Música Para Volar – 29 de abril – Teatro Broadway
¿De qué se trata Soda Sinfónico? Una invitación a vivir un sueño, a redescubrir esas melodías y letras tan queridas, que van a ir enlazándose en un relato donde la sonoridad de la orquesta, el coro y la banda dialogan en un universo visual. Música para Volar y el arte de crear “momentos de encuentro con canciones”.
Durante una década, el grupo argentino ha abordado la obra de Gustavo Cerati, Charly García y Luis Alberto Spinetta, con arreglos originales para orquesta. Sus puestas utilizan instalaciones audiovisuales para convertir los conciertos en relatos inmersivos.
Tras 10 años de actividad, en los espectáculos de Música para Volar participaron más de 800 instrumentistas en toda Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile.
El grupo Música para Volar está integrado por José Matteucci en batería y voz, Alexis Thompson en guitarra, Julieta Sciasci en bajo y voz y Bruno Moreno en piano, quien además se encarga de componer los arreglos orquestales y de cámara de sus espectáculos.
Con diez años de trayectoria, la banda realiza habitualmente giras con sus diferentes espectáculos sinfónicos, de cámara y eléctricos, en los cuales abordan repertorios diversos, interpretando obras de grandes referentes del rock latinoamericano, como Gustavo Cerati, Charly García y Luis Alberti Spinetta.
Historia
Música para Volar se formó en 2012, en la ciudad de Rosario, Argentina. En aquel momento, el objetivo era interpretar en forma íntegra un disco, el mítico Unplugged de Soda Stereo, llamado “Comfort y música para volar“. La sonoridad de esa obra es muy especial, ya que -transgrediendo las reglas que hasta ese entonces imponía la serie de grabaciones de MTV- combina los instrumentos eléctricos de una banda de rock con arreglos de cuerdas.
La experiencia musical de ensamblar en vivo esa mixtura tan particular, así como la búsqueda de generar un espectáculo que “desordene la lectura” utilizando proyecciones sincronizadas, fueron el germen del proyecto Música para Volar, que tras un par de años desarrollando repertorio e interpretaciones, se propuso crear su primer espectáculo sinfónico, donde más de 50 intérpretes, entre banda, orquesta y coro polifónico, se unieron para generar una sonoridad única.
Música para Volar se convirtió así en el nombre del grupo, y en el concepto que impulsa el proyecto: “Que la música sea la protagonista, y en cada recital dejar que ella nos lleve a donde quiera”, sostuvo Julieta Sciasci, bajista.
Redescubrir
“La idea es permitirnos redescubrir esas canciones que son parte de nuestras vidas; reencontrarlas en estos entramados tímbricos que surgen de la sensibilidad de los intérpretes en ese momento compartido. La profunda belleza de las obras que interpretamos, que tienen la nobleza de habilitar infinitas lecturas, esa suerte de complicidad con el público presente y la sensibilidad de cada colega que se suma a nuestros espectáculos, hacen único e irrepetible cada recital. Nos sentimos muy felices de entregarnos a ese misterio“, explicó José Matteucci, cantante y baterista del grupo.
Respeto
Una constante en la carrera de Música para Volar es el profundo respeto por la obra musical que abordan, así como la búsqueda de generar experiencias integrales en el espectador, diseñando cada detalle de la puesta en función de crear momentos únicos de reencuentro con las composiciones.
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