Voces

Da-Skate: “El sectarismo mata la escena hardcore”

El cuarteto nacido en Mercedes presenta "Diecisiete" el 24 de junio en La Trastienda. Desde el nicho más profundo del Under, una banda que tiene mucho para decir.

Da-Skate
Da-Skate

“Mi prioridad es construir las bases para los que vienen atrás. Y resistir los golpes y caminar” comienza a cantar Leandro Flores en “Para los que vienen atrás”, uno de los temas del segundo álbum de Da-Skate. Aquel tema de “Piacenza” destaca parte del pensamiento de la banda, que con el correr de los años y las nuevas producciones discográficas, se afianzó teniendo en cuenta que lo importante no es solo lo que se dice en las letras, sino que el trabajo, la madurez y la constancia también sirven de ejemplo para mantener una idea, una escena y una amplia perspectiva musical.

Leandro en voz, Eugenia Valle en bajo, Germán Pace en la batería y el “Tano” Marcos Di Federico en guitarra, conforman este grupo de furioso hardcore punk, que de a poco le va tomando cariño al punk rock, y el 24 de junio presentarán la nueva producción, Dieciesiete”, en La Trastienda.

RNB: Para una banda de hardcore punk, no es común tocar en un escenario como el de La Trastienda. ¿Por qué la elección?

Leandro Flores: En parte fue dar un paso, pero nos planteamos no dejar pasar los gustos que nos queremos dar. Este último tiempo empezamos a ponerle garra a lo que nos gustaría disfrutar. Estamos en otra posición, cada vez ser más descontracturados con las decisiones. Si realmente es un lugar en el que queremos tocar, con todas las cosas en contra que puede haber, priorizamos en dar ese paso.

RNB: En “Diecisiete” se nota una madurez creativa, y mucha cercanía con el punk rock. ¿Cómo surgió el disco más diferente en su carrera?

LG: Cuando empezamos a hacer los temas, no nos limitamos. En los otros discos, con los 40 y pico de temas que tenemos, laburábamos de otra forma. Acá necesitábamos no ponernos un límite. No pensamos en el punk como forma de expresarnos mejor, sino que salió así. Quedó más liviano. Y encajó perfecto con los matices que queríamos darle a la música. Para el armado del tracklist no respetamos algo en general, pero pensamos en las velocidades, en no pisar un tema con otro que empiece en el mismo tono. Es un trabajo duro ese, mucho más cuando tenés tantos temas entre las manos.


RNB: Históricamente, sus álbumes tenían nombres de ciudades (“Bhopal”, “Piacenza”, “Jauregui”, “Stalingrado”). ¿Por qué el cambio drástico con esta nueva producción?

LG: El nombre nace de un suceso trágico del lado de Euge, su hermana murió un 17 de diciembre de 2009. Empezó a ver el número 17 por un montón de lados. Me lo comentó a mí y no le daba importancia, pero al ver que estaba insistente con ese número, notamos que muchas cosas tenían connotación con ese número. Rami, el batero anterior se fue y Germán nació un 17 de diciembre. Es su número favorito. Ya me empezó a caber. Pasaron muchas cosas relacionadas a eso, y coincidimos que estaba bueno cerrar el ciclo de esta locura del “17” con un disco. Nuestros discos siempre tuvieron nombre de ciudades, pero notamos que en otras bandas también usaban la misma temática. Como la banda cambió, la música dentro del estilo, el cambio ameritaba un vuelco y por eso el nombre.

RNB: ¿Pensaron en cómo sería la respuesta de sus seguidores, teniendo en cuenta que es un álbum bisagra por estas diferencias que nombran?

Marcos Di Federico: El único que lo cuestionaba era Leandro, pensando en si a la gente le iba a gustar o no. De pronto es un pecado, pero si la canción está buena, no me importa si es más pesada o más melódica, mientras me genere algo. Esas canciones son las que más me gustan. Por otro lado, nunca sabés cómo va a ser la devolución antes de que lo lances, así que tenés que seguir lo que te guste realmente a vos, eso es lo más importante, nos gustan los 17 temas, no hay cosas de relleno acá.

LF: Uno crece, cambia y también se divierte. Más allá de la fórmula, estribillo gritado – un coro y termina la canción. No va por ahí. En ese afán de ir por diferentes lugares, vas con otros matices más melódicos. Eso hace que este disco sea mejor que Stalingrado, y un alivio. Estoy seguro de que muchos fanáticos se van a quedar con el disco anterior porque era más Da Skate puro, si se lo quiere llamar así. Para los nuevos es algo para descubrir, y para los viejos es un alivio. Hubiese aburrido seguir con la misma. Esta bueno sorprendernos. No te esperabas nunca una base super punk en nuestros temas, en ese sentido es una brisa de aire fresco.


