Rock

El Bordo invita a “El Refugio”: “Queríamos que este disco sea bien casero”

El grupo de compañeros del colegio secundario editará el próximo viernes su séptimo disco de estudio. Rock 'N Ball asistió a una escucha exclusiva. ¿Es el disco más rockero en la historia de la banda? Seguramente sí.

El Bordo
El Bordo

Migue Soifer es el primero en recibir a Rock ‘N Ball para mostrarnos la sala en la que El Bordo vive y crea sus canciones desde enero de 2016, sala que les llevó 9 meses de 2015 construir mientras seguían ensayando debajo, como lo hicieron de 2007 a 2014.

En “Gregon Bar”, han ensayado, antes que nada Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Cuando el Indio y Skay optaron por silenciar la banda, entró La Renga (que ahí grabó ‘Detonador de Sueños’, por ejemplo), en su lugar. La furia de la “Bestia Rock” vistió las paredes de la sala del lugar, hasta que se fueron a la quinta de Ezeiza y le dieron paso a Los Gardelitos”(que aún siguen ensayando ahí). En 2007 llegó El Bordo y, hace no mucho, el turno de La Condena de Caín. Las bandas se van moviendo en bloque, hasta llegar al piso de arriba, como en una especie de camino desde las “Inferiores”. Pero El Bordo fue más allá y se fue más alto aún. Ahí, arriba de todo, donde antes funcionaba un quincho con parrilla ahora se erige “El Refugio”, el laboratorio donde idearon el disco homónimo que viene a traer un sonido parecido al de Yacanto”, pero con la madurez de estos días en que la banda ya recorrió 18 años juntos y editó 6 discos.

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La banda, en la intimidad de su “Refugio”.

“Lo de ‘Yacanto’ es algo que aún hoy no me explico. No sé, teníamos 22, 23, años. ¡Y cómo suena! Fue todo el contexto, no sé, aquellos días, la ebullición, las letras. Tiene mucha energía que fue canalizada en ese sonido que aún hoy me sorprende”, Pablo Spivak se suma a la charla. “Tratamos que sea bien casero, lo hicimos aprovechando los recursos que nos daba este lugar. Por ejemplo acá grabamos sólo los equipos de viola”, dice Migue, señalando el lugar donde estamos, mientras el “Cuervo” Leandro Kohon también se suma. “Le pusimos así a este estudio porque la música es nuestro refugio”. ¿Refugio de qué?. Y mientras arma un cigarrillo, Migue responde: “De la rutina. Es como escaparse. Ir a ver un show sirve, pero cuándo nosotros entramos acá, es como que nos aislamos. Este es nuestro lugar en el mundo“, dice Migue, mientras sus dos compañeros de banda asienten. Que serán tres cuando, promediando la escucha, llegue Diego Kurz.

“El bajo salió por línea, ahí adentro sólo sonaba la batería. Lo grabamos todos juntos y eso se nota”, dice, satisfecho, Pablo. “Pero ahora lo van a escuchar”, agrega con una sonrisa.

“Y quizás en un tiempo en YouTube”, dice Migue que adelanta que lo editarán también en formato físico: “Defendemos ese formato, nos gusta”, dice Migue y Pablo acota: “Hay pibes que tienen los seis discos de estudio más uno en vivo, no le vamos a cortar la colección”, relata, mientras el mate empieza a girar. “Los primeros físicos se los van a llevar quienes vengan al doblete de Flores, con la entrada”, dice Migue, que deja entrever que habrá una mini-gira antes de la presentación oficial, que no tiene ni fecha, ni lugar. Y ahora, sí, es momento de darle play.

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EL REFUGIO’: TRACK POR TRACK

“Corazones Olvidados” y quizás sea por la mística del lugar, o los parlantes, infinitamente superiores a cualquier auricular o a la calidad que puede dar Spotify, pero suena como una patada en la cabeza. La banda galopa sobre un riff intenso y el tempo no baja nunca. El Bordo presenta credenciales muy pronto y ya con el primer tema preanuncia un disco rockero. Ale galopa sobre el bombo de Migue en el estribo y desgrana: “Corazones olvidados,  sin amor todo es en vano. Desde lejos su rutina, la ciudad ya no los mira”. Ale dedicó este tema “a todas esas almas perdidas en el vértigo de la ciudad”. 

“La Libertad”, tiene en su lírica aires a “La Banda“. Es un tema que no puede ser de otra banda que no sea “El Bordo” y es el que nombra al disco “La libertad se hace canción en el refugio de tu voz“, canta Ale, a cuya voz le queda comodísimo el poderío que el grupo despliega.

“Humano”, la banda sorprende. “No sé, es algo medio disco, más fiestero. Salió así. Y nos gusta mucho”, Pablo describe al tema que, para que los viejos bordolinos se ubiquen, es como si a “Quiero Ver“, de ‘La Vereda de Enfrente’, le hubiesen pegado una patada en el culo y la trajeran 14 años para atrás. El bajo, detrás, con aires pepperianos, acompaña una letra que tiene destino de convertirse en una de las coreadas del disco “No doy los requisitos para entrar en esos lugares que no quiero entrar”, canta Kurz, cuya lírica en este disco es absolutamente frontal, directa y casi no deja lugar a segundas interpretaciones: “Vinilos y cuadernos//Soy más vintage que moderno”, se define Kurz.

