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El Clan Puccio, Trapero y después

Semanas después de su estreno, ponemos la lupa sobre la nueva película de Trapero. Desde el ángulo de la historia en sí, del director y su filmografía y desde qué nos cuenta en toda la película que tiene a un buen Peter Lanzani y a un Francella que no termina de conformar.

LOS PUCCIO

Familia acomodada de la clase media/ alta de San Isidro, como “ cabeza de familia” estaba compuesta por Arquímedes Puccio,  quien estuvo vinculado estrechamente a la Triple A, poco antes de dar comienzo a la más nefasta dictadura que padeció nuestro País, fue mano de obra de López Rega  y de la SIDE. Su carrera oscura en el delito organizado, comenzó, por lo menos, una década antes de los hechos que se cuentan en la película. Siempre estuvo muy cerca del Poder, antes y durante la dictadura (con los grupos de tareas), por lo que contó con fuerte amparo, no solo del aparato represivo estatal, que operó durante la década de los 70, sino también de la Justicia. Murió en el 2013, a los 84 años; cumplió condena, con prisión domiciliaria violada, y luego sacada, salió en libertad en 2007 y se  recibió de abogado en la UBA  Epifanía Ángeles Calvo fue su esposa, con quien tuvo 5 hijos: Alejandro, Daniel, Guillermo, Silvia y Adriana. Los dos primeros, fueron partícipes de los hechos delictivos de Arquímedes, por lo que el periodismo, cuando se conoció la historia, los denominó El Clan Puccio buy Accutane online your essay helper Cheap Free Viagra Samples. Skin Care. Skin Care, No Prescription Required, Free Online Medical Consultations, Visa. . Alejandro, rugbier muy reconocido en el CASI Y Los Pumas, fue, de los hijos, el que más protagonismo cobró en la película de Trapero, y a las claras, por haber sido, en su momento, una figura reconocida de la elite bonaerense del deporte.

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TRAPERO, DE LEONERA AL CLAN.

Ir a ver El Clan, y extrañar las producciones como Leonera, o Mundo Grúa, un poco menos, tal vez, El bonaerense o Carancho;  es como ir a ver un Súperclásico y, sin embargo, sentir melancolía por partidos en fechas “menos emblemáticas”.

Trapero es uno de los directores más sobresalientes del cine nacional, pero con El Clan, y quizá con Elefante Blanco ya se podía prever,  faltó eso que lo caracterizó en un principio de su carrera: la espontaneidad de la historia que iba a contar, jugada y con compromiso.  No es un director que, generalmente, apunte a la comodidad del espectador  y,  mucho menos, que se incline por un producto de distracción. Por el contrario, si miramos, cronológicamente, sus producciones son de gran brío. Pero, algo se fue deformando, quizá el motivo sea el comercio y el marketing, con todo lo que eso conlleva. Es evidente que el “vender” una historia, las entradas y el peso, por no decir presión, de la sinfónica comunicacional, pueden terminar sofocando la desenvoltura para expresar y transmitir, mediante el arte del enfoque y el prisma, con sencillez, calidad y  politización sin tanto maquillaje (en el caso de que lo amerite, como en gran parte de lo que decide crear y recrear Pablo Trapero en la pantalla grande).

 LA PELÍCULA.

Sin caer en los convencionalismo de la crítica que despedaza o halaga demás,  hay que advertir que no es una película mala, ni en su puesta, ni en la calidad del guión o actoral (si bien Francella no termina de cerrar, y la actuación de Peter Lanzani está bastante pasable) pero, lo cierto, es que una historia tan horripilante como lo fue, la de la flia Puccio, ameritaba, por lo menos, una emoción y tensión mucho más jodida. Es decir, en criollo: más huevos. Es insoslayable, que primó la necesidad de cuidar todo, en demasía.

Si bien, en la película, el foco estuvo puesto en  la relación entre Arquímedes (Francella) y Alejandro (Lanzani), el desarrollo de la misma, por momentos, resulta confuso. Y, lógicamente, nacen dudas, por ejemplo: ¿realmente Alejandro estuvo tan abstraído por el carácter psicópata del padre, al punto de pensar que pudo haber algún grado de inocencia, muy ambigua, como lo deja leer las entrelíneas de la película? ¿La historia del Clan Puccio  se basó solo en lo que sucedió dentro del drama familiar, sin contexto histórico?  Si bien, al comienzo y en algunos momentos durante el nudo de la película, hay un intento de situarnos en la época, es todo demasiado vago. Hubo quienes se desorientaron, por ejemplo, con las figuras de Alfonsín y Galtieri cuando arranca el film – que se muestran muy por encima, más que a modo testimonial del momento político en que se vivía- como si no entendieran qué tenían que ver con la película. Ahora bien, esa desorientación, no es solo culpa de la película que carece de hilos históricos bien argumentados y precisos,  es un factor común de muchos espectadores que consumen cine solo porque la televisión se los ordena.

El resto de la familia Puccio es poco trascendental, en la película. No se destaca alguna actuación en particular, aunque la crítica tradicional no esté de acuerdo y resalte a Lanzani como “la nueva estrella y proeza”, título que, por cierto,  le queda demasiado grande. Hizo su trabajo, bien logrado, y punto.

Nobleza obliga, hay que destacar la elección del tema “Encuentro Con El Diablo” porque ayuda mucho a sentir un clima tremendo, en una película que por sí misma la cuesta transmitirlo del todo.