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“Ninguna arenga te gana un partido por sí misma”

Para algunos, las arengas son elementos fundamentales antes de cualquier partido, son parte del folclore del fútbol y considerados casi como un ritual. Sin embargo, ¿tienen efectividad realmente?, ¿cómo influyen en la mentalidad de los futbolistas?

Es Central, boludo. Hay que pisarles la cabeza. Lo tenés que dejar tirado en el piso. Es el rival que todos odiamos, lo tenés que matar”, alienta el capitán de Newell’s en la previa del clásico de reserva rosarino. Es el referente del equipo leproso el que arenga. Pero podría ser cualquiera.

Una vez en la cancha – o más bien canchas, en plural, porque es una constante en todo el país- las hinchadas que cantan: “Tenés que dejar el alma el corazón” y a los cinco minutos los versos son otros pero la idea, la misma: “Por esta camiseta a ganar o morir”.

Foto de SoloAscenso.

No marcamos a nadie. La conch* put* de la madre de todos. Al fútbol se juega con la pelota y marcando. Dejense de hinchar las pelotas. Peguen una patada, cojanlos. Pero hagan algo. Lástima damos. Basta. No respeten nadie más. ¿Está claro?”, dice entre gritos Mariano de la Fuente, ex DT de JJ Urquiza, al finalizar el primer tiempo entre sus dirigidos y San Martín de Burzaco.

Arengas, charlas motivacionales, retos. Más allá de la discusión sobre qué nombre ponerle, todos tienen un objetivo claro: incentivar a los jugadores a que rindan durante los noventa minutos y que, fundamentalmente, ganen. Pero, ¿sirven realmente?

Juan Vita es Licenciado en Psicología y, además, tiene un posgrado en Psicología Deportiva. En su consultorio, ubicado en el barrio de Palermo, recibe a decenas de futbolistas y él, entre tazas de té, se anima a dar su punto de vista profesional y exponer una frase que será fundamental a lo largo de toda la charla: “Es muy difícil equilibrar a un jugador de fútbol cuando el sistema está desequilibrado”.

-En primer lugar, ¿cómo se vincula la psicología con el deporte?

-Mira, la psicología se relaciona con todo y el deporte es un campo laboral más donde se aplica. Hay un montón de habilidades mentales que se trabajan: la motivación; la concentración; la autoconfianza individual y colectiva; saber controlar el estrés el estrés, los miedos, las presiones; el liderazgo; la comunicación interpersonal e intragrupal también. De hecho, los mismos jugadores lo dicen: “Todo depende de la cabeza” o “Necesito confianza”. Ellos saben que la gran virtud está en lo mental pero muchas veces no saben cómo entrenarlo y trabajarlo.

-¿Cuáles son los problemas más recurrentes que recibís en tu consultorio?

-En general, la problemática mayor que tienen los futbolistas es que no saben controlar los miedos y las presiones. Los jugadores de fútbol profesional están muy expuestos a las críticas de los hinchas, de la prensa, de los amigos, de ellos mismos. Es decir, el gran dilema es tratar de abstraerse de todo eso y mantenerse enfocado en entrenar y rendir lo mejor posible.

-¿Crees que en Argentina se agudiza aún más esa problemática que en el resto del mundo?

-Si, la gran falencia en el fútbol argentino es esa, la debilidad mental. Los jugadores entrenan muy bien física, técnica y tácticamente, pero no trabajan su cabeza. Es el pilar más importante y el que más se deja de lado. Me ha pasado muchas veces de ver jugadores desequilibrados hablando en la televisión o durante los partidos, cuando los expulsan por pelearse con la hinchada o con un compañero, por ejemplo. Me parece que el desequilibrio emocional que se da en los futbolistas es el mismo que hay nivel social y cultural. Y es muy difícil equilibrar a un jugador de fútbol cuando el sistema en sí está desequilibrado. Pero se puede lograr y se trabaja para eso.

-¿Y desde el punto de vista psicológico, cómo repercute ese desequilibrio en los más chicos, en los que recién incursionan en el mundo del fútbol?

– Para mi, no está bueno darle a los chicos de las inferiores una arenga donde el único valor es dejar todo, matar o morir, ganar sí o sí, dejar la vida. No solo porque no se están promoviendo los valores del deporte, sino porque, además, afecta el nivel futbolístico. Son muy pocos los equipos que se arengan e intentan decir: “Vamos a intentar jugar bien y divertirnos”. Se olvidan del juego, y lo primordial pasa a ser correr, patear, sacrificarse. Los chicos van creciendo con un nivel de estrés y presión tan alto, que antes de llegar a primera división ya quedan en el camino porque no se puede sostener en el tiempo.

-¿Y entonces qué necesita una arenga para ser exitosa?

-A ver, ninguna arenga te gana o te pierde un partido por sí misma. Lo que gana o pierde partidos es el trabajo durante la temporada. Es decir, la arenga no te garantiza nada, yo creo que es una cuestión más de alentarse en momentos previos al partido y repasar conceptos. Y en todo ese proceso, el entrenador es la persona que mejor equilibro emocional debe tener porque tiene que poder transmitírselo a los jugadores.