“Destino” es el cuarto sonido del disco y tiene algún “tufillo” rengo en partes de su andar. Es un tema que, definiéndolo mal y pronto va “al frente como loco”. “Estás entre la espada y la pared// vas de visitante y no podés perder”, canta Kurz y, para el final, un gran solo despide un tema que también logra venderse por sí sólo.

“Mi Alma Ve” es el quinto, y se apoya sobre mucha, pero mucha guitarra, dejando un final muy potente, con un hermoso solo (sí, otro más y habrá varios, eh). Es también uno de los que suma mucho desde los sintetizadores. “Traté de armar algo más de climas”; cuenta El Cuervo Kohon, quien está a cargo de los ‘sinte’. “Hoy que no estás // mi alma ve // tu nombre en cada destino”, es una de las frases.

“El Traje”, tiene un estribillo adhesivo completamente. “Sacate ese disfraz// que no te lo creés ni vos// Sacate ese disfraz// que no se ve quien sos”. Sería una “canción power” con mucha presencia de vientos. “A mí este tema me vuelve loco“, confiesa, con una sonrisa Mileo, mientras el resto mueve la cabeza y el pie, acompañando el ritmo.

“Que ella vuelva a sonreír”, aparece bien al frente la armónica. Es un tema más bien tranqui, uno de los pocos, si no el único que tiene el disco. Sería más bien una “baladita”. “No tengas miedo// dale luz a tanta oscuridad”, dice Kurz, en el tema más “meloso” del nuevo trabajo de la banda.

“Lo grabé con el bajo de Tete”, cuenta Spivak“Metafísica suburbana” se llama y, es, un poco, la canción que quizás resume lo que es el disco: potente, directo, al mentón, con pinturas desde la letra, con un muy buen solo y que podría haber estado alojado en “Yacanto”, tranquilamente. Ojo, el disco no es “Yacanto 2″, sería primo-hermano, pero tiene algunos matices más e, insistimos, una marcada evolución y madurez”.

“Todo y más”, desde la letra es una “declaración de principios” de Ale Kurz. “Viví como vos querés ser recordado”, canta sobre una base bastante potente. Y arremete con un “No hay peor soledad que sentirse sólo entre mucha gente”. Ale abre su corazón y la banda lo acompaña musicalmente.

“Háblame”, es el primer cover que El Bordo graba en su historia. Es el tema “Talk to me” de Nirvana, un inédito que sólo se pudo escuchar editado en el box set “With The Lights Out“. Ale canta en castellano y la banda recrea el espíritu del power-trío que lideraba Kurt Cobain. “Fue, medio, una idea de Ale Vázquez, él se volvió loco incluso, consiguió los mismos instrumentos”, revela Pablo Spivak. ¿Cómo? “Sí, fuimos pidiendo prestado entre colegas y conseguimos armar los mismos instrumentos. No esos mismos, claro. Pero ponele, trajeron el redo que se usó en Nevermind y metías el feel de “Smell Like Teen Spirit y sonaba como si Grohl estuviera en la sala” (risas). La Jaguar de Kurt la aportó, por ejemplo, Hernán Rupolo, de Octafonic. También alguien prestó el Ibanez que usó Krist Novoselic y muchas de las cosas de la batería “el platilleo”, lo tenía Andy Vilanova, de Carajo, el Drum doctor del disco. Así fueron reuniendo todos los instrumentos que Ale Vázquez averiguó cuales eran exactamente.

“Ale decidió reinterpretarla en castellano”, dice Pablo y agrega: “Hicimos algo parecido a lo que hizo La Renga en “Hey, hey, my, my” “ y habla del cover de Neil Young que los de Mataderos incluyeron en “La Esquina del Infinito“. ¿El resultado? Un tema que suena como si el trío de Seattle lo estuviera tocando, con ese sonido bien Grunge, bien garage, el que Butch Vig consiguió y entró en la historia. Una de las grandes perlas del disco, que le calza justo a una placa que se mueve mucho en las aguas del “Grunge” y la típica banda de “garage” norteamericana. Enchufar los equipos y a darle con todo.

“Deporte Nacional” es la canción 11, y es una crítica, un poco, a todos aquellos que hablan por hablar. Al principio parece que irá por caminos a los que sólo volverá al final, con algunas reminiscencias a un sonido Beatle, algo inédito en la discografía de El Bordo. Todo el resto del track es un rock potente, con mucha guitarra, con una batería que marca muy bien el pulso de un tema que, en definitiva, expresa un poco de enojo con los que “hablan por hablar”. “Ese abismo entre vos y yo// es una selfie de generación” escupe un Kurz rabioso.

“Carta a un Amigo” y, es ni más ni menos que eso. Un relato hacia alguien que no se especifica, ni la banda lo revela. Tiene un dejo de tristeza y melancolía y sirve como corolario, una cadencia en la voz, similar a “Con el cuerpo a la mitad”. En ese último track, Ale, con un dejo de añoranza en su voz, canta: “Carta a un amigo que estuvo a mi lado y hoy parece un extraño”.

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Carlos Pellegrini y que hoy por hoy han mutado, en uno de los grupos con más presente -y sin duda- más futuro en la escena del Rock Nacional.

La tapa de “El Refugio”, el nuevo disco de “El Bordo”, disponible en Spotify desde este viernes.

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