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Boca Intercontinental 2000: ¿Cómo no va a ir el Loco Banderita?

Abel Laudonio es de los personajes más pintorescos de Boca. Conocé la influencia de Carlos Bianchi para que viaje a Japón en el 2000.

Faltan un puñado de días para que Boca viaje a Japón. El sol de noviembre ya pega fuerte en La Bombonera cuando restan minutos para que los relojes marquen las 8am. Hay poca gente en el club aún y Carlos Bianchi acaba de llegar mientras su cabeza se divide entre el partido contra Talleres y el del Real Madrid, con miles de kilómetros de distancia en menos de 10 días. Alguien lo está esperando en los pasillos del estadio.

Don Carlos, usted fue campeón del mundo con Vélez pero en esta va a ser difícil.

¿Cómo va a ser difícil?

Pero si no va el Loco Banderita, va a ser muy difícil salir campeón.

¿¡Cómo no va a estar en la lista el Loco Banderita!?

img_2914Pasaron nueve horas entre la conversación entre el entrenador de Boca Juniors y Abel “Cacho” Laudonio y el llamado de Jorge Clemente, el Jefe del Departamento de Fútbol en aquella época. La gestión del Virrey bastó para que el animador oficial del Xeneize sea parte de la delegación que hizo historia ante el Real Madrid. Como había exclamado Bianchi, el ex boxeador estaba arriba del avión junto con el cuerpo técnico y el plantel.

El lunes 21 de noviembre, Laudonio camina por el hall del Aeropuerto Internacional de Ezeiza con una chomba blanca con el escudo de Boca. Empuja con ambas manos su equipaje, que no es pequeño, y se las rebusca para enganchar con unos pocos dedos una bandera con los colores azul y oro. Camina cantando junto a los hinchas de su alrededor. Corea “Dale, dale, dale Bo” y enfila para el avión, con el trapo cerrada pero aferrado a él, como cada domingo de cara a la platea baja de La Bombonera. A 16 años, recuerda con alegría sus primeros pasos en suelo oriental: “Bajamos del avión y saqué la bandera ahí, fue espectacular”.

img_2897Lo cuenta como una hazaña. Su sonrisa se agiganta cuando retrocede los años en su memoria y se ubica en el avión que recorrió desde Tokyo hasta Buenos Aires, horas después de haber levantado la segunda Copa Intercontinental  de la historia de Boca Juniors. “Armé un carnaval carioca arriba del avión, una fiesta a lo que es Boca. ¡Pasión de multitudes!”, relata energéticamente sobre el inicio de la década dorada para el Xeneize.

Un viaje a Disney se jugó aquella vez para el mejor “showman” durante el extenso recorrido aéreo. El arquero suplente, Roberto Abbondanzieri se llevó el pasaje. Tres años antes de ser clave para ganarle al Milán por la Intercontinental 2003. Todo parte del ingenio del ex boxeador para divertir al plantel y al Mundo Boca como en cada salida del equipo en el Alberto J. Armando.