Ball

¡Don’t touch La Bombonera!

Un curioso encuentro entre dos hinchas de Boca en Nueva Zelanda, uno de Argentina y otro de Inglaterra, unidos por el amor a La Bombonera.

Esta es una de esas historias que, creo yo, solo te las podés cruzar o valorar mientras viajás. El fútbol, la pasión y ese sentimiento de unión que, a la distancia, me hace valorar – y extrañar – mucho más a mi equipo.

El otro día fui a jugar al fútbol y, entre los que estaban, había un muchacho con la camiseta de ‪‎Boca. No parecía argentino pero llevaba puesta una casaca original y de esas que para el hincha Xeneize tienen historia.

Él, al verme con un buzo de Boca, me sonrió y, al trote, se me acercó y me dijo: “Vamos Boca Juniors“, señalándose, con orgullo, su camiseta. Me contó que era de Inglaterra, más específicamente de Sheffield, y que era fanático de Boca.

Por dentro, a mi ya me daba alegría escuchar que a un tipo de otra parte del mundo le guste mi equipo, pero él no era un simple conocedor de Boca: “Boca es mi equipo de sudamérica. Lo veo siempre que puedo. Esta camiseta, sabrás, es la del 2007 con la que ganamos la última Libertadors Cup“.

Ya mi sonrisa no podía disimularse. No solo le gustaba Boca, sino que además conocía del equipo y lo tomaba como propio. Pero eso no era todo. Cuando le pregunté si tenía ganas de venir a Argentina, casi sin poder terminar de preguntarle me contestó sin dudar: “¡Claro! Ya tengo planeada mi visita para fines de este año o principios del que viene. Hablé con un amigo que consigue entradas para que me lleve a La Bombonera“.

La felicidad me abundaba. El solo hecho de saber que alguien viaje hasta Argentina para ver a Boca ya me dejaba satisfecho, pero quedaba una perlita más de este muchacho ingles: “Además, quiero ir para reclamar con ustedes que no hagan un nuevo estadio ¿A quién se le puede ocurrir cambiar ese hermoso lugar?“. Y como llegó, volvió a irse a trote lento, mientras me dejaba a mi con una sonrisa de oreja a oreja.

La mezcla de sorpresa y felicidad que me dio este encuentro con el muchacho ingles, del cual no recuerdo el nombre, me demuestra y me reafirma lo que muchos sentimos por el fútbol.

El fútbol genera pasiones a veces inentendibles, hasta para uno mismo. Pero si hay algo que puedo afirmar es que, por sobre todas las cosas, el fútbol UNE. A tal extremo de que puede hacer que un ingles sea fanático de un equipo de argentina sin siquiera conocer ni una pizca del país.

A veces se me hace difícil, casi imposible, describir lo que el fútbol me hace sentir. Por suerte, para eso, existen personas como este muchacho inglés.