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El oficio del goleador

Viven del gol, se alimentan de él. Necesitan ser abastecidos por sus compañeros, pero también necesitan de un ingenio rápido y preciso. Ellos serán seguramente, los artífices del triunfo o los responsables de la derrota. Su instinto y olfato goleador, serán claves a la hora de analizar sus desempeños.

Por Alan Alberdi.- El centrodelantero es una de las partes más importantes de los equipos. Los partidos se ganan con goles, y ellos son los encargados de convertirlos, y también de fallarlos. No sorprende que en este mercado de pases, los equipos hayan salido en busca de infinidad de caras nuevas que ayuden a mejorar sus planteles. Sin embargo, todos ellos han hecho foco en el puesto de “delantero de área”. Esto resulta entendible si tenemos en cuenta que el fútbol argentino es cada vez más parejo, y las diferencias futbolísticas con los rivales son muy estrechas. Por eso un gol errado o convertido cobra tanto valor.

Hay equipos con buen funcionamiento que fallan a la hora de la definición y lo pagan caro. Hay otros que no brillan en su juego, pero son letales y no perdonan cada vez que generan peligro. Todos los equipos han tenido en sus filas a un determinado hombre-gol, cuyas características pueden variar. Hay delanteros de área que pasan casi desapercibidos. No aportan demasiado en el juego del equipo. Incluso, su participación en él puede resultar un obstáculo en la creación, debido a una notoria falta de habilidad con la pelota en los pies. Su función se resume a estar dentro del área, expectantes y listos para mandar al fondo de la red cualquier balón que se encuentren cerca suyo. Sin embargo, hay delanteros que saben salir del área y participar del armado de las jugadas. Pueden resolver de buena manera estando de frente al arco, y son capaces de sacarse defensores de encima con movimientos de su cuerpo. Pese a las diferencias, todos los delanteros de área tienen el mismo objetivo: convertir goles. Sino lo hacen, deberán demostrarle al entrenador, que cuentan con los suficientes argumentos futbolísticos como para soportar una racha adversa.

Muchas veces, la vorágine que se vive en el fútbol argentino lleva a que los tiempos sean cortos, y esas rachas negativas obligan al director técnico a reemplazar a su delantero de área. Los ejemplos más recientes de estas decisiones quizás algo apresuradas, son los de Santiago Silva y Carlos Luna. Ambos sin el necesario lugar en sus equipos, Boca y River. Debutaron en sus nuevos clubes y le dieron la victoria demostrando que sus aptitudes futbolísticas no varían. ¿Por qué no funcionaron entonces en el xeneize y el millonario? Como ya mencionamos, a los delanteros de área se los endiosa o se los castiga luego de ver si la pelota ingresó o no al arco, pero pocas veces se analiza el porqué de su funcionamiento. Todo goleador necesita de la ayuda de su equipo para poder realizar bien su tarea. El funcionamiento colectivo será el que determine cuantas situaciones de gol tendrá el delantero, y en este fútbol sumamente táctico y friccionado, a los goleadores pocas veces se los deja mano a mano ante el arquero, con la sola misión de lograr un remate preciso. Hoy en día, dependen en demasía de un socio que desequilibre a la defensa rival y asista con claridad. Para quedar de cara al gol, se necesita de un alto grado de concentración, movilidad, desmarques, fortaleza física para forcejear ante la defensa rival, y por supuesto, de olfato e intuición, cualidades preponderantes en el oficio que todo centrodelantero necesita.

Martin Palermo, Bernardo Romeo, Alberto Acosta, José Luis Calderon, Fernando Cavenaghi, Hernán Crespo, José Flores, Lisandro López, Andrés Silvera, Ernesto Farias, e incluso los mismisimos Ramón Díaz y Carlos Bianchi, son algunos de los tantos goleadores que ha visto el fútbol argentino en las últimas décadas. Todos ellos con distintas características, pero especialistas a la hora de convertir goles. Todos ellos también, han debido superar etapas de sequías en las que la pelota se negaba a entrar y todo se hacía cuesta arriba. Estas etapas, hoy en día son cada vez más frecuentes, ya que la irregularidad en el rendimiento de los equipos influye de manera directa en la productividad de los delanteros. Los plazos se acortan, también el margen de error. Los goleadores juegan con la presión de que deberán convertir cuanto antes. La regularidad será tan difícil de encontrar como de mantener, y es por eso que cuesta encontrar con goleadores que mantengan una constancia. Ignacio Scocco y Lucas Pratto, son algunos de los que en el último tiempo se encontraron con el gol en reiteradas ocasiones. Ambos lograron la regularidad que tanto le cuesta encontrar a otros goleadores. Casualidad, sus equipos, Newells y Velez, son dos de los que han podido encontrar, y principalmente, mantener un buen funcionamiento que ayude a sus delanteros conseguir lo que todo el equipo busca: el gol.