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Tiremos reyes

Cada vez son más intrincados los dilemas de España, que vuelve a intentar elegir Presidente con un resultado absolutamente incierto.

Como alguna vez se ha mencionado en estas mismas líneas, existen prácticamente tantas reglas para elegir autoridades (llamadas “sistemas electorales”) como Estados que las necesitan. El caso de España combina elementos propios de presidencialismos, de parlamentarismos e incluso de la monarquía que sigue vigente allí, por lo que resulta una combinación absolutamente particular y, sobre todo, impredecible.

felipeEl nombre del “Presidente del Gobierno” (así se denomina a la cabeza del gobierno en ese país) resulta de un complejo proceso de elección. Los votantes eligen Diputados con un sistema proporcional muy similar al argentino. Los partidos que obtengan representación tienen derecho a participar de etapa siguiente: una “ronda de contactos” con el Rey y con los demás partidos, a partir de la cual aquel propondrá a la Cámara de Diputados un candidato presidencial. Por supuesto, esa “ronda de contactos” no logra modificar muchas voluntades: los partidos llegan con candidatos definidos, que hacen campaña y debaten durante varios meses, y saben de antemano con qué otras fuerzas pueden llegar a acordar y con cuáles no.

Si la Cámara de Diputados le otorga al candidato su apoyo con mayoría absoluta, éste se transformará en Presidente del Gobierno por los siguientes cuatro años. Se requiere, entonces, ser propuesto por el rey (elemento monárquico), y tener apoyo legislativo (como en los parlamentarismos) para ejercer un mandato de duración predeterminada (como en los presidencialismos). Si eso no sucediera, se repetirá el procedimiento. En tanto, si transcurridos dos meses de la elección aún el nombre no estuviera definido, se realizarán nuevamente las elecciones generales.

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Esto último fue precisamente lo que sucedió en España en la última elección (20 de diciembre de 2015), y lo que lleva a que este 26 de junio sus habitantes tengan que volver a las urnas. Por supuesto, una situación tan particular no surge de la nada. España tenía un sistema político integrado básicamente por dos grandes partidos: el Partido Popular (centro-derecha) y el Partido Socialista Obrero Español (centro-izquierda). Sin embargo, la crisis económica en la que se ve sumido el país aproximadamente desde 2008 y de la que aún no logra despegar generó un correlato institucional.

En ese contexto, similar – aunque atenuado – al 2001 argentino, surgieron dos nuevas fuerzas políticas con vocación de cambio y de poder. Ciudadanos (centro, liberal) y Podemos (devenido Unidos Podemos, coalición de fuerzas de izquierda), muy distintos entre sí, se preparan para arrebatar de un tirón espacios a los partidos tradicionales. Su irrupción impidió que el PP y el PSOE llegaran a los 176 votos necesarios para otorgar la confianza de la Cámara a alguno de los candidatos, e incluso forzó la repetición de la elección a partir de la falta de cooperación para construir coalición de gobierno.

Entonces… ¿Cuál es, hoy por hoy, el escenario para cada fuerza?

Partido Popular (PP)

Su candidato es Mariano Rajoy, actual Presidente del Gobierno. Abogado de profesión, está acorralado por la crisis económicarajoy y por sus propios errores discursivos y de gestión. Esta agrupación conservadora obtuvo 123 bancas en la elección de 2015, pero este domingo arañaría las 120. Ideológicamente, es imposible que Unidos Podemos acepte construir una coalición con este partido. Para mantenerse en el poder, el PP tiene tres opciones: o acuerda con el PSOE (más como un pacto de necesidad entre viejos conocidos), o acuerda con Ciudadanos (cuyo candidato ya dijo públicamente que eso no será posible sin que el PP negocie muchas cosas, inclusive – llegado el caso – la candidatura de Rajoy), o apela a una enorme fragmentación del voto para lograr capturar apoyos en los partidos minoritarios. La más factible es la primera.

Partido Socialista Obrero Español (PSOE)

sanchezSu candidato es Pedro Sánchez, economista con una trayectoria de casi 20 años en el partido y con experiencia legislativa. El PSOE logró 90 bancas en la elección de 2015, pero en la que está por realizarse llegaría apenas a las 86. Tiene buenas chances de llegar al gobierno, ya sea generando una coalición con el PP (de centro, en un tire y afloje permanente), con Podemos (de corte más estatista), o con Ciudadanos (de corte más liberal). Es el partido que alberga más vertientes ideológicas diferentes, de modo que puede enfatizar una u otra. Por esa razón, es muy probable que esté en la próxima coalición de gobierno, aunque no la encabece.

Ciudadanosrivera

Su candidato es Albert Rivera, un abogado catalán que está en contra de la independencia de su región, se autodefine como de “centro” y quiere generar un “partido socialista europeo, no populista”.  Ciudadanos obtuvo 40 bancas en 2015 y mantendría esos niveles en la elección que viene. Si bien son pocas como para influir decisivamente en la conformación del gobierno, no puede descartarse que forme parte de una coalición con el PSOE o con el PP en los términos anteriormente descriptos. Su posición sobre Catalunya hace imposible cualquier acuerdo con Unidos Podemos.

Unidos Podemos

iglesiasSu candidato es Pablo Iglesias, abogado y politólogo, que curiosamente le atribuye a su partido “rasgos peronistas, puesto que tiene simpatía por la redistribución del ingreso. Podemos nació al calor del movimiento de los “indignados” por la crisis. Luego, surgió Unidos Podemos al coaligar al partido con otras fuerzas de izquierda. Podemos obtuvo 42 bancas en 2015, número que prácticamente duplicaría el domingo, alcanzando las 87 bancas y – potencialmente – un histórico segundo lugar, de donde desplazaría al PSOE. Según Iglesias, luego de la elección habrá solo dos opciones: “o es presidente Rajoy con el apoyo del PSOE y/o de Ciudadanos, o gobierna una coalición formada por el PSOE y Unidos Podemos en la que presida quien haya obtenido más bancas”. Así, es imposible que Unidos Podemos forme gobierno con el PP (por conservador), o con Ciudadanos (porque Unidos Podemos tiene como bandera el referéndum para que Catalunya decida sobre su independencia).

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Por supuesto, no es posible aventurar conclusiones respecto de quién será el próximo Presidente del Gobierno en España. Las negociaciones que sobrevendrán a la elección son prácticamente impredecibles. Si hubiera que nombrar las alternativas con más probabilidades en teoría, una coalición en la que participe el PSOE se llevaría todos los números. Lo que no se sabe es con quién: si con el PP o con Unidos Podemos (Ciudadanos no llegaría a las bancas suficientes como para negociar). Claro que los dos posibles compañeros del PSOE son muy distintos entre sí; uno llevaría a un gobierno de centro con componentes conservadores, y otro a uno de centro-izquierda más liberal. Por supuesto, también es posible que no haya gobierno, y se repitan nuevamente las elecciones…

Independientemente del resultado, es posible ya destacar el rol que han tenido los dos partidos nuevos al introducirse en la discusión como nuevos actores de veto (sin cuyo acuerdo no se pudo construir mayorías). El caso de Podemos es de particular interés, porque si se confirma que puede arrebatarle el segundo lugar al PSOE y logra mantener la coherencia ideológica, podríamos estar en presencia de una agrupación que podría obtener  desde una posición de izquierda – ahora o en un futuro -un premio aún más grande que la mera participación en una coalición de gobierno: la propia Presidencia.