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Skay y Los Fakires brillaron igual que el fuego, una vez más

La noche tiró un salto mortal, ante una veda electoral, y Skay Beilinson brilló ante un Krakovia repleto. Córdoba dio lugar para el reencuentro: la guitarra más emblemática del rock nacional se fundió una vez más con su público.

Pocas cosas hoy en día logran sorprenderte y atravesarte. Vivimos un realidad compleja y virtual, vivimos distraídos y con una desesperanza que preocupa. Pero todavía existen, por suerte, de esas cosas que te sorprenden y atraviesan. Este sábado ocurrió. El universo conspiro y vivimos una noche fuera de serie, Eduardo Skay Beilinson brindó un show para enamorar, admirar y disfrutar.

La entrada citaba a las 20hs. en un Abasto unificado por la energía y la fiesta que prometía una noche redonda. Banderas sobre costanera y el público copando, muy de a poco, las afueras de Krakovia. La escalera que te comunica hacia el lugar se fue llenando  y el público comenzaba a palpitar lo que sería un show emocionante. Cerca de las 21hs comenzaron a escucharse los cánticos previos a una fiesta con gusto a ricota.

Pasado unos minutos de las 21:30hs, Skay y los Fakires, pisaron tierra firme y se hicieron ver en las tablas. Los primeros acordes sonaron y comenzó un viaje de ida para todos los presentes. El tema apertura fue “Ángeles caídos” casi ensamblado con “Territorio Caníbal” y “Oda A La Sin Nombre”, tema por el cual el público se hizo uno, acompañando en saltos y coros a una banda que denotaba alegría y calidez. Continuaron con “Ya lo sabes” tema que sirvió para reforzar la creencia que donde estábamos, teníamos que estar. Un lugar especial, una morada espacial, donde se besan cielo y tierra y la convicción de que todo lo pasara esa noche iba a estar bien.

Lo que siguió fue “Egotrip”, “El equilibrista” y “En la fragua” temas que conforman su último álbum El engranaje de cristal (2016).  El repaso por su discografía continúo, y fue el turno a “El redentor secreto”. Con el corazón en la mano y emociones que desbordaban a más de uno, comenzó lo que sería un tema esperado y anhelado por los presentes: “JiJiJi” y el pogo más grande del mundo. El corazón de Patricio Rey se adueñó de las almas presentes y lo que continuó fueron solo aciertos para una sociedad con carencias.

Solo llevo unos minutos tomar aire para seguir, había que bajar un poco después de semejante pieza musical, y fue el turno de “Aves migratorias” seguido de “Lejos de casa” y “Chico bomba”. La fiesta se hizo interminable, rodeados de clásicos y nuevos temas creados especialmente para acariciarnos el alma, hacernos creer y vibrar en comunión. Lo noche siguió con “La Calle del limbo” y “Quisiera llevarte”.

Aún había sed de Redondos, y sí, difícil es saciar algo insaciable. Sería como querer tapar el sol con un pulgar. Empezó a sonar “El Pibe de los Astilleros” ¿Y hace falta descripción? Así es, Krakovia, el Abasto y las vías retumbaron. El corazón y cientos de brazos al aire, entonaban las sentidas estrofas, dejando más de lo que se podía dar.  Temas con gran intensidad que despiertan pasiones hasta del más oscuro ser. El show continúo a un ritmo que no te daba margen a parar. Sonaron “Flores secas”, “Falenas en celo” y esa guitarra que no dejaba de hacerte rugir, marcó los acordes de “El Golem de Paternal”. Inevitable sentir como el corazón seguía su pulso, la banda se apoderaba de tus movimientos y la batería perforaba el pecho de adentro hacia afuera de la gente que se encontraba ahí.

Interminable noche, interminables emociones pero, como un buen anfitrión, nos anticipaba que el final estaba llegando, “El fantasma del 5to piso” sonó seguida por “Tal vez mañana”.

Las despedidas, sin duda alguna, son amargas. El consuelo quizás sea, el saber que volveremos. Que esa energía y a esa guitarra le quedan aún más shows por brindar. Llego el final y fue de la mano de “El sueño del Jinete”. La fiesta culmino, pero siempre habiéndolo dejado todo en la cancha, como debe ser y de ambas parte. La conexión entre El Flaco, su guitarra y la gente es lo que le hace falta a esta sociedad. Más Skay, más corazón y más unión.

Poder, hoy en día, vivir sensaciones como las que se vivieron el sábado, son motivo suficiente para seguir creyendo. Para sostener con convicción que las pasiones sigue intactas, que aún existen los momentos de plenitud y armonía. Podemos sostener que todavía existen esas cosas que te sorprenden y atraviesan, todavía existe la mística ricotera y todo lo que eso significa.

Eduardo “Skay” Beilinson ¡A su salud!

 

Fotos y crónica de May Suarez