En octubre de 2011 y durante el encuentro entre el Liverpool y el Manchester United, el delantero uruguayo Luis Suarez insultó al francés Patrice Evra utilizando la palabra “negro” en por lo menos siete ocasiones. A pesar de haberse defendido argumentando que en su país dicha palabra no significaba una agresión (lo cuál sabemos que es mentira), el jugador charrúa recibió finalmente una sanción que lo dejó afuera de las canchas durante ocho fechas y lo obligó a pagar una multa de más de 60.000 dólares.
Si bien en su momento el Liverpool otorgó públicamente su apoyo al futbolista, luego entendió que un episodio así no debería repetirse en la institución. Es por eso que el club inglés elaboró una lista con palabras que indefectiblemente deberán ser tachadas del vocabulario de sus empleados, por lo menos mientras permanezcan en Anfield Road. Los términos ofensivos detallados en dicha lista, se refieren a cinco cuestiones principales: religión y raza, condición sexual, género y discapacidad.
A modo de introducción del repertorio de expresiones, se enuncia que “el club desea erradicar cualquier tipo de discriminación o comportamiento discriminatorio tanto dentro como fuera del campo de juego” y además agrega que “es importante entender el contexto de lo que se está diciendo”. A continuación hace mención a los términos que el club considera “inaceptables”. Debajo del título “Raza y religión”, incluye palabras como half-caste (mestizo), coon (mapache), nigger (negro) o coloured (de colores). Con relación a la “Orientación sexual”, algunas de las palabras prohibidas son queer (raro), fag (maricón), poof (homosexual), homo y por supuesto gay. Bajo el título “Género” se engloban vocablos del estilo de queen (reina), princess (princesa) o She-Man (que sería el femenino del reconocido personaje He-Man). Para concluir, el listado enumera una serie de términos relacionados a una condición de “Discapacidad”, como ser: retard (retardado), midget (enano) o cripple (lisiado).
Puede parecer ridícula una lista que prohíba el uso de palabras a empleados de un club. Pero es un paso que de alguna manera sentará precedentes. El caso de Suárez no es el primero en el terreno de la discriminación en el fútbol y tampoco será el último. Sin ir más lejos en septiembre del año pasado, la Federación Inglesa de Fútbol suspendió por cuatro fechas al defensor del Chelsea John Terry por haber proferido insultos racistas a Anton Ferdinand, futbolista del Queen Park Rangers. La sanción incluyó además la abultada suma de 355.000 dólares. Son conocidos también los casos de multas a jugadores por realizar gestos fascistas en pleno estadio, como los episodios llevados a cabo por Giorgios Katidis (AEK Atenas), Paolo Di Canio (Lazio) o el argentino Mauro Zárate (Lazio), entre otros.
En un fútbol donde los mismísimos jugadores de la Bundesliga, Mario Gómez y Manuel Neuer alientan a los futbolistas homosexuales a reconocer su orientación con el objetivo de lograr aliviarse, la discriminación tanto sexual como en el resto de los ámbitos que enumera el listado del Liverpool, debería desaparecer poco a poco. A principios de año, la FIFA creó una unidad contra el racismo y la discriminación, presidida por el vicepresidente de la Federación Internacional, Jeffrey Webb. En Argentina, el INADI fue el encargado de lanzar una campaña contra la discriminación en el fútbol. Y el Liverpool, desde esta lista con términos ofensivos e inaceptables, pone su granito de arena para que esta práctica tan desagradable sea erradicada de una vez por todas, primero del fútbol y algún día de la sociedad.
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