido de Leo Ponzio y relegó a uno de los jugadores más regulares de River al banco. Otro error.
El último error grosso que se le puede computar a Almeyda es la presencia de Carlos Arano. ¿En la cancha? No, en el plantel. Es un jugador mediocre. No marca, no corre, no juega, no quita, se equivocó dos veces en el gol de Boca, regaló mil pelotas, y, entre él que no marcaba y Vella que, inexplicablemente, siempre cerraba para adentro, los laterales de River fueron callejones para Colazo, Ledesma y Mouche y brillaron por su ausencia.
Es claro, River no tiene un “3” titular. Quizás Juan Manuel Díaz lució más firme. Por eso quizás debería haber sido titular. Es claro, no tiene un buen hombre para ese sector, pero sí algo está claro: la presencia de Arano no resiste análisis en River. Es inentendible. No aporta nada, solo dolores de cabeza. Es más, ¿quién le dio entidad para hacerse cargo de los tiros libres? Una burla, sobre todo porque estaba Fernando Cavenaghi, que ha hecho algún que otro gol por esa vía. En cambio Arano…
Entonces, Almeyda salió a jugar un Superclásico con Funes Mori, Vella y Arano. Tres hombres menos en los papeles y tres hombres menos en lo que terminó siendo el partido. Un horror de Almeyda en el planteamiento del juego que a River le costó el Superclásico. El DT armó mal el equipo, y cuando lo echaron a Alejandro Domínguez intentó rearmar el medio. Quizás el partido pedía Aguirre y no “Maestrico“, pero bueno, eso es consideración y el DT está para tomar decisiones. El tema es que se viene equivocando seguido.
Del otro lado, Julio César Falcioni no se puso colorado en jugarle de contra, abusando del foul táctico a un equipo que, hoy por hoy, está a una categoría de distancia. Claro, a diferencia de Almeyda, y aunque pueda gustar o no, el DT Xeneize sabe a qué juega Boca. Almeyda, y River, parece que quieren saber a qué juegan, pero por ahora no está claro.
Durante la primera etapa de la BN, River fue capaz de golear en Jujuy y de perder, en el Monumental, contra Atlético Tucumán. Un equipo ciclotímico, que tiene un gran plantel como para formar un equipo que se haga respetar. El tema es que todos esos engranajes necesitan de alguien capaz de armar la máquina. Un DT, ni más ni menos. Almeyda, por ahora, es un proyecto de DT. Poner a Arano en el partido que River necesitaba ganar para subir la moral, así lo demuestra.
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