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Denuncian represión en la marcha del 8M

La policía no pareció comprender las consignas pacifistas de la movilización.

#NiUnaMenos. #VivasNosQueremos. Los dos hashtags emblema de esta campa, a pesar de tener solo tres palabras cada uno, son contundentes en su contenido. La marcha por el día de la mujer fue una marcha por la paz, por la tolerancia, por la igualdad, por el respeto de los derechos y, sobre todas las cosas, por el cese de la violencia de género en todas sus formas. Sin embargo, esto no parece haber sido interpretado por las fuerzas policiales.

Aparecieron en las redes sociales y en audios de Whatsapp varios testimonios que dan cuenta de una represión desmedida y de un accionar que no solo no respetaba los derechos de la mujer, sino los derechos civiles básicos. Se habla de un ataque policial a un grupo de personas que festejaba con música, bailando sin problemas. Aparentemente, la causa fue un grupo de – según los testigos – entre cinco y diez personas que estaban pintando y tirando botellas y piedras hacia las vallas que cubrían la Catedral y (aunque usted no lo crea) una fogata que se había armado en la calle.

Eso, en palabras de las víctimas, habría generado uso de no pocas balas de goma, ataques con gas lacrimógeno a personas que simplemente pasaban caminando cerca de los efectivos, golpes por parte de éstos y detenciones a mujeres indefensas (que no estaban cerca de la Catedral) por parte de personas que dijeron ser policías pero no se identificaron como tales. Una vez en poder de la fuerza, algunas víctimas denuncian haber visto cómo se obligaba a desnudarse a algunas de las chicas para revisarlas (inclusive, más de una vez, bajo amenaza de ser desnudada a la fuerza “entre cuatro” si no lo hacía ella). También, según los testimonios, se atacó en la plaza a parejas que tomaban mate y a indigentes que estaban durmiendo, y se detuvo gente en una pizzería sin motivo aparente.

Aquí se comparten dos de los testimonios públicos que circularon:

Es obligación moral de los medios de comunicación denunciar esto. Y no porque esté bien tirarle botellazos a las vallas que cubren la Catedral, claramente no es así. En realidad, es porque eso puede disuadirse de otras maneras y porque además se reprimió de manera inusitadamente violenta y discrecional a gente inocente, como hace tiempo no se veía. Eso no sucede si no se permite políticamente.

Es cierto que la represión es una potestad estatal que permite en casos extremos (no es este) mantener el orden social y que es constitutiva del Estado, que según Max Weber se define como tal entre otras cosas por ejercer el monopolio de la violencia legítima. Sin embargo, la intensidad con la que se ejerce esa violencia es una decisión política. Los medios de comunicación estamos obligados a pedirle al gobierno que rinda cuentas por la decisión política que tomó sobre esta marcha en particular, y – ya sea porque la cuestión de la Catedral vende más o porque a alguien no le conviene – eso no está sucediendo.

Las personas involucradas solicitan “a quienes hayan estado presentes durante la represión o hayan sido reprimidxs o detenidxs” que “se acerquen a Procuvin en Perón 667”. Allí “se reciben las denuncias en forma conjunta entre la UFEM y Procuvin”.  Pueden realizarse consultas al +54 9 11 5143-0803.

Una vez más, #NiUnaMenos. Y, por las dudas, #NuncaMás.

Matias Tarillo
Politólogo por vocación, futuro economista por curiosidad, periodista por elección. Hincha de Alvarado de Mar del Plata y de alma menottista. El mundo es redondo y de ricota. Si por mí fuera, haría asado todos los días.