RNB: Uno de los fuertes de Da-Skate es la lírica, por utilizar diversos temas de la física, la historia o la matemática para referirse a cosas más universales. ¿Cómo nace hacer las letras de esa manera intelectual?

LF: No pienso que alguien se vaya a dar cuenta de eso porque no se estila analizar esas cosas. Es más simple ahora, les gusta la letra o no, dicen “mirá lo que canta”. Está buenísimo que alguien, aunque sea uno lo entienda. Me queda gigante eso de intelectual. Lo que me gusta es decir algo sin caer en lo mismo. Me gusta la física y la ingeniería, y me parece divertido unirlas con otras temáticas completamente diferentes. Trato de buscar un disparador para armar el tema.

MDF: Agarrás el disco, y cada canción tiene su personaje atrás. Podés investigar a través del disco, a mí me pasa siempre con sus letras, me hace buscar quién era, o de qué habla.

RNB: La introducción del álbum es una escena de la serie “The Bridge”, en la que se habla del hecho de no poder escapar del pasado. ¿Por qué les parecía importante plasmar esa idea?

LF: Soy un poco loco con eso. Soy capaz de parar una serie o película que estoy viendo para anotar cosas. En todos los discos hacemos algo con discursos o escenas. En “Jáuregui” hay una escena del film “Quien quiere ser millonario”; En Stalingrado una de “El gran Torino”; En “Bhopal”, un discurso de Martin Luther King; Y en “Piacenza” una escena de la serie “Los Soprano”. En el caso de “The Bridge”, quisimos poner ese extracto porque la canción que abre el disco, “La peor táctica es atacar la ciudad” continúa esa esa idea, abrir la cabeza y repensar el pasado. Obviamente no significa que te detengas ahí. Hay que aprender a analizarlo. Hay gente que no puede trabajar su pasado, no se da cuenta que ir para adelante depende de ello. Te podés quedar embarrado en eso y hoy tu vida es una mierda. El tipo que puede corregir, acomodar, entender, analizar, lo tiene más liviano.


RNB: Con más de 13 años de trayectoria, ¿Cómo notan la escena hardcore punk?

LG: Estamos en pleno recambio de público. Cuando empezamos a tocar, esa movida, en ese momento estaba sufriendo el mismo recambio que ahora. La diferencia principal es que, en ese entonces, la masividad de internet no era lo misma. Hoy la gente no va a un recital para conocer cosas, para nutrirse, para disfrutar. Todo se contagia por masividad. Si una banda llena un local, la gente se inclina por ir a ver ese tipo de bandas. No va a ver una banda que recién empieza. No se toma un colectivo hasta algún lugar por algo que no conoce, sino que se queda con lo que conoce.

RNB: Con ese panorama, ¿cómo se mantienen las ganas de seguir tocando?

LF: No caer en el camino, no perder la motivación, no rodearse de mala gente. Nosotros llevamos 13 años, quizás porque nunca nos dimos cuenta que tocamos hardcore (risas). Muchas veces el sectarismo es lo que destruye la evolución de las bandas y su continuidad. Uno mira para atrás y las bandas pioneras siguen estando en el mismo lugar y las convocantes son las mismas. Si en 10 años no hubo un cambio, hay algo extraño. No hay lugar para bandas nuevas, siempre ponen miles de trabas para hacer un recital. Eso te quita ganas, te tira para atrás. La gente va perdiendo la creatividad. Es más fácil hacer un tema comercial para que pegue, y dejas de ser vos mismo, por un poco de popularidad. Todo eso, más el sectarismo, fue matando al hardcore punk.

MDF: Hace poco un integrante de una banda amiga que hace post hardcore, algo muy copado, me contó que empezaron a hacer algo más relacionado al rock porque el camino es por ahí. No va por el lado de la necesidad artística que tengas el cambio, sino que lo toman como un proyecto de trabajo. Uno podría tocar otro estilo de música, pero lo que me gusta es esto, no lo veo como una veta”.

LF: Hay espíritu todavía, que se va perdiendo, pero eso le tiene que ganar a lo sectario que divide. Ojalá que haya cosas que hagan que se despierte la escena. Hay un potencial terrible, pero tapado por el simplismo, el conformismo. Todos se mueven en la zona de confort porque rinde. Nosotros creemos que el hardcore no tiene que ver con eso.

Entrevista: Darío Martín Pérez
Fotos: Cristian Sangermano