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Snowfall: momento del Crack

¿Cómo puede una serie sobre drogas aportar algo diferente? Snowfall cuenta el inicio de la más destructiva de todas; el Crack.

Las series sobre el narcotráfico son furor en todos los países sin excepciones, la mera trama de un mundo criminal basada en el tráfico de drogas parece ser lo que impera en el mundo de las historias televisivas.

¿Cómo hacer algo diferente?, ¿Cómo evitar uno tras otro los clichés? Bueno uno de los secretos es encontrar una historia que cuente el inicio de algo, cuándo ese algo significa nada y su aparición lo convierte en un todo.

Eso pasa con Snowfall, una serie creada por John Singleton (Boyz in the hood) que intenta contar el contexto social de Los Ángeles en la década de los 80, cuándo la guerra de las drogas recién comenzaba entre los diferentes clanes raciales.

La convivencia entre aquellos que comerciaban cocaína que conseguían de países sudamericanos, como Colombia y Perú, con aquellos que seguían la antigua tradición de traficar marihuana producida localmente.

 

Hasta ahí no parece más que una serie costumbrista que intenta explicar como convivían los diferentes negocios en armonía, mientras que la policía comenzaba a preocuparse por los grandes índices de narcotráfico y la violencia que el mismo generaba.

Leon, Franklin y Kevin, una pandilla en ciernes.

 

En ese novel y ardido escenario tenemos a nuestro protagonista Franklin Saint (Damson Idris) quién trafica marihuana para su tío Jerome (Amin Joseph) a escondidas de su madre Cissy (Michel Hyatt), quién trabaja todo el día para mantener a su hijo.

Por otro lado, el clan Nava, de orígen mexicano, es el responsable de mover la cocaína de la ciudad a gran escala. Encabezado por Ramiro (José Zuñiga) quién tiene a su hijo Pedro (Filipe Valle Costa) como lugarteniente y a la hija del fundador del cartel Lucia (Emily Rios) como posible sucesora. Pero es aquí dónde entra Gustavo Zapata (Sergio Perez-Menchetta), un viejo matón del cartel, a querer ser socio y ganarse el corazón de Lucia.

Por último, y no por eso menos importante, un agente infiltrado de la DEA muere producto de una sobredosis y es Teddie (Carter Hudson) el encargado de suplantarlo en complicidad con Alejandro Ustevez (Juan Javier Cárdenas), un narcotraficante con contactos paramilitares en países distribuidores de droga.

Teddy y Alejandro, una sociedad por conveniencia.

Hasta aquí parece un triángulo destinado a entrecruzarse y no precisamente en el tono más amable de todos, pero algo enrarece aún más el asunto: la aparición del Crack.

Siendo el Crack (O pasta Base) la droga más nueva y adictiva de todas, se muestra con gran detalle como el negocio crece aceleradamente y todo esto frente a los ojos de nuestros noveles traficantes, dado que es Franklin quién se entera de este nuevo método a la hora de fabricar droga para su consumo.

Si bien todo esto se desarrolla a lo largo de 10 capítulos, en esta primer temporada podemos ir viendo la mano del creador en todos los detalles, ya conocido por ser un especialista en cine con temática racial, John Singleton pinta los avatares del ser negro y buscar traficar drogas que eran consideradas de uso “blanco” en aquellos años, es harto interesante el enfoque que le logra dar, no sólo al contexto criminal sino a cómo impacta en la degradación racial que todavía no abandonaba algunos viejos hábitos en los Estados Unidos.

 

Es así que Snowfall nos trae una temática ya tocada por muchos pero con un nuevo ingrediente, el nacimiento y desarrollo de la droga más adictiva y nociva de la que se tenga memoria y como comienza, rápidamente, a copar todo el mercado y las relaciones de dinero y poder que allí coexistían.

Sin dudas que recién comienza pero Snowfall merece una oportunidad, no sólo por la calidad de los productos que suele crear Singleton, sino por como enfoca la historia a través de un lente que nos permite incorporar lo visto por medio de nuestra propia perspectiva.