Jorge Almirón No Prescription Drug Store Buy Antabuse Online . General Health. Cheap Prices, Online Drug Shop, Healthy Bones, Men’s Health. Canadian Pharmacy Store Buy Pioglitazone Online Cheap | buy Valtrex Generic Online Without Prescription asumió como DT de Independiente el 14 de julio del 2014. Para entonces, Diego Cocca ya llevaba poco menos de dos meses trabajando en Racing. En la previa del campeonato 2014, a ambos DT los unía un contexto común. Principalmente, ambos llegaban a la escena grande de la mano de Christian Bragarnik, el representante tan controvertido como influyente. En virtud de este vinculo de larga data, la trayectoria de ambos DT presentaba varias coincidencias: pasado común en clubes como Defensa y Justicia, Godoy Cruz, o Tijuana de México, todos pagos chicos de Bragarnik. Fuera de ese campo, Almirón y Cocca prometían promover una misma filosofía futbolística, una vinculada con el dominio a partir de la posesión de pelota, juego asociado y vocación ofensiva. Lo que comúnmente se asocia al “jugar bien”. A eso se le agrega que el contexto de su llegada a ambos grandes de Avellaneda presentaba desafíos similares: dos clubes saliendo las peores temporadas de su historia en lo deportivo (el rojo jugando en la B, y Racing saliendo último en primera), con nuevos presidentes que aspiraban a una compleja reconstrucción institucional… Todo un combo de circunstancias que invitaban inevitablemente a establecer una mirada comparativa entre ambos ciclos que se iniciaban.
Hoy, a poco menos de un año de aquello, el contraste entre el devenir de ambos entrenadores es contundente. A pesar de la eliminación de la Libertadores, el presidente de Racing salió a expresar su intención de renovarle el contrato a Cocca, que además goza de reconocimiento y respaldo entre los hinchas. Mientras que en la otra vereda, aunque Almirón expresó su voluntad de continuar, la dirigencia le rescindió el contrato al entrenador que cargaba en su espalda con un rechazo manifiesto de la tribuna del rojo. A la hora de establecer un balance, cabe preguntarse: ¿Por qué fracasó Almirón? ¿Qué hizo diferente a Cocca como para que su ciclo terminara tan mal?
Las fortalezas: el juego y la campaña
A la hora de evaluar el proceso Almirón se pueden ponderar diferentes asuntos. En un principio los números parecerían serle favorables. 14 victorias y 11 empates en 35 partidos lo ubican como el DT con la mejor campaña de los últimos 15 años, descontando los primeros dos ciclos de Américo Gallego. Llevó a un equipo que había empatado con el 4to puesto de la B Nacional, a la 4ta posición purchase Baclofen online discount saturday delivery New Mexico low cost baclofen 10mg in internet american express priority mail spain baclofen for cpВ de la Primera División, marcando el mejor rendimiento de un equipo recién ascendido en la historia de los torneos cortos. Se mantuvo en pelea hasta la fecha 17, cuando una inesperada derrota 3 a 1 contra el Boca de Arruabarrena sepultó sus expectativas de ganar el campeonato. Lo cual no empaña que hasta entonces el equipo había mantenido su estatus de candidato, con algunos resultados notables como el triunfo en el clásico ante el futuro Racing campeón, o el 4 a 1 ante un Lanus que también aspiraba al título.
Pero además de números, en el primer semestre Independiente también alcanzó por momentos altos niveles de juego, un rubro en el que solo quedó por detrás de los mejores momentos del River de Gallardo brilliant essay for you . Actuaciones como el 2 a 0 a Central, o el 3 a 1 a Tigre motivaron que alguna vieja gloria se animara a mencionar que el equipo tenía rasgos similares al memorable campeón del 84. Esa calidad estética fue reforzada en los primeros partidos del presente torneo. Varios goles del equipo dieron cuenta de ello, siendo precedidos por elaboradas jugadas de más de 15 toques, como por ejemplo ante Quilmes, Arsenal o Unión. En virtud de su estilo de juego el equipo mantuvo una notable capacidad goleadora, convirtiendo 53 en goles en los 35 partidos del ciclo Almirón.
Un último hecho destacado de su etapa en el rojo es cómo se beneficiaron varios jugadores del cambio de estilo respecto a la etapa de Omar De Felippe en la B Nacional. El caso paradigmático es Federico Mancuello, quién pasó de ser un apenas un jugador relevante del plantel a ser uno de los jugadores más rendidores y mejor dotados técnicamente de todo el fútbol argentino. Sin alcanzar el estatus de elite de Mancuello, otros jugadores como Jesús Mendez o Matías Pisano también encontraron la oportunidad de lucir en un equipo que se basaba en sus características para imponer un estilo.
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El talón de aquiles: la defensa y la irregularidad
El análisis de la era Almirón no puede estar completo sin tener en cuenta varias falencias. El principal problema que mostró el DT del rojo fue su incapacidad para resolver los problemas tácticos y defensivos que lo aquejaron desde el comienzo de su ciclo. Independiente muchas veces se mostró como un equipo abierto y frágil en defensa, al que era muy fácil llegarle y hacerle daño. En sus 35 partidos, recibió 46 goles y apenas 7 veces pudo mantener el arco en 0. Estos desacoples estuvieron presentes desde el primer partido del DT frente a Atlético Rafaela, y el equipo nunca logró mostrar mejoras apreciables en ese aspecto. Aun cuando dedicó dinero importante en el verano para reforzar ese área.
Este factor pudo ser soslayado cuando el poder ofensivo y creativo del equipo le permitió sacar adelante los partidos. Pero el problema es que Independiente fue incapaz de sostener su productividad ofensiva en rachas prolongadas. En la mayoría de los casos el rojo se mostró impotente para encontrar alternativas cuando el juego tradicional del equipo no dio resultados. Un dominio de pelota inofensivo, con un juego empantanado en un toqueteo intrascendente e impreciso fue la seña del equipo en muchos encuentros. El reciente clásico de Avellaneda fue muestra de ello.
Parte del problema fue la inestabilidad en las formaciones. Almirón raramente repitió titulares de un partido a otro, y muchas veces metió bruscos cambios de esquema en el medio del partido. Este factor, muy visible, no ayudó para que el técnico consolidara una buena imagen entre los hinchas. La sensación era que Almirón parecía improvisar sus planteos tácticos, y eso derivó en que se asociara la falta de una dirección clara con la imposibilidad del equipo para meterse de lleno en la pelea.
Si bien en sus mejores momentos el equipo logró generar entusiasmo, el técnico nunca pudo superar la resistencia inicial que le había mostrado la hinchada roja. El apoyo popular recayó sobre el plantel, especialmente sobre el nuevo ídolo Mancuello, mientras que las falencias y frustraciones del equipo fueron adjudicadas siempre a Almirón. Poco a poco la presión por los resultados fue erosionando el margen de acción del equipo, y el entrenador no supo como revertirlo. A pesar de que los resultados lejos estuvieron de ser catastróficos, la expectativa (exagerada) era que un equipo que solo se dedicaba al torneo local tenía que inmediatamente establecer su dominio. Este clima, esperando que el equipo mostrar el máximo esplendor en sus primeros partidos abrió un circulo vicioso mediante el cual cuanto más se le exigió al equipo, menos respuestas pudo este brindar. Y Almirón fue quién tuvo que pagar los platos rotos por ello.
Conclusión: una crisis no solo futbolística
Retomando la pregunta inicial sobre por qué el técnico del rojo no pudo tener el éxito de su colega de la vereda celeste y blanca, se puede enunciar principalmente una razón. Cocca en Racing tuvo que enfrentar algunos dilemas similares a Almirón. Una propuesta de juego vistosa que rápidamente se encontró limitada, resultados adversos que lo dejaron rezagado de la pelea y una marcada impopularidad con la hinchada académica tras perder el clásico. Pero a diferencia del técnico del rojo, Cocca fue capaz de desarrollar un sentido pragmático mediante el cual comprendió que era inútil atarse a su ideología futbolística si esta no le entregaba resultados. Para revertir un presente adverso, Cocca cambió de estilo, corrigió falencias fortaleciéndose defensivamente, y potenció ofensivamente su juego al apostar por un estilo más vertical. El resultado fue un equipo más equilibrado y estable. Y los éxitos llegaron, con una racha letal de victorias que lo llevó directo al título. Lo contrario a Almirón, que en el mejor de los casos con su trabajo solo logró potenciar su control de pelota y juego asociado, sin corregir nunca las limitaciones tácticas y defensivas que frustraban a Independiente.
De todas formas, es pertinente resaltar que aun si a Almirón se le puede reprochar la falta de capacidad para lograr que el equipo se reinventase a sí mismo, los resultados de su ciclo no fueron ni por asomo tan malos como para echarlo en mitad de campeonato. A 12 puntos de la punta con 51 en juego, la situación todavía podía revertirse. Sin contar que el equipo todavía está clasificado en la Copa Argentina, y jugará la Copa Sudamericana en el segundo semestre. Más allá de sus propias limitaciones, lo que terminó derrotando a Almirón fueron las urgencias de Independiente. Después de haber afrontado los peores años deportivos e institucionales del club, en el mundo rojo necesitan con urgencia gratificaciones inmediatas. La reciente recuperación de algunos de los otros grandes en situación de necesidad, como River, San Lorenzo, y especialmente Racing, solo aumentó la ansiedad en el ambiente rojo. Una ansiedad ante la cual Almirón tenía mínimas chances de vencer.
A la hora de buscar candidatos para ocupar el banco de suplentes, la dirigencia del rojo podría tomar nota de la experiencia Almirón. La tarea primordial será bajar los niveles de ansiedad, buscando un entrenador que tenga inmediato respaldo en la tribuna. Que el nuevo proyecto nazca con aire suficiente para trabajar es indispensable. Esto podría lograrse trayendo a algún entrenador identificado con el club. O aunque más no sea alguien con credenciales de éxito, dado que el desconocimiento general de la trayectoria de Almirón fue un factor para que su ciclo empezara con el pie izquierdo. A Independiente plantel no le falta, y no deberían buscarse soluciones fáciles buscando romper el mercado con incorporaciones rimbombantes. Estabilidad y confianza es lo que falta. Ante una oferta reducida de candidatos, habrá que ser si la dirigencia tiene la capacidad de encontrar un candidato que sea capaz de enfrentar las particulares situaciones por las que pasa el club de Avellaneda. Almirón hizo su esfuerzo. Pero no era el indicado.
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